/ viernes 29 de diciembre de 2023

Algunos desafíos de la actual administración federal

En Memoria a Don Gabriel Sánchez Andraca, QEPD.

Conflicto y violencia, fragmentan a la sociedad, situación que conduce a la ruptura rebasando mecanismos alternativos para la resolución, sin embargo, la respuesta debe contenerse con política pública, donde la reconciliación social garantice la efectividad de los procesos conducentes a la convivencia y coexistencia, fundados en principios de ética pública.

En el 2018, el triunfo del presidente López Obrador, se debió principalmente porque los mexicanos estaban cansados de la violencia, la inseguridad y las denuncias de corrupción. Impulsado por el hartazgo antes señalado, fundamentalmente el de las clases medias urbanas de todo México, quienes demandaban seguridad, certidumbre, y estabilidad, en sus casas, trabajos, al tiempo de establecer que sus impuestos fuesen adecuadamente utilizados.

Al presidente López Obrador, la mayoría de los votantes le otorgo un bono democrático en las urnas; pero ese bono no era precisamente un cheque en blanco, sino que su legitimidad dependía del acierto de sus funcionarios, para dar cumplimiento a sus promesas de campaña.

En todos los espacios de opinión y mediáticos se le cuestionaba la forma en como resolvería la inseguridad, desigualdad, y la pobreza, su respuesta fue siempre: acabando con la corrupción.

Al margen de sus aciertos, el tema de mayor preocupación que es la inseguridad no ha sido resuelta y continua en ascenso, siendo tal vez el fracaso más notorio de López Obrador.

Lamentablemente el Estado entrego o ha perdido ante los criminales la seguridad pública, las extorsiones, las masacres, las desapariciones y el cobro de piso entre otros temas de inseguridad, ha llevado al cierre de negocios o al abandono de actividades agrícolas y/o productivas al grado de ser insostenibles o ver en riesgo su patrimonio para cumplir con la exigencia de los criminales.

Prácticamente a diario nos enteramos de la desmedida violencia en el país, donde los desaparecidos, asesinatos y personas no localizados, muestra la dramática realidad de familias destrozadas por no saber si su familiar está vivo o no; el duelo y la salud mental es algo que no se atiende y no existe una política pública para ello, lo cual es una deuda más del gobierno actual.

Con base en datos oficiales, se señalan más de 174 mil asesinatos en el actual sexenio, situación que lo marca como el más violento en toda la historia del país.

Es lamentable por decir lo menos que, durante el actual sexenio, el presidente obrador da por hecho que todo lo que se suscita es normal, o lo minimiza y, que debemos acostumbrarnos a continuar con la violencia, las desapariciones y lo más grave las masacres que son verdaderamente actos de terrorismo, hoy tenemos un país donde la mayoría de mexicanos nunca imaginamos.

Lamentablemente desde el oficialismo se escucha y se señala en los informes de los gobernantes y legisladores que tenemos un país viviendo prácticamente en el paraíso con cuentas alegres y, ahora quienes aspiran a representarnos tanto en las entidades federativas, las curules y presidencias municipales; solo reproducen el discurso que agrada al ejecutivo federal y no a quienes aspiran a representar; el desenlace será terrible, el futuro inmediato se torna desolado y sin esperanza de cambiar o corregir el rumbo.

Amen de que en otra contribución aborde el tema educativo, Los resultados de la prueba PISA, que se realiza cada tres años, colocaron a México en el lugar 57 general, con un pobre desempeño, en el rubro educativo.

Tanto el ejecutivo federal como las autoridades educativas mantienen una apatía general minimizándolo y, tal vez sin medir el daño estructural a la educación, el cual pagaremos en el corto plazo todos los habitantes del país.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com


En Memoria a Don Gabriel Sánchez Andraca, QEPD.

Conflicto y violencia, fragmentan a la sociedad, situación que conduce a la ruptura rebasando mecanismos alternativos para la resolución, sin embargo, la respuesta debe contenerse con política pública, donde la reconciliación social garantice la efectividad de los procesos conducentes a la convivencia y coexistencia, fundados en principios de ética pública.

En el 2018, el triunfo del presidente López Obrador, se debió principalmente porque los mexicanos estaban cansados de la violencia, la inseguridad y las denuncias de corrupción. Impulsado por el hartazgo antes señalado, fundamentalmente el de las clases medias urbanas de todo México, quienes demandaban seguridad, certidumbre, y estabilidad, en sus casas, trabajos, al tiempo de establecer que sus impuestos fuesen adecuadamente utilizados.

Al presidente López Obrador, la mayoría de los votantes le otorgo un bono democrático en las urnas; pero ese bono no era precisamente un cheque en blanco, sino que su legitimidad dependía del acierto de sus funcionarios, para dar cumplimiento a sus promesas de campaña.

En todos los espacios de opinión y mediáticos se le cuestionaba la forma en como resolvería la inseguridad, desigualdad, y la pobreza, su respuesta fue siempre: acabando con la corrupción.

Al margen de sus aciertos, el tema de mayor preocupación que es la inseguridad no ha sido resuelta y continua en ascenso, siendo tal vez el fracaso más notorio de López Obrador.

Lamentablemente el Estado entrego o ha perdido ante los criminales la seguridad pública, las extorsiones, las masacres, las desapariciones y el cobro de piso entre otros temas de inseguridad, ha llevado al cierre de negocios o al abandono de actividades agrícolas y/o productivas al grado de ser insostenibles o ver en riesgo su patrimonio para cumplir con la exigencia de los criminales.

Prácticamente a diario nos enteramos de la desmedida violencia en el país, donde los desaparecidos, asesinatos y personas no localizados, muestra la dramática realidad de familias destrozadas por no saber si su familiar está vivo o no; el duelo y la salud mental es algo que no se atiende y no existe una política pública para ello, lo cual es una deuda más del gobierno actual.

Con base en datos oficiales, se señalan más de 174 mil asesinatos en el actual sexenio, situación que lo marca como el más violento en toda la historia del país.

Es lamentable por decir lo menos que, durante el actual sexenio, el presidente obrador da por hecho que todo lo que se suscita es normal, o lo minimiza y, que debemos acostumbrarnos a continuar con la violencia, las desapariciones y lo más grave las masacres que son verdaderamente actos de terrorismo, hoy tenemos un país donde la mayoría de mexicanos nunca imaginamos.

Lamentablemente desde el oficialismo se escucha y se señala en los informes de los gobernantes y legisladores que tenemos un país viviendo prácticamente en el paraíso con cuentas alegres y, ahora quienes aspiran a representarnos tanto en las entidades federativas, las curules y presidencias municipales; solo reproducen el discurso que agrada al ejecutivo federal y no a quienes aspiran a representar; el desenlace será terrible, el futuro inmediato se torna desolado y sin esperanza de cambiar o corregir el rumbo.

Amen de que en otra contribución aborde el tema educativo, Los resultados de la prueba PISA, que se realiza cada tres años, colocaron a México en el lugar 57 general, con un pobre desempeño, en el rubro educativo.

Tanto el ejecutivo federal como las autoridades educativas mantienen una apatía general minimizándolo y, tal vez sin medir el daño estructural a la educación, el cual pagaremos en el corto plazo todos los habitantes del país.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com