/ viernes 17 de marzo de 2023

A Puerta Cerrada | ¿Votaría por un primo de Barbosa para gobernador?

¿Los electores poblanos votarán por un primo de Miguel Barbosa Huerta para que sea gobernador?

Probablemente no, con todo y que sean declarados simpatizantes del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Morena y de la autodenominada cuarta transformación.

Esa es la pregunta que han comenzado a plantearse en el PAN y que, derivado de la respuesta que también se han formulado en ese instituto político, podría ser usada como recurso de guerra electoral frente a la hipotética postulación de Julio Miguel Huerta Gómez, secretario de Gobernación en la administración estatal, como candidato de Morena al gobierno del estado.

La vinculación de parentesco y la estrecha relación de trabajo que tuvo Huerta Gómez con su primo, el fallecido mandatario Barbosa, puede convertirse en el futuro en la principal herramienta de combate en su contra por parte de los partidos de oposición y del eventual abanderado a gobernador de esa previsible alianza, que encabezará el PAN.

Los observadores objetivos y ajenos a la burbuja de poder que gobernó con Barbosa supieron siempre de los malos números de aprobación social que recibió el político nacido en Zinacatepec mientras estuvo en funciones.

La capital del estado y su zona metropolitana dejaron constancia de ese rechazo al estilo personal de conducción política de Barbosa desde el día en que fueron a las urnas para darle su respaldo mayoritario al candidato de la coalición opositora, Enrique Cárdenas Sánchez, en la elección extraordinaria de 2019.

Todo lo que ha ocurrido tras la muerte del ex gobernador ha servido para confirmar la percepción pública negativa que existía en su contra.

Quien no quiera o no pueda verlo todavía solo necesita asomarse al principal atributo de gobierno que se le ha otorgado a Sergio Salomón Céspedes Peregrina en apenas 100 días.

Del nuevo mandatario se han expresado diversas opiniones, pero entre ellas se ha mencionado, en primerísimo lugar, su interés y su esfuerzo por buscar la conciliación social, un bien intangible que no había.

¿Acaso eso no lo dice todo?

Que Céspedes salga de la oficina para visitar las comunidades alejadas del centro del estado y conocer de primera mano las necesidades de la gente es otro elemento de contraste que muestra lo mal que se estaba en el pasado, hasta hace unos meses.

Un primo de Barbosa como candidato a gobernador va a cargar con los aspectos negativos que se le atribuyeron en vida al ex mandatario, sin importar que ese abanderado pueda ser diferente en estilo y conducción personal. Heredará mucho de la imagen.

Eso es lo que se ha observado en el PAN y lo que se ha planteado desde ahora, a un año de distancia, como posible instrumento de batalla electoral, en caso de que Huerta Gómez, como quiere, sea finalmente postulado por Morena y López Obrador.

Los más viejos en política pueden recordar lo sucedido en la campaña de gobernador de 2010.

Aquella vez, Rafael Moreno Valle utilizó el rechazo social que existía en contra de Mario Marín Torres para tundir a Javier López Zavala.

“¿Quieren que Marín siga en el gobierno?”, preguntaba en los mítines de campaña.

“¡No!”, respondían en coro sus interlocutores.

“Pues entonces no voten por Zavala”, atizaba el panista.

López Zavala, que nunca quiso deslindarse de Mario Marín frente a los electores, sufrió el descrédito de su mentor.

Quizá Julio Huerta tenga una ruta de escape, la que no tomó López Zavala.

La del deslinde bien planeado, estructurado y pausado.

Twitter: @jorgerdzc

¿Los electores poblanos votarán por un primo de Miguel Barbosa Huerta para que sea gobernador?

Probablemente no, con todo y que sean declarados simpatizantes del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Morena y de la autodenominada cuarta transformación.

Esa es la pregunta que han comenzado a plantearse en el PAN y que, derivado de la respuesta que también se han formulado en ese instituto político, podría ser usada como recurso de guerra electoral frente a la hipotética postulación de Julio Miguel Huerta Gómez, secretario de Gobernación en la administración estatal, como candidato de Morena al gobierno del estado.

La vinculación de parentesco y la estrecha relación de trabajo que tuvo Huerta Gómez con su primo, el fallecido mandatario Barbosa, puede convertirse en el futuro en la principal herramienta de combate en su contra por parte de los partidos de oposición y del eventual abanderado a gobernador de esa previsible alianza, que encabezará el PAN.

Los observadores objetivos y ajenos a la burbuja de poder que gobernó con Barbosa supieron siempre de los malos números de aprobación social que recibió el político nacido en Zinacatepec mientras estuvo en funciones.

La capital del estado y su zona metropolitana dejaron constancia de ese rechazo al estilo personal de conducción política de Barbosa desde el día en que fueron a las urnas para darle su respaldo mayoritario al candidato de la coalición opositora, Enrique Cárdenas Sánchez, en la elección extraordinaria de 2019.

Todo lo que ha ocurrido tras la muerte del ex gobernador ha servido para confirmar la percepción pública negativa que existía en su contra.

Quien no quiera o no pueda verlo todavía solo necesita asomarse al principal atributo de gobierno que se le ha otorgado a Sergio Salomón Céspedes Peregrina en apenas 100 días.

Del nuevo mandatario se han expresado diversas opiniones, pero entre ellas se ha mencionado, en primerísimo lugar, su interés y su esfuerzo por buscar la conciliación social, un bien intangible que no había.

¿Acaso eso no lo dice todo?

Que Céspedes salga de la oficina para visitar las comunidades alejadas del centro del estado y conocer de primera mano las necesidades de la gente es otro elemento de contraste que muestra lo mal que se estaba en el pasado, hasta hace unos meses.

Un primo de Barbosa como candidato a gobernador va a cargar con los aspectos negativos que se le atribuyeron en vida al ex mandatario, sin importar que ese abanderado pueda ser diferente en estilo y conducción personal. Heredará mucho de la imagen.

Eso es lo que se ha observado en el PAN y lo que se ha planteado desde ahora, a un año de distancia, como posible instrumento de batalla electoral, en caso de que Huerta Gómez, como quiere, sea finalmente postulado por Morena y López Obrador.

Los más viejos en política pueden recordar lo sucedido en la campaña de gobernador de 2010.

Aquella vez, Rafael Moreno Valle utilizó el rechazo social que existía en contra de Mario Marín Torres para tundir a Javier López Zavala.

“¿Quieren que Marín siga en el gobierno?”, preguntaba en los mítines de campaña.

“¡No!”, respondían en coro sus interlocutores.

“Pues entonces no voten por Zavala”, atizaba el panista.

López Zavala, que nunca quiso deslindarse de Mario Marín frente a los electores, sufrió el descrédito de su mentor.

Quizá Julio Huerta tenga una ruta de escape, la que no tomó López Zavala.

La del deslinde bien planeado, estructurado y pausado.

Twitter: @jorgerdzc