/ lunes 6 de junio de 2022

A Puerta Cerrada | La disputa en Morena

La elección de gobernador en seis estados de la república mexicana fue marcada como una fecha relevante en el calendario de actividades de los militantes de Morena opositores a su dirigente nacional, Mario Delgado Carrillo. A partir de las contiendas, que se celebraron este domingo, los disidentes, que además de Delgado buscan el relevo de decenas de líderes estatales, como Aristóteles Belmont Cortés en Puebla, apretarán el paso en la búsqueda de la consecución de sus objetivos.

No fue casualidad que este sábado, justo un día antes de las elecciones en Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo, Aguascalientes, Durango y Tamaulipas, esos opositores, liderados por John Ackerman Rose, estuvieran en Puebla para realizar una asamblea preparatoria a la Convención Nacional Morenista del próximo 6 de agosto en la Ciudad de México, en la que intentarán dar el golpe definitivo para echar abajo a Delgado y sus aliados regados por todo el país.

Ackerman encabezó un acto disidente en el centro deportivo del Instituto Mexicano del Seguro Social de La Libertad, con unos dos mil integrantes del partido supuestamente convencidos de la necesidad de renovar cuadros de dirigencia con liderazgos elegidos democráticamente, emanados de las bases, no seleccionados de manera unilateral desde la capital del país.

Al margen de los fines nacionales que tiene este movimiento, lo que nos debe ocupar es lo relacionado con Puebla.

Junto con Ackerman estuvo Carlos Figueroa Ibarra, secretario de Derechos Humanos del CEN, pero también Gabriel Biestro Medinilla, el secretario del Trabajo de la administración estatal que tiene carrera política propia y se representa a sí mismo, pero que por ahora juega en el bando de su jefe el gobernador, Miguel Barbosa Huerta.

La disputa por la dirigencia estatal de Morena representa un asunto prioritario en la ruta electoral del 2024.

Hasta ahora, el gobernador Barbosa no ha podido controlar al partido, debido, principalmente, a la oposición de Aristóteles Belmont, que ha heredado de Edgar Garmendia de los Santos y Carlos Evangelista ese rechazo automático a la injerencia del mandatario.

Cuando arribó a Puebla como delegado del CEN, el diputado federal Marcos Rosendo Medina Filigrana reconoció en público el distanciamiento que existía entre la dirigencia y el gobernador, y aseguró que eso se resolvería en el futuro inmediato, en beneficio no de alguno de los grupos, sino del propio partido, que a partir de una mejor interlocución entre sus liderazgos podría alcanzar mayores éxitos electorales.

Ocho meses después de eso, que sucedió en noviembre, nada ha cambiado.

La mala relación sigue.

Por eso Biestro, que probablemente trae entre ojos la dirigencia estatal de Morena, anduvo muy activo en el evento del sábado, no como invitado, sino como organizador.

En efecto, el exdiputado local y exaspirante a la presidencia municipal de Puebla fue el responsable de llevar las dos mil personas al inmueble del Seguro Social y preparar el escenario para que Ackerman se lanzara, otra vez, contra Mario Delgado.

La gran duda tiene que ver con el presidente del CEN, ¿resistirá los embates o caerá fulminado por el movimiento opositor?

Delgado tiene en Ignacio Mier Velazco a un importante aliado en Puebla, que ha sido hasta ahora uno de los pilares de Belmont.

El punto es que para mantener a sus muchachos en Puebla, muy a pesar del gobernador, primero debe sobrevivir a su cargo en la dirigencia nacional.

La fecha límite que se han puesto los disidentes, como Biestro, es el 6 de agosto.


Twitter: @jorgerdzc

La elección de gobernador en seis estados de la república mexicana fue marcada como una fecha relevante en el calendario de actividades de los militantes de Morena opositores a su dirigente nacional, Mario Delgado Carrillo. A partir de las contiendas, que se celebraron este domingo, los disidentes, que además de Delgado buscan el relevo de decenas de líderes estatales, como Aristóteles Belmont Cortés en Puebla, apretarán el paso en la búsqueda de la consecución de sus objetivos.

No fue casualidad que este sábado, justo un día antes de las elecciones en Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo, Aguascalientes, Durango y Tamaulipas, esos opositores, liderados por John Ackerman Rose, estuvieran en Puebla para realizar una asamblea preparatoria a la Convención Nacional Morenista del próximo 6 de agosto en la Ciudad de México, en la que intentarán dar el golpe definitivo para echar abajo a Delgado y sus aliados regados por todo el país.

Ackerman encabezó un acto disidente en el centro deportivo del Instituto Mexicano del Seguro Social de La Libertad, con unos dos mil integrantes del partido supuestamente convencidos de la necesidad de renovar cuadros de dirigencia con liderazgos elegidos democráticamente, emanados de las bases, no seleccionados de manera unilateral desde la capital del país.

Al margen de los fines nacionales que tiene este movimiento, lo que nos debe ocupar es lo relacionado con Puebla.

Junto con Ackerman estuvo Carlos Figueroa Ibarra, secretario de Derechos Humanos del CEN, pero también Gabriel Biestro Medinilla, el secretario del Trabajo de la administración estatal que tiene carrera política propia y se representa a sí mismo, pero que por ahora juega en el bando de su jefe el gobernador, Miguel Barbosa Huerta.

La disputa por la dirigencia estatal de Morena representa un asunto prioritario en la ruta electoral del 2024.

Hasta ahora, el gobernador Barbosa no ha podido controlar al partido, debido, principalmente, a la oposición de Aristóteles Belmont, que ha heredado de Edgar Garmendia de los Santos y Carlos Evangelista ese rechazo automático a la injerencia del mandatario.

Cuando arribó a Puebla como delegado del CEN, el diputado federal Marcos Rosendo Medina Filigrana reconoció en público el distanciamiento que existía entre la dirigencia y el gobernador, y aseguró que eso se resolvería en el futuro inmediato, en beneficio no de alguno de los grupos, sino del propio partido, que a partir de una mejor interlocución entre sus liderazgos podría alcanzar mayores éxitos electorales.

Ocho meses después de eso, que sucedió en noviembre, nada ha cambiado.

La mala relación sigue.

Por eso Biestro, que probablemente trae entre ojos la dirigencia estatal de Morena, anduvo muy activo en el evento del sábado, no como invitado, sino como organizador.

En efecto, el exdiputado local y exaspirante a la presidencia municipal de Puebla fue el responsable de llevar las dos mil personas al inmueble del Seguro Social y preparar el escenario para que Ackerman se lanzara, otra vez, contra Mario Delgado.

La gran duda tiene que ver con el presidente del CEN, ¿resistirá los embates o caerá fulminado por el movimiento opositor?

Delgado tiene en Ignacio Mier Velazco a un importante aliado en Puebla, que ha sido hasta ahora uno de los pilares de Belmont.

El punto es que para mantener a sus muchachos en Puebla, muy a pesar del gobernador, primero debe sobrevivir a su cargo en la dirigencia nacional.

La fecha límite que se han puesto los disidentes, como Biestro, es el 6 de agosto.


Twitter: @jorgerdzc