/ miércoles 25 de mayo de 2022

A Puerta Cerrada | Crisis (y prueba) para Ignacio Mier

Por segunda ocasión en seis meses se ha puesto a prueba el grado de influencia de Ignacio Mier Velazco, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, no solo con altos servidores públicos de la administración federal, sino con el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador.

La primera ocurrió en noviembre del año pasado, cuando su hijo Ignacio Mier Bañuelos, presidente municipal de Tecamachalco, se convirtió en blanco de señalamientos tras el episodio de violencia en el que tres agentes ministeriales fueron asesinados por elementos de seguridad pública de ese ayuntamiento.

Aquella vez corrió la versión de que Mier Bañuelos sería aprehendido por la Fiscalía General del Estado y llevado a cuentas ante un juez, de la misma forma que había ocurrido con Alejandro Santizo Méndez, jefe de los policías, inmediatamente después del triple homicidio.

Versiones extraoficiales afirmaron entonces que Mier papá había logrado contener la acción de las autoridades estatales en contra de su hijo gracias a las relaciones, de muy alto perfil, que mantiene con algunos de los personajes más encumbrados de la cuatroté.

Cierto o no, Ignacio Mier Bañuelos y el ayuntamiento de Tecamachalco dejaron de ser tema de debate público y el incidente, grave, se quedó en los terrenos del Poder Judicial, con Santizo y otras 13 personas detenidas como probables responsables de la muerte de aquellos tres agentes.

El tema se diluyó de la agenda política y mediática del estado.

Seis meses después una nueva crisis vuelve a ubicar en el foco de atención a Mier Velazco, presuntamente aliado personal y casi amigo de López Obrador.

La exhibición de un supuesto proceso jurídico en su contra por lavado de dinero y la aprehensión de su socio en el periódico Cambio, José Arturo Rueda Sánchez de la Vega, vienen a poner a prueba, otra vez, su cercanía con el inquilino de Palacio Nacional, que, ante los ojos del respetable, figura como única puerta de salida a un conflicto que podría terminar de tajo con sus aspiraciones.

Hace poco más de un año, Mier Velazco asumió que la posición que desempeñaba en el tablero político del presidente podría catapultarlo hasta la gubernatura, por lo que emprendió una estrategia que lo vino a colocar pronto como uno de los punteros en el partido presidencial: Morena.

Apoyado justamente en esa supuesta cercanía con López Obrador, se montó en un proyecto que ha encontrado su principal obstáculo en el gobernador Miguel Barbosa, a quien no quiso o no supo poner de su lado para obtener de él la aprobación que le ayudara.

Hoy los integrantes de la clase política local están expectantes.

Creen, y con razón, que esta crisis será un buen momento para saber si, como se rumora, el diputado federal goza de los aprecios de Palacio Nacional para ser el próximo candidato a gobernador de la cuatroté.

Sacar a su socio de prisión parecería una tarea imposible para un ciudadano común, pero no para un personaje público poderoso e influyente.

Si Mier lo consigue, mandará un importante mensaje en ese sentido.

Y si no, bastante trabajo tendrá para protegerse a sí mismo de los daños colaterales.


Twitter: @jorgerdzc

Por segunda ocasión en seis meses se ha puesto a prueba el grado de influencia de Ignacio Mier Velazco, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, no solo con altos servidores públicos de la administración federal, sino con el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador.

La primera ocurrió en noviembre del año pasado, cuando su hijo Ignacio Mier Bañuelos, presidente municipal de Tecamachalco, se convirtió en blanco de señalamientos tras el episodio de violencia en el que tres agentes ministeriales fueron asesinados por elementos de seguridad pública de ese ayuntamiento.

Aquella vez corrió la versión de que Mier Bañuelos sería aprehendido por la Fiscalía General del Estado y llevado a cuentas ante un juez, de la misma forma que había ocurrido con Alejandro Santizo Méndez, jefe de los policías, inmediatamente después del triple homicidio.

Versiones extraoficiales afirmaron entonces que Mier papá había logrado contener la acción de las autoridades estatales en contra de su hijo gracias a las relaciones, de muy alto perfil, que mantiene con algunos de los personajes más encumbrados de la cuatroté.

Cierto o no, Ignacio Mier Bañuelos y el ayuntamiento de Tecamachalco dejaron de ser tema de debate público y el incidente, grave, se quedó en los terrenos del Poder Judicial, con Santizo y otras 13 personas detenidas como probables responsables de la muerte de aquellos tres agentes.

El tema se diluyó de la agenda política y mediática del estado.

Seis meses después una nueva crisis vuelve a ubicar en el foco de atención a Mier Velazco, presuntamente aliado personal y casi amigo de López Obrador.

La exhibición de un supuesto proceso jurídico en su contra por lavado de dinero y la aprehensión de su socio en el periódico Cambio, José Arturo Rueda Sánchez de la Vega, vienen a poner a prueba, otra vez, su cercanía con el inquilino de Palacio Nacional, que, ante los ojos del respetable, figura como única puerta de salida a un conflicto que podría terminar de tajo con sus aspiraciones.

Hace poco más de un año, Mier Velazco asumió que la posición que desempeñaba en el tablero político del presidente podría catapultarlo hasta la gubernatura, por lo que emprendió una estrategia que lo vino a colocar pronto como uno de los punteros en el partido presidencial: Morena.

Apoyado justamente en esa supuesta cercanía con López Obrador, se montó en un proyecto que ha encontrado su principal obstáculo en el gobernador Miguel Barbosa, a quien no quiso o no supo poner de su lado para obtener de él la aprobación que le ayudara.

Hoy los integrantes de la clase política local están expectantes.

Creen, y con razón, que esta crisis será un buen momento para saber si, como se rumora, el diputado federal goza de los aprecios de Palacio Nacional para ser el próximo candidato a gobernador de la cuatroté.

Sacar a su socio de prisión parecería una tarea imposible para un ciudadano común, pero no para un personaje público poderoso e influyente.

Si Mier lo consigue, mandará un importante mensaje en ese sentido.

Y si no, bastante trabajo tendrá para protegerse a sí mismo de los daños colaterales.


Twitter: @jorgerdzc