/ viernes 15 de julio de 2022

A Puerta Cerrada | Quién gana con la caída de Mier

“Si Ignacio Mier cae, ¿quién sube?”

Esa es la pregunta lógica que se ha hecho el respetable a partir de la crisis política en que se encuentra inmerso el diputado federal por el enfrentamiento que lo tiene agarrado de la greña (en sentido estrictamente figurado) con el gobernador Miguel Barbosa y que, como consecuencia natural, trata de saber quién o quiénes serán los más beneficiados por este hecho en la carrera por la sucesión, en Morena.

Las respuestas se han dividido principalmente en dos bandos.

Por un lado están aquellos observadores que miran en el aparente declive de Ignacio Mier la oportunidad para que repunte y sobresalga alguno de los colaboradores del gobernador, esos que tiene dentro de su gabinete y fuera de él, como los titulares de los poderes Legislativo y Judicial, y por otro están aquellos que le han vuelto a obsequiar la mayor cantidad de posibilidades a Alejandro Armenta.

De cierta forma, ambas corrientes tienen razón.

Mientras no haya candidato oficial y frente al debilitamiento de cualquiera de los oponentes, el que sea, el resto adquiere una mejor expectativa para tratar de hacerse de la postulación una vez que se cumplan los plazos determinados en el calendario electoral.

Así, Olivia Salomón, Gabriel Biestro, Melitón Lozano, José Antonio Martínez, Salomón Céspedes y Héctor Sánchez, todos barbosistas, podrían resultar beneficiados de la desgracia de Mier, siempre y cuando estén en condiciones de armar una precandidatura seria, es decir, creíble al escrutinio público; realicen las labores políticas que una tarea de estas características demanda y construyan relaciones en la capital del país, donde palomean candidatos a gobernador.

No es lo mismo levantar la mano y alzar la voz para decir “sí, yo quiero”, que poseer las condiciones personales para competir de verdad.

Eso lo sabe bien el gobernador Miguel Barbosa, pero alentó a los suyos para ver si, en una de esas, en un escenario de circunstancias completamente distinto al que se prevé ahora, favorable para su causa, uno atina en el blanco.

Podría ser.

Por otra parte está el senador Alejandro Armenta, que al día de hoy parece ser el más beneficiado con la crisis del coordinador de Morena en la cámara de diputados.

Armenta entendió hace siete meses que debía transitar por el gobernador para incrementar sus posibilidades de ser candidato, al margen de los efectos, positivos o negativos, que le generase su relación con el senador Ricardo Monreal, peleado en una ruta aparentemente sin retorno con el presidente López Obrador.

La misma semana que Barbosa invitó a los suyos a buscar la candidatura al gobierno del estado, el senador visitó Casa Aguayo para entrevistarse con el gobernador, en un acto que no fue accidental.

Armenta le apuesta a ser la carta del mandatario si Mier queda finalmente descarrilado y los integrantes del gabinete estatal, más los titulares de los otros dos poderes, no cuajan en esta meta que se han trazado.

También podría ser.

Todos juegan sus cartas y pelean por una sucesión que se aproxima en el tiempo.


Twittr: @jorgerdzc


“Si Ignacio Mier cae, ¿quién sube?”

Esa es la pregunta lógica que se ha hecho el respetable a partir de la crisis política en que se encuentra inmerso el diputado federal por el enfrentamiento que lo tiene agarrado de la greña (en sentido estrictamente figurado) con el gobernador Miguel Barbosa y que, como consecuencia natural, trata de saber quién o quiénes serán los más beneficiados por este hecho en la carrera por la sucesión, en Morena.

Las respuestas se han dividido principalmente en dos bandos.

Por un lado están aquellos observadores que miran en el aparente declive de Ignacio Mier la oportunidad para que repunte y sobresalga alguno de los colaboradores del gobernador, esos que tiene dentro de su gabinete y fuera de él, como los titulares de los poderes Legislativo y Judicial, y por otro están aquellos que le han vuelto a obsequiar la mayor cantidad de posibilidades a Alejandro Armenta.

De cierta forma, ambas corrientes tienen razón.

Mientras no haya candidato oficial y frente al debilitamiento de cualquiera de los oponentes, el que sea, el resto adquiere una mejor expectativa para tratar de hacerse de la postulación una vez que se cumplan los plazos determinados en el calendario electoral.

Así, Olivia Salomón, Gabriel Biestro, Melitón Lozano, José Antonio Martínez, Salomón Céspedes y Héctor Sánchez, todos barbosistas, podrían resultar beneficiados de la desgracia de Mier, siempre y cuando estén en condiciones de armar una precandidatura seria, es decir, creíble al escrutinio público; realicen las labores políticas que una tarea de estas características demanda y construyan relaciones en la capital del país, donde palomean candidatos a gobernador.

No es lo mismo levantar la mano y alzar la voz para decir “sí, yo quiero”, que poseer las condiciones personales para competir de verdad.

Eso lo sabe bien el gobernador Miguel Barbosa, pero alentó a los suyos para ver si, en una de esas, en un escenario de circunstancias completamente distinto al que se prevé ahora, favorable para su causa, uno atina en el blanco.

Podría ser.

Por otra parte está el senador Alejandro Armenta, que al día de hoy parece ser el más beneficiado con la crisis del coordinador de Morena en la cámara de diputados.

Armenta entendió hace siete meses que debía transitar por el gobernador para incrementar sus posibilidades de ser candidato, al margen de los efectos, positivos o negativos, que le generase su relación con el senador Ricardo Monreal, peleado en una ruta aparentemente sin retorno con el presidente López Obrador.

La misma semana que Barbosa invitó a los suyos a buscar la candidatura al gobierno del estado, el senador visitó Casa Aguayo para entrevistarse con el gobernador, en un acto que no fue accidental.

Armenta le apuesta a ser la carta del mandatario si Mier queda finalmente descarrilado y los integrantes del gabinete estatal, más los titulares de los otros dos poderes, no cuajan en esta meta que se han trazado.

También podría ser.

Todos juegan sus cartas y pelean por una sucesión que se aproxima en el tiempo.


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