/ jueves 14 de julio de 2022

A Puerta Cerrada | ¿Sobrevivirá ‘Nacho’ Mier?

El ascenso y la aparente caída de Ignacio Mier como aspirante al gobierno del estado han sido meteóricos. En solo un año, a partir de su reelección como legislador federal y coordinador de Morena en la cámara de diputados, el poblano ha pasado de estar en la cúspide de los pronósticos político-electorales a perderse de vuelta en el sótano, como consecuencia del enfrentamiento que no ha podido librar con el gobernador Miguel Barbosa y que cada día se torna más cruento.

Hasta antes de las elecciones intermedias, que se realizaron el 6 de junio de 2021, para observadores e integrantes de la clase política solo había dos potenciales precandidatos a la gubernatura en Morena y la 4T. Por un lado figuraba el senador Alejandro Armenta Mier y por otro la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, que tendría en su intento de reelección la carta marcada para definir su futuro.

De reojo se miraba también a Gabriel Biestro, el diputado local con licencia que obtendría pase para jugar por la postulación de 2024 si ganaba primero la interna en Morena (contra Rivera Vivanco, por la presidencia municipal) y después la constitucional contra Eduardo Rivera y el PAN.

El primero en quedar fuera fue Biestro.

Luego Rivera.

Armenta se mantuvo.

Pero en ese ejercicio de prospectivas y especulaciones, realizado a partir de las nuevas circunstancias, surgió Ignacio Mier.

La reelección del diputado y su permanencia como representante de los intereses del régimen en la cámara baja del Congreso de la Unión de repente dieron fe de su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Si ‘Nacho’ es el hombre de todas las confianzas del mandatario para los asuntos de la cámara, por donde deben pasar todas las reformas estructurales planteadas por la 4T, entonces ‘Nacho’ será candidato a gobernador”, comenzó a inferirse entre esos mismos observadores, gustosos de construir escenarios a la menor oportunidad.

El razonamiento resultaba lógico.

En poco tiempo, Alejandro Armenta fue emparejado por Ignacio Mier en el terreno de la percepción, ese que durante tres años, de 2018 a 2021, colocó al senador en primer lugar de las preferencias en la cancha de Morena.

El público expectante se dividió entre quienes conservaban las apuestas por Armenta, en virtud de su largo recorrido político; quienes comenzaban a decantarse por Mier, en espera del privilegiado dedazo presidencial, y quienes preveían el ingreso de un personaje auspiciado por el gobernador, como respuesta a esa necesidad natural por tener una carta propia para sortear su propia sucesión.

Un año después de aquellos comicios intermedios, la confrontación del diputado federal con el inquilino de Casa Aguayo ha modificado otra vez el escenario.

Los que aseguraban que Mier llevaba boleto garantizado para convertirse en candidato a gobernador ya son menos y existe una corriente que lo da por aniquilado desde ahora, precisamente por esa pelea que lo ha llevado incluso a presentar una denuncia penal en contra del mandatario, en la Fiscalía General de la República.

Todos tenemos claro que si la decisión para postular candidato a gobernador en 2024 recayera en Barbosa, Ignacio Mier no tendría ninguna posibilidad de aspirar a ella.

Sin embargo, el legislador todavía juega con la carta que lo metió en la puja un año atrás: su relación con López Obrador.

¿Será esa relación lo suficientemente fuerte como para hacerlo candidato a gobernador, pese al evidente rechazo de Miguel Barbosa?

Esa es la cuestión que habrá que resolverse en los tiempos por venir y que, mientras no llegue una respuesta negativa para sus intereses, le mantendrá con vida.

Twitter: @jorgerdzc

El ascenso y la aparente caída de Ignacio Mier como aspirante al gobierno del estado han sido meteóricos. En solo un año, a partir de su reelección como legislador federal y coordinador de Morena en la cámara de diputados, el poblano ha pasado de estar en la cúspide de los pronósticos político-electorales a perderse de vuelta en el sótano, como consecuencia del enfrentamiento que no ha podido librar con el gobernador Miguel Barbosa y que cada día se torna más cruento.

Hasta antes de las elecciones intermedias, que se realizaron el 6 de junio de 2021, para observadores e integrantes de la clase política solo había dos potenciales precandidatos a la gubernatura en Morena y la 4T. Por un lado figuraba el senador Alejandro Armenta Mier y por otro la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, que tendría en su intento de reelección la carta marcada para definir su futuro.

De reojo se miraba también a Gabriel Biestro, el diputado local con licencia que obtendría pase para jugar por la postulación de 2024 si ganaba primero la interna en Morena (contra Rivera Vivanco, por la presidencia municipal) y después la constitucional contra Eduardo Rivera y el PAN.

El primero en quedar fuera fue Biestro.

Luego Rivera.

Armenta se mantuvo.

Pero en ese ejercicio de prospectivas y especulaciones, realizado a partir de las nuevas circunstancias, surgió Ignacio Mier.

La reelección del diputado y su permanencia como representante de los intereses del régimen en la cámara baja del Congreso de la Unión de repente dieron fe de su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Si ‘Nacho’ es el hombre de todas las confianzas del mandatario para los asuntos de la cámara, por donde deben pasar todas las reformas estructurales planteadas por la 4T, entonces ‘Nacho’ será candidato a gobernador”, comenzó a inferirse entre esos mismos observadores, gustosos de construir escenarios a la menor oportunidad.

El razonamiento resultaba lógico.

En poco tiempo, Alejandro Armenta fue emparejado por Ignacio Mier en el terreno de la percepción, ese que durante tres años, de 2018 a 2021, colocó al senador en primer lugar de las preferencias en la cancha de Morena.

El público expectante se dividió entre quienes conservaban las apuestas por Armenta, en virtud de su largo recorrido político; quienes comenzaban a decantarse por Mier, en espera del privilegiado dedazo presidencial, y quienes preveían el ingreso de un personaje auspiciado por el gobernador, como respuesta a esa necesidad natural por tener una carta propia para sortear su propia sucesión.

Un año después de aquellos comicios intermedios, la confrontación del diputado federal con el inquilino de Casa Aguayo ha modificado otra vez el escenario.

Los que aseguraban que Mier llevaba boleto garantizado para convertirse en candidato a gobernador ya son menos y existe una corriente que lo da por aniquilado desde ahora, precisamente por esa pelea que lo ha llevado incluso a presentar una denuncia penal en contra del mandatario, en la Fiscalía General de la República.

Todos tenemos claro que si la decisión para postular candidato a gobernador en 2024 recayera en Barbosa, Ignacio Mier no tendría ninguna posibilidad de aspirar a ella.

Sin embargo, el legislador todavía juega con la carta que lo metió en la puja un año atrás: su relación con López Obrador.

¿Será esa relación lo suficientemente fuerte como para hacerlo candidato a gobernador, pese al evidente rechazo de Miguel Barbosa?

Esa es la cuestión que habrá que resolverse en los tiempos por venir y que, mientras no llegue una respuesta negativa para sus intereses, le mantendrá con vida.

Twitter: @jorgerdzc