/ sábado 8 de enero de 2022

Ante el gran silencio de dios, el hombre debe tomar la palabra

Los grandes conocimientos no deben ser textos ocultos y reservados solo para unos pocos; no son mandamientos divinos a los que se accede mediante una revelación paranormal; deben estar a la disposición de quien sea, es por ello que hoy quiero reconocer la labor de Pablo Feinmman, cuyos esfuerzos se encaminaron a divulgar televisivamente a los grandes autores.


El título de esta editorial corresponde a una frase del citado autor, quien siempre fue un devoto creyente, no de una deidad, sino del ser humano en sí, para lo cual consideró que la filosofía era fundamental para entender que las soluciones a los problemas de la condición humana no vienen de seres sobrenaturales, sino de los hombres de carne y hueso.

En nuestro país no existe la tendencia a ver a los pensadores del sur del continente, nos fijamos obviamente en Europa y hasta en las tierras del Lejano Oriente, asumiendo que ahí podemos encontrar las soluciones a los problemas, sin embargo, debemos recordar lo que somos y las coincidencias con nuestros hermanos latinoamericanos, aunque el ideal de unidad en esta tierra sea algo muy lejano.

Argentina es un país muy complejo, fascinante y lleno de talento, con una clara tendencia para ser una potencia, los grandes sueños y nivel de vida se desvanecieron por culpa del populismo peronista, pero no por ello se desvirtuó la vocación a la cultura y las artes.

Entre los muchos talentos existentes en tierra rioplantense, nos encontramos con José Pablo Feinmann, un hombre con muchas facetas: filósofo, historiador, investigar, periodista, escritor, guionista, dramaturgo, profesor, además de participar en radio y televisión.

Tantas ocupaciones parecen disminuir la intensidad de sus actividades, sin embargo, el bonaerense supo desenvolverse con gran atino en todas ellas, por lo cual merece un gran reconocimiento, no obstante, considero que dentro de su enorme legado intelectual lo más rescatable en estos tiempos es el referente a la divulgación de los contenidos filosóficos.

Hoy en día nos encontramos con muchas frases motivacionales, influencers, coaches, brujos y terapeutas que tratan de dar solución a las grandes angustias que tenemos los seres humanos, recordando que nadie está exento de tragedias y malos momentos, pero hay que hacer una reflexión y ver que el aumento de estos sujetos no ha disminuido el malestar emocional, al menos eso es lo que indican algunas estadísticas y la gran carga de rencor que vemos en las redes sociales.

Evidentemente leer un libro de filosofía no arreglara la vida de una persona, pero sí le puede dar más argumentos para entender qué sucede y así enfrentar a sus propios demonios, lo cual es muy complejo el día de hoy debido a que millones de individuos viven de las apariencias, de lo que muestran en las redes o, lo que es peor, toman como modelos a seguir a personas sin contenidos verdaderos o profundos.

Sabemos que un youtuber o un tiktoker pueden ganar mucha fama y fortuna, aprovechando la situación que atraviesa el planeta y la enajenación que puede causar internet y las redes.

Es aquí donde Feinmann tuvo la idea de popularizar los contenidos filosóficos mediante la televisión argentina, youtube y las redes en general, mediante su serie “Filosofía aquí y ahora”, en donde hablaba de diversos temas y autores, muy complejos a veces, pero que mostraba con una didáctica y practicidad dignas de mencionar.

A diferencia de Fernando Savater, quien se consideraba simplemente un profesor de filosofía y quien también hizo diversas cápsulas, el argentino fue un filósofo formal, con ideas propias y observaciones a cosas tan importantes como la política y economía, no solo de argentina, sino de Latinoamérica como tal, dando opiniones acertadísimas que no fueron consideradas políticamente correctas.

Muchos estudiantes de filosofía y hasta un servidor tuvimos en los programas de Feinmann una introducción o un recordatorio de los puntos medulares de los grandes autores, pienso ahora en Heidegger o Sartre, dos de mis autores favoritos que tuve que estudiar mediante largas horas de lectura y dudas, difíciles de entender, son mostrados con gran facilidad por este gran intelectual.

Alumno de Jean Paul Sartre, despliega un tono existencialista que nos debe hacernos cuestionar diversas cosas, no para dudar y angustiarnos, sino para hacernos concientes de nosotros mismos y asumir una actitud de verdadera independencia, más allá de que esto pueda resultar molesto para los demás, ya sea por ignorancia, envidia o las cadenas mentales que someten a gran parte de la población, fuente de resentimientos y falta de los tan necesarios acuerdos sociales.

Pablo Feinmann dejó de respirar el 17 de diciembre pasado, pero su legado seguirá vigente para esta y otras generaciones, dando ejemplo de cómo la tecnología también sirve para algo que resulta urgente en estos días: la divulgación de la verdadera filosofía, para así poder ayudar a dar sentido y valor a una existencia humana que hoy sufre una devaluación que nos lleva a una descomposición social que nos afecta a todos. Descansa en paz maestro.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.


