/ domingo 24 de abril de 2022

“Amistades” que matan

No puede dejar de impactarme el terrible suceso de la desaparición y hallazgo sin vida de la joven de 18 años, estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma de Nuevo León, Debanhi Escobar en el poblado de Laguna de Labradores. Hay dos elementos a destacar, el primero es la mediatización del caso y el segundo, lo que nos deja para pensar en lo público y lo privado.


Primero, gracias a los medios pudimos conocer -incluso ahora- los detalles del desafortunado hecho. Supimos que había ido a una fiesta con dos amigas a una quinta el viernes 15 de abril y después el inicio de la búsqueda por parte de sus padres, involucrando a las autoridades de la fiscalía de Nuevo León que revisaron más de 40 videos. Resalto que durante los 13 días previos al hallazgo, los medios de comunicación locales y nacionales transmitieron, con seguridad es como el señor Mario Escobar logró atraer la atención de autoridades locales y nacionales también.


Las redes hicieron también su labor y el hecho trascendió. El llamado de un padre con tal sufrimiento se escuchó y se sumaron a la búsqueda de las autoridades locales, personas conocidas y desconocidas. Lo que salta es que en ese lapso se encontraron 5 cuerpos más sin vida de mujeres con reporte de desaparición, al menos 3 menores; restan 33 más no localizadas; es decir, un promedio de 3 desapariciones por día. Queda claro que los medios fungen un papel de presión para acelerar los procesos públicos de seguridad.


En segundo término, la reflexión que nos acerca el desafortunado desenlace en la vida de la joven ¿hasta dónde llega la amistad? Si bien el sólo término, del latín amicus, procedente del verbo amare, y que significa amor como afecto personal, puro, desinteresado que nace y se fortalece a lo largo de la convivencia con otra persona. “El perro es el mejor amigo del hombre” es la sentencia que nos dibuja lo profundo de la amistad; así que no toda relación humana lo es, hay grados, también hay que saber distinguir en quién volcamos nuestra amistad, esa capacidad te la da la madurez.


Debanhi se fue a una fiesta con dos “amigas” que pasaron por ella a su casa, a decir de sus papás: con una hubo un disgusto, incluso una jaló el cabello de la víctima durante la fiesta ¿por qué pelearían dos amigas hasta agredirse con violencia? Y ¿por qué decidieron dejarla sola? Sí, nací en el siglo pasado, pero los sentimientos y el mismo concepto de amistad no cambia, cambian las circunstancias y cambia también el significado que le damos a las cosas, a las personas y, claro, también a las relaciones. Aquí hago un paréntesis para subrayar entonces que la amistad actualmente me parece que está devaluada.


Con el sólo hecho de “conocerse” en una fiesta, muchos jóvenes ya se denominan a sí mismos y a los otros como amigos. Es más, la convivencia en una fiesta puede ya determinar la confianza absoluta entre las nuevas generaciones, al grado de tener sexo ocasional. Esta forma de convivencia se agrava en un contexto de inseguridad. Ni qué decir de lo que ocurre en los antros, en donde pululan malandros al asecho de jóvenes (hombres o mujeres).


La otra reflexión es el cuidado, no sólo de uno mismo, sino también el de los padres, la familia. Entiendo que como mayor de edad a los 18 años crees que puedes hacer muchas cosas de adultos; sólo que la madurez se logra también con el acompañamiento en casa. Acompaño este escrito con la reflexión del respeto que nos merecen los hijos. Como padres tenemos el deber de alimentarlos, protegerlos y darles seguridad para que crezcan sanos en todos los sentidos, los jóvenes tienen derechos pero también deberes y si no lo entienden los jóvenes entonces hay graves consecuencias, como esta. Los padres de la joven le rogaron que no saliera a la fiesta, pero no hizo caso ¿autoridad o poder en manos equivocadas? Las decisiones que tomamos finalmente nos hacen responsables de las consecuencias, a veces es muy tarde para pensarlo pero este acontecimiento seguramente nos deja muchas enseñanzas, con mucha tristeza también.






