/ domingo 30 de agosto de 2020

Adaptación y alternativas ante la Nueva Normalidad

Como parte de un programa de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Tamaulitas (UAT), el próximo 1 de septiembre a las 5 de la tarde (hora del centro), se llevará a cabo un Panel que abordará temas relativos al título de este artículo. Esto es sólo una muestra de lo que implica la adaptación de la academia a lo que nos orilló el COVID-19.

Las plataformas son el sitio al que migra el aula real, sin embargo vale la pena reflexionar el blanco y negro de esta realidad. Habrá tres participaciones que abordarán tres temas “La resiliencia a través del proceso enseñanza-aprendizaje en las aulas: un factor para el bienestar” (UAT), Miedo y nueva normalidad (Universidad Autónoma de Sinaloa) y La comunicación y la nueva normalidad (BUAP).

Me parece relevante señalar unas reflexiones en torno al último tema. Primero: la comunicación es fundamental para la convivencia y supervivencia humana, considerando sus dimensiones en la Intercomunicación e Intracomunicación. Para comunicar es necesario que haya Contenido (mensaje), Estructura (orden y forma del discurso) y entrega (puesta en escena del discurso con la voz y el lenguaje corporal), a decir de David Sagristá en su libro “Las 3 dimensiones de la comunicación. Técnicas para hablar en público” que está en circulación desde 2015 [http://www.uptitude.es/libro.html]. Esta concepción propone la práctica para lograr una comunicación asertiva y significativa, enseña a comunicar ¿es posible? Claro, es una herramienta que incluso muchos políticos envidian. Esta comunicación se encuentra expuesta en la nueva normalidad, es tan importante pero también muy extraña para algunos, que en un doble esfuerzo se encuentran impedidos para comunicarse y ahora virtualmente.

Segundo: la comunicación adopta características de acuerdo a los sistemas de las instituciones sociales en los que se practique, como en la Familia, Escuela, Gobierno, Empresa, Iglesia, Partidos políticos, etc. De ahí la importancia de las dimensiones señaladas, porque no es lo mismo comunicar en la familia que en el gobierno, pero sí sigue siendo fundamental la comunicación misma ¿se puede aprender a comunicar de forma tan diversa? Sí, cada sistema tiene su propio lenguaje (códigos), canales (medios), ambientes (contextos) y hasta ruido (obstructores). Con tiempo en casa, algunos en total aislamiento físico porque pueden hacerlo, tal parece que magnifica el estrés que de por sí se da en la diaria convivencia. Los índices de violencia doméstica registrados en estos 5 meses de encierro lo evidencian. Pero, además, el trabajo en casa también tiene curva de aprendizaje y no en pocos casos se distribuye demanera desordenada, sin respeto para un horario laboral, por exceso o por defecto.

Tercero: la tecnología como medio de comunicación ofrece alternativas para lograr una comunicación efectiva, pero no todos gustan de ella; es más, algunos se resisten a explorar y aprender, simplemente porque piensan que la comunicación cara a cara es más significativa, por ejemplo en la educación o en las relaciones sociales. Estos medios adoptan ahora una relevancia brutal. Es el canal que permite los encuentros sin peligro al contagio y punto. Se usan o no hay comunicación.

Así entonces, rebasamos el futuro arrastrados por el COVID-19 y no hay retorno seguro, aún con la vacuna. Estamos obligados a resetear nuestra comunicación en todas las dimensiones de nuestra vida para adaptarnos y sobrevivir, una violencia nueva pero que nos tocó y empujó. He de agradecer a los colegas de la UAT que me invitaran para la última participación. Para Inscribirse, los esperamos en: https://us02web.zoom.us/meeting/register/tZUucu2trD4pHNaJxybO3guhpvA2sh3YiOvi.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Como parte de un programa de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Tamaulitas (UAT), el próximo 1 de septiembre a las 5 de la tarde (hora del centro), se llevará a cabo un Panel que abordará temas relativos al título de este artículo. Esto es sólo una muestra de lo que implica la adaptación de la academia a lo que nos orilló el COVID-19.

Las plataformas son el sitio al que migra el aula real, sin embargo vale la pena reflexionar el blanco y negro de esta realidad. Habrá tres participaciones que abordarán tres temas “La resiliencia a través del proceso enseñanza-aprendizaje en las aulas: un factor para el bienestar” (UAT), Miedo y nueva normalidad (Universidad Autónoma de Sinaloa) y La comunicación y la nueva normalidad (BUAP).

Me parece relevante señalar unas reflexiones en torno al último tema. Primero: la comunicación es fundamental para la convivencia y supervivencia humana, considerando sus dimensiones en la Intercomunicación e Intracomunicación. Para comunicar es necesario que haya Contenido (mensaje), Estructura (orden y forma del discurso) y entrega (puesta en escena del discurso con la voz y el lenguaje corporal), a decir de David Sagristá en su libro “Las 3 dimensiones de la comunicación. Técnicas para hablar en público” que está en circulación desde 2015 [http://www.uptitude.es/libro.html]. Esta concepción propone la práctica para lograr una comunicación asertiva y significativa, enseña a comunicar ¿es posible? Claro, es una herramienta que incluso muchos políticos envidian. Esta comunicación se encuentra expuesta en la nueva normalidad, es tan importante pero también muy extraña para algunos, que en un doble esfuerzo se encuentran impedidos para comunicarse y ahora virtualmente.

Segundo: la comunicación adopta características de acuerdo a los sistemas de las instituciones sociales en los que se practique, como en la Familia, Escuela, Gobierno, Empresa, Iglesia, Partidos políticos, etc. De ahí la importancia de las dimensiones señaladas, porque no es lo mismo comunicar en la familia que en el gobierno, pero sí sigue siendo fundamental la comunicación misma ¿se puede aprender a comunicar de forma tan diversa? Sí, cada sistema tiene su propio lenguaje (códigos), canales (medios), ambientes (contextos) y hasta ruido (obstructores). Con tiempo en casa, algunos en total aislamiento físico porque pueden hacerlo, tal parece que magnifica el estrés que de por sí se da en la diaria convivencia. Los índices de violencia doméstica registrados en estos 5 meses de encierro lo evidencian. Pero, además, el trabajo en casa también tiene curva de aprendizaje y no en pocos casos se distribuye demanera desordenada, sin respeto para un horario laboral, por exceso o por defecto.

Tercero: la tecnología como medio de comunicación ofrece alternativas para lograr una comunicación efectiva, pero no todos gustan de ella; es más, algunos se resisten a explorar y aprender, simplemente porque piensan que la comunicación cara a cara es más significativa, por ejemplo en la educación o en las relaciones sociales. Estos medios adoptan ahora una relevancia brutal. Es el canal que permite los encuentros sin peligro al contagio y punto. Se usan o no hay comunicación.

Así entonces, rebasamos el futuro arrastrados por el COVID-19 y no hay retorno seguro, aún con la vacuna. Estamos obligados a resetear nuestra comunicación en todas las dimensiones de nuestra vida para adaptarnos y sobrevivir, una violencia nueva pero que nos tocó y empujó. He de agradecer a los colegas de la UAT que me invitaran para la última participación. Para Inscribirse, los esperamos en: https://us02web.zoom.us/meeting/register/tZUucu2trD4pHNaJxybO3guhpvA2sh3YiOvi.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com