/ miércoles 8 de septiembre de 2021

A Puerta Cerrada | Sobre advertencia no hay engaño: un mensaje para Armenta y Mier

Si Morena definiera en estos días candidato a gobernador para la elección de 2024 y ese proceso tuviese que pasar por el tamiz de Miguel Barbosa Huerta, tanto Alejandro Armenta como Ignacio Mier se quedarían en la banca, en espera de una mejor oportunidad para el futuro.

El mandatario destinó cinco minutos de la conferencia mañanera del martes para opinar acerca de las aspiraciones políticas del senador y el diputado federal, en respuesta a la pregunta específica de una reportera.

Barbosa expresó una opinión cargada de mensajes, la mayoría de ellos negativos para la causa de los dos aspirantes a gobernador, sus compañeros de partido.

En la parte positiva, que la hubo, dijo tres cosas.

Reconoció sus aspiraciones como una causa legítima; se comprometió, desde su función de gobernador, a poner condiciones parejas para todos los tiradores, hombres y mujeres, y les deseó, a ellos dos, toda la fortuna en la búsqueda de la postulación partidista.

No obstante, entre esos mensajes mandó otros, menos halagüeños para los legisladores.

Miguel Barbosa subrayó en tono de reproche que, durante los tres años que llevan en el Congreso de la Unión, uno en la cámara de senadores y otro en la cámara de diputados, ninguno ha traído recursos públicos para el estado.

Les sugirió limpiar sus expedientes, separarse de los malos amigos y los malos socios.

En este punto advirtió que nadie puede ocultar de dónde viene y aludió a la relación de complicidad del priista Enrique Doger con Nacho Mier.

Apuntó que ambos, Armenta y Mier, tienen ligas políticas en el pasado inmediato y mediato, para recordar que uno y otro tienen su origen en el PRI.

La metralla, sin embargo, no paró ahí.

El gobernador expuso que, a título personal, preferiría ver una contienda con aspirantes salidos de la sociedad civil:

“A mi me gustaría ver alternativas de la sociedad civil buscando, desde el lado de Morena, una participación en la búsqueda por la titularidad del poder ejecutivo, mucha participación ciudadana desde el lado de la sociedad civil.”

Y siguió:

“Sí me gustaría que el gobernador que me sustituyera fuera un gobernador de izquierda, austero, honrado, de principios y convicciones, aliado de la gente.”

En esta narrativa política, ni Armenta ni Mier provienen de la sociedad civil, tampoco de la izquierda, sino del partido tricolor.

Barbosa remató con una sentencia que pareció tener dedicatoria exclusiva para Mier, quien, a diferencia de Armenta, no ha recorrido el estado para sumar grupos y seguidores en su aventura preelectoral:

“Las candidaturas se construyen a ras de tierra”, sostuvo, “no en reuniones con los ricos, ni por La Vista, ni por ahí. Y se definen por encuestas.”

Al final dedicó unas palabras para todos los interesados en la sucesión de gobernador, de dentro y fuera de Morena, no solo para el par de legisladores.

“Aquí estaré para generarles mejores condiciones a todos, ese será mi papel”, sostuvo.

Solo Barbosa sabe por qué ha enviado este mensaje, que además ha hecho de manera pública.

Lo que queda claro es que hoy por hoy ninguno de los involucrados está en su ánimo para quedarse con la silla que ocupa en la sede del poder ejecutivo.

Las condiciones, por supuesto, podrían cambiar en los próximos dos años y meses, en la antesala de la definición del candidato en Morena, si uno de los dos se aplica para tratar de conseguir, y consigue, los afectos del mandatario.

Alejandro Armenta e Ignacio Mier podrán decir, y con razón, que, visto lo sucedido en la selección de candidatos para el proceso electoral de este año, 2021, no necesitarán el aval del gobernador para lograr la nominación.

Eso es posible.

Armenta le apuesta a Ricardo Monreal y a su estructura, al trabajo realizado “a ras de tierra” desde que militaba en el PRI y que no ha dejado de hacer, mientras que Mier le prende veladoras al presidente López Obrador, a Manuel Bartlett y a sus relaciones en la sede nacional del partido.

Por ahí puede que estén confiados, cada uno desde su trinchera.

Pero, saltarlo, darle la vuelta o ignorarlo podría ser un error costoso.

Si lo dudan, ahí está el caso de Claudia Rivera Vivanco en su frustrado intento de reelección en el municipio de Puebla para aprender algunas lecciones.

La ventaja del mensaje vertido en la mañanera del martes es que se produjo casi tres años antes de la sucesión.

