/ jueves 25 de febrero de 2021

A falta de cartuchos, resorteras

A unos les quemaron los cartuchos antes de registrarlos formalmente, otros irán a las elecciones con resortera, lo que se aproxima es predecible, la gran mayoría de los partidos echará mano el 6 de junio no de lo que quisiera sino de lo que le quedó en los anaqueles o lo que les ordenaron poner.

Buscar en la caja de los tiros y encontrar sólo casquillos percutidos, unas cuantas piedrillas y algunas débiles ligas para fabricar resorteras frustra al mayor de los optimistas.

A ojo de buen cubero ninguno de los partidos que competirán en las elecciones venideras tuvo el acierto de sujetarse de la mano del tiempo para crear, madurar y preparar candidaturas competitivas y novedosas.

Ruiz Esparza es el último ejemplo vivo por así decirlo. Y los escándalos de aspirantes de MC lo rubrican.

Tampoco lo hicieron los grupos de poder municipal ni estatal. Distinto a AMLO que sigue construyendo en Ebrard y Sheinbaum misiles poderosos para el 24, los de aquí no tomaron esa precaución para este 2021.

Peor ironía que la de Néstor Camarillo con ninguno de sus pares se compara. Ser el dirigente más joven de un partido pero contar con los cuadros más viejos de la política poblana es el resultado de una terrible combinación de intereses mal acomodados con compromisos inevitables.

Lo que hará Néstor será lo mismo que han hecho quienes le antecedieron en el puesto. Ganará diputaciones y alcaldías con apellidos de arraigo priista, entregará pluris a vacas sagradas y enviará a la derrota a priistas soñadores.

La bala de plata que Genoveva pudo disparar con Tony Gali debió guardarla para otra ocasión, pues cuando la mostró públicamente, el demonio se apareció con la carretilla colmada de demandas judiciales listas para su entrega en la ventanilla de Plaza Dorada.

Otros morenovallistas tentados a dar continuidad a sus carreras políticas frenaron de golpe sus apetencias cuando divisaron a la distancia la carretilla mostrada a Gali en tono morado. Lo que parece es. Fuerzas poderosas, calculadoras y caprichosas siguen abriendo camino a Rivera Pérez para lograr su propósito.

Con Tony en el juego Rivera Pérez no habría tenido chance.

Una elección constitucional donde partidos, facciones y liderazgos hubieran echado mano de sus mejores cuadros y personajes habría animado a los votantes a ir a las urnas.

En vez de eso, la opción se limitará a reelegir, reciclar o votar por inventos de laboratorios electorales y ocurrencias. El Capi Ruiz Esparza fragmenta el voto del PAN, ya lo dijeron, pero en mayor medida restaría votos al Chelis si lograra la candidatura por Morena.

Rivera Pérez volvería a ganar en ese encuadre.

El destino se empeña en oprimir la garganta del electorado con el escenario que nos pinta para junio. Tan pobre oferta de candidaturas, añadido a lo terrible de la pandemia, sólo arroja un pronóstico. Dios alienta el abstencionismo con su inmenso poder.

Ni en los peores tiempos del morenovallismo su mano celestial oprimió con tanta ira los cuellos de quienes pudieron despertar entusiasmo a las elecciones más hermosas de los tiempos actuales. Las del 6 de junio.

A unos les quemaron los cartuchos antes de registrarlos formalmente, otros irán a las elecciones con resortera, lo que se aproxima es predecible, la gran mayoría de los partidos echará mano el 6 de junio no de lo que quisiera sino de lo que le quedó en los anaqueles o lo que les ordenaron poner.

Buscar en la caja de los tiros y encontrar sólo casquillos percutidos, unas cuantas piedrillas y algunas débiles ligas para fabricar resorteras frustra al mayor de los optimistas.

A ojo de buen cubero ninguno de los partidos que competirán en las elecciones venideras tuvo el acierto de sujetarse de la mano del tiempo para crear, madurar y preparar candidaturas competitivas y novedosas.

Ruiz Esparza es el último ejemplo vivo por así decirlo. Y los escándalos de aspirantes de MC lo rubrican.

Tampoco lo hicieron los grupos de poder municipal ni estatal. Distinto a AMLO que sigue construyendo en Ebrard y Sheinbaum misiles poderosos para el 24, los de aquí no tomaron esa precaución para este 2021.

Peor ironía que la de Néstor Camarillo con ninguno de sus pares se compara. Ser el dirigente más joven de un partido pero contar con los cuadros más viejos de la política poblana es el resultado de una terrible combinación de intereses mal acomodados con compromisos inevitables.

Lo que hará Néstor será lo mismo que han hecho quienes le antecedieron en el puesto. Ganará diputaciones y alcaldías con apellidos de arraigo priista, entregará pluris a vacas sagradas y enviará a la derrota a priistas soñadores.

La bala de plata que Genoveva pudo disparar con Tony Gali debió guardarla para otra ocasión, pues cuando la mostró públicamente, el demonio se apareció con la carretilla colmada de demandas judiciales listas para su entrega en la ventanilla de Plaza Dorada.

Otros morenovallistas tentados a dar continuidad a sus carreras políticas frenaron de golpe sus apetencias cuando divisaron a la distancia la carretilla mostrada a Gali en tono morado. Lo que parece es. Fuerzas poderosas, calculadoras y caprichosas siguen abriendo camino a Rivera Pérez para lograr su propósito.

Con Tony en el juego Rivera Pérez no habría tenido chance.

Una elección constitucional donde partidos, facciones y liderazgos hubieran echado mano de sus mejores cuadros y personajes habría animado a los votantes a ir a las urnas.

En vez de eso, la opción se limitará a reelegir, reciclar o votar por inventos de laboratorios electorales y ocurrencias. El Capi Ruiz Esparza fragmenta el voto del PAN, ya lo dijeron, pero en mayor medida restaría votos al Chelis si lograra la candidatura por Morena.

Rivera Pérez volvería a ganar en ese encuadre.

El destino se empeña en oprimir la garganta del electorado con el escenario que nos pinta para junio. Tan pobre oferta de candidaturas, añadido a lo terrible de la pandemia, sólo arroja un pronóstico. Dios alienta el abstencionismo con su inmenso poder.

Ni en los peores tiempos del morenovallismo su mano celestial oprimió con tanta ira los cuellos de quienes pudieron despertar entusiasmo a las elecciones más hermosas de los tiempos actuales. Las del 6 de junio.