/ miércoles 29 de septiembre de 2021

A puerta cerrada | La pelea por el PAN trasladada a San Lázaro

Son pocos, solo cinco, pero suficientes para provocar el cotilleo de sus pares del Partido Acción Nacional en la cámara de diputados.

Los diputados federales poblanos emanados del partido blanquiazul no han podido evitar que sus diferencias políticas, derivadas de la lucha encarnizada por la renovación de la dirigencia estatal, que todos los días da nota, salgan a la luz en el Congreso de la Unión.

En un enorme conjunto de 114 legisladores federales panistas, los poblanos Carolina Beauregard Martínez, Ana Teresa Aranda Orozco, Genoveva Huerta Villegas, Mario Riestra Piña y Humberto Aguilar Coronado no impidieron que sus compañeros de bancada se hayan enterado ya del pleito que se traen en la tierra de la cemita y el chile en nogada.

La fractura de los poblanos se ha manifestado desde la primera sesión presencial del pleno, en la selección misma de las curules existentes en la cámara.

Vea usted:

Ana Teresa Aranda y Mario Riestra, aliados en la puja por la renovación del Comité Directivo Estatal, metidos en el bando de Eduardo Rivera Pérez y Marcos Castro Martínez, ocupan asientos en la misma fila, casi pegados, solo separados por la curul de la diputada Rosa María González Azcárraga, de Tamaulipas, que pocas veces ha llegado a sentarse.

Genoveva Huerta y Carolina Beauregard, aliadas y comadres, son vecinas en otra fila.

La presidenta en busca de la reelección y su amiga incondicional se sientan codo a codo y van juntas a todos lados.

El quinto legislador poblano, Humberto Aguilar Coronado, oficialmente coordinador de los cinco, se ubica varias filas atrás de todos ellos, solo, como quien busca mantenerse al margen de la guerra, pero al mismo tiempo no tiene con quien compartir experiencias y opiniones.

Si pregunta usted, le dirán que la ubicación física de los diputados pertenecientes al grupo legislativo del PAN obedeció a un sorteo que contó con la supervisión fiel y estricta del coordinador general, Jorge Romero Herrera, pero la realidad es que no fue así, o sí, pero a medias.

Quienes pudieron, pidieron asiento, como fue el caso de los poblanos.

Por eso fue que su ubicación terminó por ser un auténtico reflejo de la polarización que existe dentro de ese partido en Puebla.

Genoveva Huerta por un lado y su contrincante, Ana Teresa Aranda, por el otro, mientras que el Tigre Humberto Aguilar guarda distancia, para no mancharse de lodo.

Por suerte, comentan allá en San Lázaro, las dos aspirantes a la presidencia del Comité Directivo Estatal, una en calidad de reelección, todavía se saludan cuando se ven.

Hasta ahora han conservado la prudencia y el respeto para darse los buenos días, o las buenas tardes, según sea el caso, en alivio de sus compañeros de partido.


Twitter: @jorgerdzc


Son pocos, solo cinco, pero suficientes para provocar el cotilleo de sus pares del Partido Acción Nacional en la cámara de diputados.

Los diputados federales poblanos emanados del partido blanquiazul no han podido evitar que sus diferencias políticas, derivadas de la lucha encarnizada por la renovación de la dirigencia estatal, que todos los días da nota, salgan a la luz en el Congreso de la Unión.

En un enorme conjunto de 114 legisladores federales panistas, los poblanos Carolina Beauregard Martínez, Ana Teresa Aranda Orozco, Genoveva Huerta Villegas, Mario Riestra Piña y Humberto Aguilar Coronado no impidieron que sus compañeros de bancada se hayan enterado ya del pleito que se traen en la tierra de la cemita y el chile en nogada.

La fractura de los poblanos se ha manifestado desde la primera sesión presencial del pleno, en la selección misma de las curules existentes en la cámara.

Vea usted:

Ana Teresa Aranda y Mario Riestra, aliados en la puja por la renovación del Comité Directivo Estatal, metidos en el bando de Eduardo Rivera Pérez y Marcos Castro Martínez, ocupan asientos en la misma fila, casi pegados, solo separados por la curul de la diputada Rosa María González Azcárraga, de Tamaulipas, que pocas veces ha llegado a sentarse.

Genoveva Huerta y Carolina Beauregard, aliadas y comadres, son vecinas en otra fila.

La presidenta en busca de la reelección y su amiga incondicional se sientan codo a codo y van juntas a todos lados.

El quinto legislador poblano, Humberto Aguilar Coronado, oficialmente coordinador de los cinco, se ubica varias filas atrás de todos ellos, solo, como quien busca mantenerse al margen de la guerra, pero al mismo tiempo no tiene con quien compartir experiencias y opiniones.

Si pregunta usted, le dirán que la ubicación física de los diputados pertenecientes al grupo legislativo del PAN obedeció a un sorteo que contó con la supervisión fiel y estricta del coordinador general, Jorge Romero Herrera, pero la realidad es que no fue así, o sí, pero a medias.

Quienes pudieron, pidieron asiento, como fue el caso de los poblanos.

Por eso fue que su ubicación terminó por ser un auténtico reflejo de la polarización que existe dentro de ese partido en Puebla.

Genoveva Huerta por un lado y su contrincante, Ana Teresa Aranda, por el otro, mientras que el Tigre Humberto Aguilar guarda distancia, para no mancharse de lodo.

Por suerte, comentan allá en San Lázaro, las dos aspirantes a la presidencia del Comité Directivo Estatal, una en calidad de reelección, todavía se saludan cuando se ven.

Hasta ahora han conservado la prudencia y el respeto para darse los buenos días, o las buenas tardes, según sea el caso, en alivio de sus compañeros de partido.


Twitter: @jorgerdzc