Los grandes conocimientos no deben ser textos ocultos y reservados solo para unos pocos; no son mandamientos divinos a los que se accede mediante una revelación paranormal; deben estar a la disposición de quien sea, es por ello que hoy quiero reconocer la labor de Pablo Feinmman, cuyos esfuerzos se encaminaron a divulgar televisivamente a los grandes autores.


El título de esta editorial corresponde a una frase del citado autor, quien siempre fue un devoto creyente, no de una deidad, sino del ser humano en sí, para lo cual consideró que la filosofía era fundamental para entender que las soluciones a los problemas de la condición humana no vienen de seres sobrenaturales, sino de los hombres de carne y hueso.

En nuestro país no existe la tendencia a ver a los pensadores del sur del continente, nos fijamos obviamente en Europa y hasta en las tierras del Lejano Oriente, asumiendo que ahí podemos encontrar las soluciones a los problemas, sin embargo, debemos recordar lo que somos y las coincidencias con nuestros hermanos latinoamericanos, aunque el ideal de unidad en esta tierra sea algo muy lejano.

Argentina es un país muy complejo, fascinante y lleno de talento, con una clara tendencia para ser una potencia, los grandes sueños y nivel de vida se desvanecieron por culpa del populismo peronista, pero no por ello se desvirtuó la vocación a la cultura y las artes.

Entre los muchos talentos existentes en tierra rioplantense, nos encontramos con José Pablo Feinmann, un hombre con muchas facetas: filósofo, historiador, investigar, periodista, escritor, guionista, dramaturgo, profesor, además de participar en radio y televisión.

Tantas ocupaciones parecen disminuir la intensidad de sus actividades, sin embargo, el bonaerense supo desenvolverse con gran atino en todas ellas, por lo cual merece un gran reconocimiento, no obstante, considero que dentro de su enorme legado intelectual lo más rescatable en estos tiempos es el referente a la divulgación de los contenidos filosóficos.

Hoy en día nos encontramos con muchas frases motivacionales, influencers, coaches, brujos y terapeutas que tratan de dar solución a las grandes angustias que tenemos los seres humanos, recordando que nadie está exento de tragedias y malos momentos, pero hay que hacer una reflexión y ver que el aumento de estos sujetos no ha disminuido el malestar emocional, al menos eso es lo que indican algunas estadísticas y la gran carga de rencor que vemos en las redes sociales.

Evidentemente leer un libro de filosofía no arreglara la vida de una persona, pero sí le puede dar más argumentos para entender qué sucede y así enfrentar a sus propios demonios, lo cual es muy complejo el día de hoy debido a que millones de individuos viven de las apariencias, de lo que muestran en las redes o, lo que es peor, toman como modelos a seguir a personas sin contenidos verdaderos o profundos.

Sabemos que un youtuber o un tiktoker pueden ganar mucha fama y fortuna, aprovechando la situación que atraviesa el planeta y la enajenación que puede causar internet y las redes.

Es aquí donde Feinmann tuvo la idea de popularizar los contenidos filosóficos mediante la televisión argentina, youtube y las redes en general, mediante su serie “Filosofía aquí y ahora”, en donde hablaba de diversos temas y autores, muy complejos a veces, pero que mostraba con una didáctica y practicidad dignas de mencionar.

A diferencia de Fernando Savater, quien se consideraba simplemente un profesor de filosofía y quien también hizo diversas cápsulas, el argentino fue un filósofo formal, con ideas propias y observaciones a cosas tan importantes como la política y economía, no solo de argentina, sino de Latinoamérica como tal, dando opiniones acertadísimas que no fueron consideradas políticamente correctas.

Muchos estudiantes de filosofía y hasta un servidor tuvimos en los programas de Feinmann una introducción o un recordatorio de los puntos medulares de los grandes autores, pienso ahora en Heidegger o Sartre, dos de mis autores favoritos que tuve que estudiar mediante largas horas de lectura y dudas, difíciles de entender, son mostrados con gran facilidad por este gran intelectual.

Alumno de Jean Paul Sartre, despliega un tono existencialista que nos debe hacernos cuestionar diversas cosas, no para dudar y angustiarnos, sino para hacernos concientes de nosotros mismos y asumir una actitud de verdadera independencia, más allá de que esto pueda resultar molesto para los demás, ya sea por ignorancia, envidia o las cadenas mentales que someten a gran parte de la población, fuente de resentimientos y falta de los tan necesarios acuerdos sociales.

Pablo Feinmann dejó de respirar el 17 de diciembre pasado, pero su legado seguirá vigente para esta y otras generaciones, dando ejemplo de cómo la tecnología también sirve para algo que resulta urgente en estos días: la divulgación de la verdadera filosofía, para así poder ayudar a dar sentido y valor a una existencia humana que hoy sufre una devaluación que nos lleva a una descomposición social que nos afecta a todos. Descansa en paz maestro.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.