*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías (2022-2024) Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

No puede dejar de impactarme el terrible suceso de la desaparición y hallazgo sin vida de la joven de 18 años, estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma de Nuevo León, Debanhi Escobar en el poblado de Laguna de Labradores. Hay dos elementos a destacar, el primero es la mediatización del caso y el segundo, lo que nos deja para pensar en lo público y lo privado.


Primero, gracias a los medios pudimos conocer -incluso ahora- los detalles del desafortunado hecho. Supimos que había ido a una fiesta con dos amigas a una quinta el viernes 15 de abril y después el inicio de la búsqueda por parte de sus padres, involucrando a las autoridades de la fiscalía de Nuevo León que revisaron más de 40 videos. Resalto que durante los 13 días previos al hallazgo, los medios de comunicación locales y nacionales transmitieron, con seguridad es como el señor Mario Escobar logró atraer la atención de autoridades locales y nacionales también.


Las redes hicieron también su labor y el hecho trascendió. El llamado de un padre con tal sufrimiento se escuchó y se sumaron a la búsqueda de las autoridades locales, personas conocidas y desconocidas. Lo que salta es que en ese lapso se encontraron 5 cuerpos más sin vida de mujeres con reporte de desaparición, al menos 3 menores; restan 33 más no localizadas; es decir, un promedio de 3 desapariciones por día. Queda claro que los medios fungen un papel de presión para acelerar los procesos públicos de seguridad.


En segundo término, la reflexión que nos acerca el desafortunado desenlace en la vida de la joven ¿hasta dónde llega la amistad? Si bien el sólo término, del latín amicus, procedente del verbo amare, y que significa amor como afecto personal, puro, desinteresado que nace y se fortalece a lo largo de la convivencia con otra persona. “El perro es el mejor amigo del hombre” es la sentencia que nos dibuja lo profundo de la amistad; así que no toda relación humana lo es, hay grados, también hay que saber distinguir en quién volcamos nuestra amistad, esa capacidad te la da la madurez.


Debanhi se fue a una fiesta con dos “amigas” que pasaron por ella a su casa, a decir de sus papás: con una hubo un disgusto, incluso una jaló el cabello de la víctima durante la fiesta ¿por qué pelearían dos amigas hasta agredirse con violencia? Y ¿por qué decidieron dejarla sola? Sí, nací en el siglo pasado, pero los sentimientos y el mismo concepto de amistad no cambia, cambian las circunstancias y cambia también el significado que le damos a las cosas, a las personas y, claro, también a las relaciones. Aquí hago un paréntesis para subrayar entonces que la amistad actualmente me parece que está devaluada.


Con el sólo hecho de “conocerse” en una fiesta, muchos jóvenes ya se denominan a sí mismos y a los otros como amigos. Es más, la convivencia en una fiesta puede ya determinar la confianza absoluta entre las nuevas generaciones, al grado de tener sexo ocasional. Esta forma de convivencia se agrava en un contexto de inseguridad. Ni qué decir de lo que ocurre en los antros, en donde pululan malandros al asecho de jóvenes (hombres o mujeres).


La otra reflexión es el cuidado, no sólo de uno mismo, sino también el de los padres, la familia. Entiendo que como mayor de edad a los 18 años crees que puedes hacer muchas cosas de adultos; sólo que la madurez se logra también con el acompañamiento en casa. Acompaño este escrito con la reflexión del respeto que nos merecen los hijos. Como padres tenemos el deber de alimentarlos, protegerlos y darles seguridad para que crezcan sanos en todos los sentidos, los jóvenes tienen derechos pero también deberes y si no lo entienden los jóvenes entonces hay graves consecuencias, como esta. Los padres de la joven le rogaron que no saliera a la fiesta, pero no hizo caso ¿autoridad o poder en manos equivocadas? Las decisiones que tomamos finalmente nos hacen responsables de las consecuencias, a veces es muy tarde para pensarlo pero este acontecimiento seguramente nos deja muchas enseñanzas, con mucha tristeza también.






*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías (2022-2024) Mail: margarita_arguelles@hotmail.com