Y, cómo se dice, sobre advertencia no hay engaño.

Twitter: @jorgerdzc

Si Morena definiera en estos días candidato a gobernador para la elección de 2024 y ese proceso tuviese que pasar por el tamiz de Miguel Barbosa Huerta, tanto Alejandro Armenta como Ignacio Mier se quedarían en la banca, en espera de una mejor oportunidad para el futuro.

El mandatario destinó cinco minutos de la conferencia mañanera del martes para opinar acerca de las aspiraciones políticas del senador y el diputado federal, en respuesta a la pregunta específica de una reportera.

Barbosa expresó una opinión cargada de mensajes, la mayoría de ellos negativos para la causa de los dos aspirantes a gobernador, sus compañeros de partido.

En la parte positiva, que la hubo, dijo tres cosas.

Reconoció sus aspiraciones como una causa legítima; se comprometió, desde su función de gobernador, a poner condiciones parejas para todos los tiradores, hombres y mujeres, y les deseó, a ellos dos, toda la fortuna en la búsqueda de la postulación partidista.

No obstante, entre esos mensajes mandó otros, menos halagüeños para los legisladores.

Miguel Barbosa subrayó en tono de reproche que, durante los tres años que llevan en el Congreso de la Unión, uno en la cámara de senadores y otro en la cámara de diputados, ninguno ha traído recursos públicos para el estado.

Les sugirió limpiar sus expedientes, separarse de los malos amigos y los malos socios.

En este punto advirtió que nadie puede ocultar de dónde viene y aludió a la relación de complicidad del priista Enrique Doger con Nacho Mier.

Apuntó que ambos, Armenta y Mier, tienen ligas políticas en el pasado inmediato y mediato, para recordar que uno y otro tienen su origen en el PRI.

La metralla, sin embargo, no paró ahí.

El gobernador expuso que, a título personal, preferiría ver una contienda con aspirantes salidos de la sociedad civil:

“A mi me gustaría ver alternativas de la sociedad civil buscando, desde el lado de Morena, una participación en la búsqueda por la titularidad del poder ejecutivo, mucha participación ciudadana desde el lado de la sociedad civil.”

Y siguió:

“Sí me gustaría que el gobernador que me sustituyera fuera un gobernador de izquierda, austero, honrado, de principios y convicciones, aliado de la gente.”

En esta narrativa política, ni Armenta ni Mier provienen de la sociedad civil, tampoco de la izquierda, sino del partido tricolor.

Barbosa remató con una sentencia que pareció tener dedicatoria exclusiva para Mier, quien, a diferencia de Armenta, no ha recorrido el estado para sumar grupos y seguidores en su aventura preelectoral:

“Las candidaturas se construyen a ras de tierra”, sostuvo, “no en reuniones con los ricos, ni por La Vista, ni por ahí. Y se definen por encuestas.”

Al final dedicó unas palabras para todos los interesados en la sucesión de gobernador, de dentro y fuera de Morena, no solo para el par de legisladores.

“Aquí estaré para generarles mejores condiciones a todos, ese será mi papel”, sostuvo.

Solo Barbosa sabe por qué ha enviado este mensaje, que además ha hecho de manera pública.

Lo que queda claro es que hoy por hoy ninguno de los involucrados está en su ánimo para quedarse con la silla que ocupa en la sede del poder ejecutivo.

Las condiciones, por supuesto, podrían cambiar en los próximos dos años y meses, en la antesala de la definición del candidato en Morena, si uno de los dos se aplica para tratar de conseguir, y consigue, los afectos del mandatario.

Alejandro Armenta e Ignacio Mier podrán decir, y con razón, que, visto lo sucedido en la selección de candidatos para el proceso electoral de este año, 2021, no necesitarán el aval del gobernador para lograr la nominación.

Eso es posible.

Armenta le apuesta a Ricardo Monreal y a su estructura, al trabajo realizado “a ras de tierra” desde que militaba en el PRI y que no ha dejado de hacer, mientras que Mier le prende veladoras al presidente López Obrador, a Manuel Bartlett y a sus relaciones en la sede nacional del partido.

Por ahí puede que estén confiados, cada uno desde su trinchera.

Pero, saltarlo, darle la vuelta o ignorarlo podría ser un error costoso.

Si lo dudan, ahí está el caso de Claudia Rivera Vivanco en su frustrado intento de reelección en el municipio de Puebla para aprender algunas lecciones.

La ventaja del mensaje vertido en la mañanera del martes es que se produjo casi tres años antes de la sucesión.

Y, cómo se dice, sobre advertencia no hay engaño.

Twitter: @jorgerdzc