/ viernes 20 de abril de 2018

Abatir la desigualdad social principal reto de nuestro país

Los indicadores económicos para México y el mundo generados por los análisis de diver­sos organismos internacionales confirman una gran preocupación en el corto y me­diano plazos.

En el caso de México, la vinculación de la agricultura mexicana al mercado estadounidense se incrementó aceleradamente con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pues en 1990, México ocupaba el 6º lugar en la importación de productos agrícolas procedentes de Estados Unidos, muy lejos del primer comprador de este tipo de bienes que era Japón. En 2008, México ocupó el 2º lugar, manteniendo a la fecha esta tendencia.

Es decir, la culminación del proceso de apertura de la economía mexicana al comercio de productos agrícolas con Estados Unidos y Canadá, volvió más vulnerable a los productores mexicanos en los mercados estadounidenses.

Actualmente el crecimiento en los precios de los alimentos, que se venía ob­servando desde el año anterior, ha venido a impactar, reduciendo el poder adquisitivo de la gran mayoría de hogares, pero particularmente, de los que destinan un porcentaje mayor de sus in­gresos para la adquisición de alimentos.

Como ocurre con los hogares más pobres, el incremento en la canasta alimentaria pone en evidencia los avances en la reducción de la pobreza, que escapan al ámbito de influencia de la política social.

Ante este escenario, aunado a la pobreza y desigualdad influyen negativamente en el aumento y la propagación de riesgos sociales emergentes relacionados con la desintegración social y familiar, la explosión del crimen organizado y la crisis de las expectativas de amplios sectores de la población, configurando un horizonte social cargado de desafíos para el próximo gobierno.

Ante estos desafíos, los gobiernos actuales en el afán de hacer frente a esta preocupante problemática, incrementaron los programas sociales, muchos de los cuales han resultado ineficaces. La mercadotecnia política impide lograr mayor eficiencia en el gasto y eficacia en la política social. Por lo cual se hace necesario realizar cambios institucionales, del modelo y las políticas sociales.

Debido a que existe un núcleo de pobreza dura que no se puede reducir fácilmente, pues a los más necesitados no llegan la mayor parte de los programas sociales por su dispersión y la dificultad que conlleva acceder a ellos.

A los que sin duda la persistencia del analfabetismo y la falta de acceso a servicios básicos de un sector importante de la población, que percibe además ingresos muy bajos, no ha podido ser revertida y han faltado estrategias de largo plazo para resolver este problema.

“Si comparamos el efecto de la política social frente a los efectos de la política y el desempeño económico, es necesario llegar a la conclusión de que sin una estrategia integral de desarrollo será muy difícil lograr avances duraderos en la reducción de la pobreza. Las raíces de la pobreza y la desigualdad en México son profundas”.

La pregunta surge de cómo resolver el futuro de México, pues pequeños grupos violentos y el crimen organizado tienen la capacidad de paralizar la marcha de regiones como Oaxaca, amenazando la paz pública, sin consecuencia alguna, ante ello el sentido común indica que hay una enorme ausencia de autoridad, o de debilidad del Estado mexicano. El vacío está en los tres órdenes de gobierno y la impunidad es verdaderamente aterradora.

El presidente Peña Nieto logró tener en su haber, suficientes reformas para impulsar a México a una nueva etapa de crecimiento. Pero de poco han servido, debido a que el Estado mexicano no recobra su autoridad, pues no se vislumbra un futuro prometedor con un Estado débil.

Ante esta realidad, en nuestro país necesitamos involucrarnos; Sociedad, Estado y Gobierno, para abatir la desigualdad social, la cual amplia cada vez más la brecha entre los más ricos y los más pobres.

Y aunque parezca paradogico, las políticas públicas deben, enfocarse en la clase media, pues esta capa poblacional no es considerada en los programas para combatir la pobreza y, en ellos el apoyo a las clases medias debe incluirse, como acción estrategia a largo plazo para efectivamente disminuir la pobreza.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

Los indicadores económicos para México y el mundo generados por los análisis de diver­sos organismos internacionales confirman una gran preocupación en el corto y me­diano plazos.

