/ viernes 3 de diciembre de 2021

A Puerta Cerrada | La encrucijada de Eduardo Rivera

Eduardo Rivera Pérez ha sido excluido de los análisis elaborados con motivo del desencuentro que protagonizaron el gobernador Miguel Barbosa y los socios de la Coparmex el jueves de la semana pasada en la hacienda propiedad de Jorge Roberto Espina Reyes, expresidente del Consejo Coordinador Empresarial, pero el alcalde de Puebla será, en el mediano plazo, uno de los principales damnificados políticos de ese acontecimiento.

El presidente municipal goza hasta ahora de una interlocución estrecha y permanente con el gobernador, quien ha expresado de todas las maneras posibles su disposición para ayudar al edil, emanado del PAN, en la atención de las necesidades de los habitantes de la ciudad de Puebla.

Seguridad pública, ambulantaje y reparación de vialidades han sido temas de agenda común al comienzo del nuevo trienio. La respuesta mancomunada a la crisis de San Pablo Xochimehuacan por la explosión de una toma clandestina de gas LP, ocurrida en la madrugada del domingo 31 de octubre, llevó las buenas intenciones del discurso a la vida real. En resumen, lo que se ha visto hasta hoy ha sido un buen arranque en materia de colaboración entre los dos niveles de gobierno.

Pese a ello, integrantes de la clase política un tanto escépticos, catastrofistas con el destino de esa relación, se han preguntado cómo y cuándo será que estos dos personajes dejarán de ser los aliados que ahora mismo son, sin importar que provengan de partidos políticos opuestos y rivales entre sí: Morena y el PAN.

Un bloque mayoritario de esos comentadores ha apostado que las primeras desavenencias sucederán cuando Rivera Pérez, ya empoderado, difiera de las disposiciones recomendadas por Barbosa y pretenda pintar su raya, revelarse pues. Otro ha ido más lejos en el tiempo, al prever que la fractura, de darse, ocurrirá hasta la contienda electoral del 2024 y solo en caso de que el edil compita como candidato del PAN –en su alianza con el PRI y el PRD—al gobierno del estado.

Una y otra son especulaciones que flotan en el ambiente.

Las diferencias que mantienen separados a los presidentes de las cámaras empresariales y al mandatario estatal, profundizadas el jueves en la reunión de la Coparmex, sin embargo, podrían adelantarse a los escenarios planteados líneas atrás y representar el factor de cambio en la camaradería de los dos gobernantes.

Esos líderes de la iniciativa privada que la cuatroté desdeña por principio ideológico fueron de los primeros actores públicos en reunirse con Eduardo Rivera Pérez después de la elección del 6 de junio, y no por casualidad, sino por afinidad de pensamiento y coincidencia de intereses.

La derecha, las cámaras empresariales y el PAN van en el mismo barco.

Ante la imposibilidad de superar diferencias con Barbosa, de frente al próximo proceso electoral, le pedirán a Rivera Pérez que marque una línea y defina públicamente de qué lado está, en el entendido de que estos tres entes –derecha, IP y Acción Nacional—han coexistido de la mano para avanzar en la consecución de sus objetivos, económicos y políticos, y así seguirán.

La eventual continuación de Morena y la cuatroté es motivo de preocupación permanente en el sector empresarial.

Todo junto, el contexto nacional y las circunstancias locales, llevará a los hombres y las mujeres de negocios del estado a exigirle al edil con aspiraciones de convertirse en gobernador que se separe del mandatario en funciones.

Pasará, tarde o temprano.


Twitter: @jorgerdzc


Eduardo Rivera Pérez ha sido excluido de los análisis elaborados con motivo del desencuentro que protagonizaron el gobernador Miguel Barbosa y los socios de la Coparmex el jueves de la semana pasada en la hacienda propiedad de Jorge Roberto Espina Reyes, expresidente del Consejo Coordinador Empresarial, pero el alcalde de Puebla será, en el mediano plazo, uno de los principales damnificados políticos de ese acontecimiento.

El presidente municipal goza hasta ahora de una interlocución estrecha y permanente con el gobernador, quien ha expresado de todas las maneras posibles su disposición para ayudar al edil, emanado del PAN, en la atención de las necesidades de los habitantes de la ciudad de Puebla.

Seguridad pública, ambulantaje y reparación de vialidades han sido temas de agenda común al comienzo del nuevo trienio. La respuesta mancomunada a la crisis de San Pablo Xochimehuacan por la explosión de una toma clandestina de gas LP, ocurrida en la madrugada del domingo 31 de octubre, llevó las buenas intenciones del discurso a la vida real. En resumen, lo que se ha visto hasta hoy ha sido un buen arranque en materia de colaboración entre los dos niveles de gobierno.

Pese a ello, integrantes de la clase política un tanto escépticos, catastrofistas con el destino de esa relación, se han preguntado cómo y cuándo será que estos dos personajes dejarán de ser los aliados que ahora mismo son, sin importar que provengan de partidos políticos opuestos y rivales entre sí: Morena y el PAN.

Un bloque mayoritario de esos comentadores ha apostado que las primeras desavenencias sucederán cuando Rivera Pérez, ya empoderado, difiera de las disposiciones recomendadas por Barbosa y pretenda pintar su raya, revelarse pues. Otro ha ido más lejos en el tiempo, al prever que la fractura, de darse, ocurrirá hasta la contienda electoral del 2024 y solo en caso de que el edil compita como candidato del PAN –en su alianza con el PRI y el PRD—al gobierno del estado.

Una y otra son especulaciones que flotan en el ambiente.

Las diferencias que mantienen separados a los presidentes de las cámaras empresariales y al mandatario estatal, profundizadas el jueves en la reunión de la Coparmex, sin embargo, podrían adelantarse a los escenarios planteados líneas atrás y representar el factor de cambio en la camaradería de los dos gobernantes.

Esos líderes de la iniciativa privada que la cuatroté desdeña por principio ideológico fueron de los primeros actores públicos en reunirse con Eduardo Rivera Pérez después de la elección del 6 de junio, y no por casualidad, sino por afinidad de pensamiento y coincidencia de intereses.

La derecha, las cámaras empresariales y el PAN van en el mismo barco.

Ante la imposibilidad de superar diferencias con Barbosa, de frente al próximo proceso electoral, le pedirán a Rivera Pérez que marque una línea y defina públicamente de qué lado está, en el entendido de que estos tres entes –derecha, IP y Acción Nacional—han coexistido de la mano para avanzar en la consecución de sus objetivos, económicos y políticos, y así seguirán.

La eventual continuación de Morena y la cuatroté es motivo de preocupación permanente en el sector empresarial.

Todo junto, el contexto nacional y las circunstancias locales, llevará a los hombres y las mujeres de negocios del estado a exigirle al edil con aspiraciones de convertirse en gobernador que se separe del mandatario en funciones.

Pasará, tarde o temprano.


Twitter: @jorgerdzc