/ domingo 18 de octubre de 2020

Alimentación y pandemia

Elevar las defensas para soportar esta época de infecciones en las vías respiratorias y no ser presa de influenza o resfriado común es un asunto de buena alimentación. Más aún ahora en pandemia. Es entonces propicio revisar lo que significa y algunas consideraciones para esa alimentación, en el momento que la Procuraduría Federal del Consumidor en México ha señalado irregularidades en la elaboración, etiquetado y comercialización de productos alimenticios como como queso, yogurt natural, yogurt para beber, salchicha, jamón, bebidas “energéticas”, mantequilla, lácteos fermentados, mermelada y cajeta.

La dieta, que no quiere decir restricción de alimentos sino una alimentación equilibrada, es un tema que no puede hacerse a un lado porque es una necesidad básica; pero tampoco se trata de “llenarse” con cualquier cosa. Empezando porque la buena alimentación es aquella que proporciona a los humanos los nutrientes suficientes para su desarrollo, debe considerar edad y tipo de actividad que desempeñemos.

Lo benéfico de este tiempo de pandemia es que podemos focalizar asuntos que han quedado al desnudo, es el caso de los alimentos que se han comercializado de tal manera, al menos desde los años 80 en el país, que son preferidos porque “aparentemente” prometen más nutrientes. Pero resulta que no, hay déficits a la Norma Oficial Mexicana (NOM) de las marcas Philadelphia, Aurrera, Fud, Nochebuena, Zwan, Caperucita, Precissimo, Lala y Danone. El golpe va a tener efectos económicos para las marcas, pero nada comparado con los que se adjudican a la salud de muchos de nosotros.

Los productos sancionados no son 100% leche, ofrecen menos gramos que lo anunciado en su peso neto, sin anuncio claro de contenido de caseína (grupo hetereogéneo de proteínas que contienen los lácteos). ¿Qué consecuencias tiene esta deficiencia en el consumidor? El desequilibrio del cuerpo humano, además de una afectación en la economía familiar.

Además del etiquetado que entró en vigor en México el pasado 1 de octubre, que a decir de muchos sí influye en el cambio de hábitos alimenticios poco a poco porque advierte con claridad en cinco sellos el exceso de sodio y calorías añadidos, azúcares, grasas y grasas trans en alimentos y bebidas en el mercado, la acción de Profeco es una excelente medida para cuidar y prevenir problemas de salud. Pero también habrá que poner de nuestra parte como ciudadanos. Chile inició el etiquetado en 2016, Perú en 2019 y Uruguay está en fase de implementación.

Además, el 1 de diciembre iniciarán las penalizaciones si las empresas no incluyen en sus envases el etiquetado, además de no incluir dibujos o personajes animados que atraen la atención de los niños. Es un buen proyecto para cambiar los hábitos alimenticios a largo plazo.

La elaboración de las ingestas no es cosa banal. Ahora que cerraron muchos negocios de “comida corrida” regresamos a la cocina del hogar para cocinar nuestras propias recetas, antes de regresar a una mediana normalidad. Pero no todos, cono quienes no tienen la oportunidad de trabajar en casa, generalmente los trabajos de servicios.

Si hay niños, ancianos, hombres o mujeres adolescentes, adultos, los alimentos deben equilibrarse y cumplir diversas funciones: en los menores iniciar el paladar a las verduras y frutas naturales, o en los ancianos de 70 y más procurar alimentos que puedan digerir, bien cocidos, sin grasas o picante, y esperar que tomen un poco de conciencia o batallar con ellos. Por lo pronto, evitar exceso de grasas, sal, azúcar y harinas, porque todo se puede con medida y equilibrio. Ahora, hasta febrero, aumentar la ingesta de cítricos ricos en vitamina C para no quedar en el intento, e invertir tiempo en la elaboración de alimentos que además nos lleva al ahorro del gasto en casa.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Elevar las defensas para soportar esta época de infecciones en las vías respiratorias y no ser presa de influenza o resfriado común es un asunto de buena alimentación. Más aún ahora en pandemia. Es entonces propicio revisar lo que significa y algunas consideraciones para esa alimentación, en el momento que la Procuraduría Federal del Consumidor en México ha señalado irregularidades en la elaboración, etiquetado y comercialización de productos alimenticios como como queso, yogurt natural, yogurt para beber, salchicha, jamón, bebidas “energéticas”, mantequilla, lácteos fermentados, mermelada y cajeta.

La dieta, que no quiere decir restricción de alimentos sino una alimentación equilibrada, es un tema que no puede hacerse a un lado porque es una necesidad básica; pero tampoco se trata de “llenarse” con cualquier cosa. Empezando porque la buena alimentación es aquella que proporciona a los humanos los nutrientes suficientes para su desarrollo, debe considerar edad y tipo de actividad que desempeñemos.

Lo benéfico de este tiempo de pandemia es que podemos focalizar asuntos que han quedado al desnudo, es el caso de los alimentos que se han comercializado de tal manera, al menos desde los años 80 en el país, que son preferidos porque “aparentemente” prometen más nutrientes. Pero resulta que no, hay déficits a la Norma Oficial Mexicana (NOM) de las marcas Philadelphia, Aurrera, Fud, Nochebuena, Zwan, Caperucita, Precissimo, Lala y Danone. El golpe va a tener efectos económicos para las marcas, pero nada comparado con los que se adjudican a la salud de muchos de nosotros.

Los productos sancionados no son 100% leche, ofrecen menos gramos que lo anunciado en su peso neto, sin anuncio claro de contenido de caseína (grupo hetereogéneo de proteínas que contienen los lácteos). ¿Qué consecuencias tiene esta deficiencia en el consumidor? El desequilibrio del cuerpo humano, además de una afectación en la economía familiar.

Además del etiquetado que entró en vigor en México el pasado 1 de octubre, que a decir de muchos sí influye en el cambio de hábitos alimenticios poco a poco porque advierte con claridad en cinco sellos el exceso de sodio y calorías añadidos, azúcares, grasas y grasas trans en alimentos y bebidas en el mercado, la acción de Profeco es una excelente medida para cuidar y prevenir problemas de salud. Pero también habrá que poner de nuestra parte como ciudadanos. Chile inició el etiquetado en 2016, Perú en 2019 y Uruguay está en fase de implementación.

Además, el 1 de diciembre iniciarán las penalizaciones si las empresas no incluyen en sus envases el etiquetado, además de no incluir dibujos o personajes animados que atraen la atención de los niños. Es un buen proyecto para cambiar los hábitos alimenticios a largo plazo.

La elaboración de las ingestas no es cosa banal. Ahora que cerraron muchos negocios de “comida corrida” regresamos a la cocina del hogar para cocinar nuestras propias recetas, antes de regresar a una mediana normalidad. Pero no todos, cono quienes no tienen la oportunidad de trabajar en casa, generalmente los trabajos de servicios.

Si hay niños, ancianos, hombres o mujeres adolescentes, adultos, los alimentos deben equilibrarse y cumplir diversas funciones: en los menores iniciar el paladar a las verduras y frutas naturales, o en los ancianos de 70 y más procurar alimentos que puedan digerir, bien cocidos, sin grasas o picante, y esperar que tomen un poco de conciencia o batallar con ellos. Por lo pronto, evitar exceso de grasas, sal, azúcar y harinas, porque todo se puede con medida y equilibrio. Ahora, hasta febrero, aumentar la ingesta de cítricos ricos en vitamina C para no quedar en el intento, e invertir tiempo en la elaboración de alimentos que además nos lleva al ahorro del gasto en casa.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com