En el caso de México, la vinculación de la agricultura mexicana al mercado estadounidense se incrementó aceleradamente con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pues en 1990, México ocupaba el 6º lugar en la importación de productos agrícolas procedentes de Estados Unidos, muy lejos del primer comprador de este tipo de bienes que era Japón. En 2008, México ocupó el 2º lugar, manteniendo a la fecha esta tendencia.

Es decir, la culminación del proceso de apertura de la economía mexicana al comercio de productos agrícolas con Estados Unidos y Canadá, volvió más vulnerable a los productores mexicanos en los mercados estadounidenses.

Actualmente el crecimiento en los precios de los alimentos, que se venía ob­servando desde el año anterior, ha venido a impactar, reduciendo el poder adquisitivo de la gran mayoría de hogares, pero particularmente, de los que destinan un porcentaje mayor de sus in­gresos para la adquisición de alimentos.

Como ocurre con los hogares más pobres, el incremento en la canasta alimentaria pone en evidencia los avances en la reducción de la pobreza, que escapan al ámbito de influencia de la política social.

Ante este escenario, aunado a la pobreza y desigualdad influyen negativamente en el aumento y la propagación de riesgos sociales emergentes relacionados con la desintegración social y familiar, la explosión del crimen organizado y la crisis de las expectativas de amplios sectores de la población, configurando un horizonte social cargado de desafíos para el próximo gobierno.

Ante estos desafíos, los gobiernos actuales en el afán de hacer frente a esta preocupante problemática, incrementaron los programas sociales, muchos de los cuales han resultado ineficaces. La mercadotecnia política impide lograr mayor eficiencia en el gasto y eficacia en la política social. Por lo cual se hace necesario realizar cambios institucionales, del modelo y las políticas sociales.

Debido a que existe un núcleo de pobreza dura que no se puede reducir fácilmente, pues a los más necesitados no llegan la mayor parte de los programas sociales por su dispersión y la dificultad que conlleva acceder a ellos.

A los que sin duda la persistencia del analfabetismo y la falta de acceso a servicios básicos de un sector importante de la población, que percibe además ingresos muy bajos, no ha podido ser revertida y han faltado estrategias de largo plazo para resolver este problema.

“Si comparamos el efecto de la política social frente a los efectos de la política y el desempeño económico, es necesario llegar a la conclusión de que sin una estrategia integral de desarrollo será muy difícil lograr avances duraderos en la reducción de la pobreza. Las raíces de la pobreza y la desigualdad en México son profundas”.

La pregunta surge de cómo resolver el futuro de México, pues pequeños grupos violentos y el crimen organizado tienen la capacidad de paralizar la marcha de regiones como Oaxaca, amenazando la paz pública, sin consecuencia alguna, ante ello el sentido común indica que hay una enorme ausencia de autoridad, o de debilidad del Estado mexicano. El vacío está en los tres órdenes de gobierno y la impunidad es verdaderamente aterradora.

El presidente Peña Nieto logró tener en su haber, suficientes reformas para impulsar a México a una nueva etapa de crecimiento. Pero de poco han servido, debido a que el Estado mexicano no recobra su autoridad, pues no se vislumbra un futuro prometedor con un Estado débil.

Ante esta realidad, en nuestro país necesitamos involucrarnos; Sociedad, Estado y Gobierno, para abatir la desigualdad social, la cual amplia cada vez más la brecha entre los más ricos y los más pobres.

Y aunque parezca paradogico, las políticas públicas deben, enfocarse en la clase media, pues esta capa poblacional no es considerada en los programas para combatir la pobreza y, en ellos el apoyo a las clases medias debe incluirse, como acción estrategia a largo plazo para efectivamente disminuir la pobreza.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com