/ miércoles 3 de mayo de 2023

A Puerta Cerrada | Morena: más presión y menos tiempo para definir candidato

En Morena ya quieren que sea julio.

Pero no vaya usted a confundir esta aseveración con el juego de palabras que han emprendido los estrategas del secretario de Gobernación de la administración estatal para promover su imagen con claros fines proselitistas.

Es julio, con minúscula.

En el partido guinda ya quieren que llegue ese mes, el séptimo del año, porque es el plazo que ha marcado el presidente Andrés Manuel López Obrador para definir el candidato a sucederlo.

Según ha revelado el periódico español El País en la edición de México, el inquilino de Palacio Nacional pidió a los dirigentes de su partido acelerar la elección de la corcholata ganadora durante una reunión que sostuvo el viernes pasado con los senadores de Morena.

La versión periodística asegura que López Obrador ordenó resolver el enigma en tres meses.

Si el mandatario mexicano dio la indicación el 28 de abril, Morena, Mario Delgado Carrillo y demás integrantes de la cúpula partidista se verán obligados a instrumentar el procedimiento formal para ponerle nombre al futuro abanderado presidencial en julio o agosto, lo que, como usted imagina, le meterá mayor presión y mucha más velocidad a un proceso de sucesión ya de por sí desbocado.

Quizá por eso ayer mismo renunció Martha Delgado a la subsecretaría de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos que ocupaba en la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Los medios de la Ciudad de México aseguran que salió de la dependencia para incorporarse de lleno a la campaña de Marcelo Ebrard, su jefe, interpretación que encaja en el contexto de la petición expresada por el presidente.

Si la definición del abanderado se adelanta, hay que pisar el acelerador a fondo, como hizo Ebrard y como seguramente harán los otros tres aspirantes: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y el resucitado Ricardo Monreal.

Este acontecimiento tendrá un efecto dominó en Puebla.

Si en la contienda presidencial se acorta el tiempo y se aprieta el paso, acá también se hará.

Los equipos de campaña de los aspirantes de Morena al gobierno del estado esperaban la definición del candidato para el último mes del año o el primero del 2024 y habían trazado sus estrategias de promoción con base en esa perspectiva.

Ahora las estrategias tendrán que ajustarse, de entrada, para tratar de crecer en intención de voto en un menor plazo o para tratar de mantenerse en la parte más alta de las encuestas y los sondeos de opinión en el caso de quienes figuran como los perfiles más aventajados.

Prepárese para ver un nuevo nivel en la disputa interna, principalmente entre aquellos que se consideran con auténticas posibilidades de acceder a la anhelada postulación.

¿Podrá Alejandro Armenta conservar su ventaja para forzar la decisión?

¿Llegará Ignacio Mier al empate que busca para legitimarse?

¿Conseguirá Julio Huerta el milagro que busca por medio del respaldo oficial?

¿Habrá un ‘tapado’, o ‘tapada’, mujer, que por ahora nadie ve?

Twitter: @jorgerdzc

En Morena ya quieren que sea julio.

Pero no vaya usted a confundir esta aseveración con el juego de palabras que han emprendido los estrategas del secretario de Gobernación de la administración estatal para promover su imagen con claros fines proselitistas.

Es julio, con minúscula.

En el partido guinda ya quieren que llegue ese mes, el séptimo del año, porque es el plazo que ha marcado el presidente Andrés Manuel López Obrador para definir el candidato a sucederlo.

Según ha revelado el periódico español El País en la edición de México, el inquilino de Palacio Nacional pidió a los dirigentes de su partido acelerar la elección de la corcholata ganadora durante una reunión que sostuvo el viernes pasado con los senadores de Morena.

La versión periodística asegura que López Obrador ordenó resolver el enigma en tres meses.

Si el mandatario mexicano dio la indicación el 28 de abril, Morena, Mario Delgado Carrillo y demás integrantes de la cúpula partidista se verán obligados a instrumentar el procedimiento formal para ponerle nombre al futuro abanderado presidencial en julio o agosto, lo que, como usted imagina, le meterá mayor presión y mucha más velocidad a un proceso de sucesión ya de por sí desbocado.

Quizá por eso ayer mismo renunció Martha Delgado a la subsecretaría de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos que ocupaba en la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Los medios de la Ciudad de México aseguran que salió de la dependencia para incorporarse de lleno a la campaña de Marcelo Ebrard, su jefe, interpretación que encaja en el contexto de la petición expresada por el presidente.

Si la definición del abanderado se adelanta, hay que pisar el acelerador a fondo, como hizo Ebrard y como seguramente harán los otros tres aspirantes: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y el resucitado Ricardo Monreal.

Este acontecimiento tendrá un efecto dominó en Puebla.

Si en la contienda presidencial se acorta el tiempo y se aprieta el paso, acá también se hará.

Los equipos de campaña de los aspirantes de Morena al gobierno del estado esperaban la definición del candidato para el último mes del año o el primero del 2024 y habían trazado sus estrategias de promoción con base en esa perspectiva.

Ahora las estrategias tendrán que ajustarse, de entrada, para tratar de crecer en intención de voto en un menor plazo o para tratar de mantenerse en la parte más alta de las encuestas y los sondeos de opinión en el caso de quienes figuran como los perfiles más aventajados.

Prepárese para ver un nuevo nivel en la disputa interna, principalmente entre aquellos que se consideran con auténticas posibilidades de acceder a la anhelada postulación.

¿Podrá Alejandro Armenta conservar su ventaja para forzar la decisión?

¿Llegará Ignacio Mier al empate que busca para legitimarse?

¿Conseguirá Julio Huerta el milagro que busca por medio del respaldo oficial?

¿Habrá un ‘tapado’, o ‘tapada’, mujer, que por ahora nadie ve?

Twitter: @jorgerdzc