/ domingo 16 de junio de 2019

¡Ante la cultura de la vida, ni un paso atrás! (primera parte)

“De la familia nacen los ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera escuela de esas virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma.”

Juan Pablo II

La vida nos hace llamados, da luces, toques, golpes. Nos caemos, nos levantamos. Crecemos con influencias periféricas, el entorno nos orilla a pensar y actuar de equis manera.

Los familiares más amados muchas veces son los que nos hacen vivir equivocados con reglas sembradas de urbanidad, creencias, criterios que nos inmovilizan cuando pretendemos actuar solos. A veces nos pesan las huellas que nos dejaron.

Al respecto hay suficiente literatura y técnicas energéticas espirituales que promueven la libertad y desarrollo humano sobre la base de “borrón y cuenta nueva”.

Párrafo irónico. El objetivo es “reeducarnos para que pensemos de manera inteligente y romper cadenas”; lograr la propuesta de emancipación “dada la subyugación inculcada” que nos hizo y hace presa de falsas creencias para ser mejores personas a través de la moral que empuja a actuar con forzado decoro, pesada responsabilidad e integridad humana fallida. Eso se dice.

Cada día me encuentro con gente que tiene la necesidad de sentirse “libre de ataduras mentales y emocionales”.

Por eso, se comprende que parte de la juventud crítica -por naturaleza-, ya no luche por mejor calidad de vida, por mejor educación, la solidaridad humana, la defensa de la dignidad de la vida. Ahora su lucha mayor son satisfacciones individuales porque sienten que todo se lo merecen, que se les ha atado. Así es, son derivaciones del individualismo.

Este tipo de gente lo que le importa es el placer, el hedonismo, el relativismo ajustado a conveniencia para el aquí y ahora.

Para ellos, pensar en el acontecer equivale a perder el tiempo. He escuchado decir: “Vivo el hoy, eso es lo que me importa”. Un mejor y próspero mañana significa ser tolerantes y permisivos sólo bajo sus criterios.

No sólo hay jóvenes (por fortuna no todos); también gente adulta, personas de avanzada edad (maduras) que trabajan esos pasos.

¡Qué casualidad! Precisamente son aquellos que hablan de una postura del progresismo o de los “progresistas”. Así mismos, ellos se dicen de avanzada, liberales, de libre criterio, abiertos, pensantes, inteligentes; que fijan respetar al otro en su determinación humana. Eso dicen, así se sienten. ¡Qué bueno! Yo también me siento así, pero no pienso igual, sí los respeto.

Sin embargo, sólo por epíteto, sin argumentos, polarizando, ellos califican a los otros de ser cerrados, manipuladores, moralistas, confundidores de la libertad de los demás, sobre todo de los niños; les dicen sembradores de engaños; intolerantes, homofóbicos y otras calificaciones pesadas, diamantinas.

Lástima que aquellos muy inteligentes -por cierto- no vean cómo son utilizados por quienes -cada vez- logran más poder, los monopolistas y oligopolistas (magnates pues), “gracias a las posturas dizque de avanzada.”

Miren nada más lo que refirió Aaron Russo, cineasta y productor de Hollywood (ya muerto), amigo de Nicholas Rockefeller. Le preguntó a Rockefeller sobre el feminismo y sin mascarada dijo: “«Lo hicimos nosotros a través de la Fundación, por dos razones: Una, para sumar la mitad de la población al pago del impuesto sobre la renta; dos, para impedir que los niños se criaran con sus madres y consideraran al Estado, su padre», reveló el cineasta.

También pueden buscar información sobre quién patrocinó a Gloria Steinem, líder del movimiento feminista en Estados Unidos. Cerca ronda el Club de Bilderberg y la CIA.

*Consultor y Asesor en Comunicación Política y Organizacional; jdelrsf@gmail.com; twiter: @jdelrsf

“De la familia nacen los ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera escuela de esas virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma.”

Juan Pablo II

La vida nos hace llamados, da luces, toques, golpes. Nos caemos, nos levantamos. Crecemos con influencias periféricas, el entorno nos orilla a pensar y actuar de equis manera.

Los familiares más amados muchas veces son los que nos hacen vivir equivocados con reglas sembradas de urbanidad, creencias, criterios que nos inmovilizan cuando pretendemos actuar solos. A veces nos pesan las huellas que nos dejaron.

Al respecto hay suficiente literatura y técnicas energéticas espirituales que promueven la libertad y desarrollo humano sobre la base de “borrón y cuenta nueva”.

Párrafo irónico. El objetivo es “reeducarnos para que pensemos de manera inteligente y romper cadenas”; lograr la propuesta de emancipación “dada la subyugación inculcada” que nos hizo y hace presa de falsas creencias para ser mejores personas a través de la moral que empuja a actuar con forzado decoro, pesada responsabilidad e integridad humana fallida. Eso se dice.

Cada día me encuentro con gente que tiene la necesidad de sentirse “libre de ataduras mentales y emocionales”.

Por eso, se comprende que parte de la juventud crítica -por naturaleza-, ya no luche por mejor calidad de vida, por mejor educación, la solidaridad humana, la defensa de la dignidad de la vida. Ahora su lucha mayor son satisfacciones individuales porque sienten que todo se lo merecen, que se les ha atado. Así es, son derivaciones del individualismo.

Este tipo de gente lo que le importa es el placer, el hedonismo, el relativismo ajustado a conveniencia para el aquí y ahora.

Para ellos, pensar en el acontecer equivale a perder el tiempo. He escuchado decir: “Vivo el hoy, eso es lo que me importa”. Un mejor y próspero mañana significa ser tolerantes y permisivos sólo bajo sus criterios.

No sólo hay jóvenes (por fortuna no todos); también gente adulta, personas de avanzada edad (maduras) que trabajan esos pasos.

¡Qué casualidad! Precisamente son aquellos que hablan de una postura del progresismo o de los “progresistas”. Así mismos, ellos se dicen de avanzada, liberales, de libre criterio, abiertos, pensantes, inteligentes; que fijan respetar al otro en su determinación humana. Eso dicen, así se sienten. ¡Qué bueno! Yo también me siento así, pero no pienso igual, sí los respeto.

Sin embargo, sólo por epíteto, sin argumentos, polarizando, ellos califican a los otros de ser cerrados, manipuladores, moralistas, confundidores de la libertad de los demás, sobre todo de los niños; les dicen sembradores de engaños; intolerantes, homofóbicos y otras calificaciones pesadas, diamantinas.

Lástima que aquellos muy inteligentes -por cierto- no vean cómo son utilizados por quienes -cada vez- logran más poder, los monopolistas y oligopolistas (magnates pues), “gracias a las posturas dizque de avanzada.”

Miren nada más lo que refirió Aaron Russo, cineasta y productor de Hollywood (ya muerto), amigo de Nicholas Rockefeller. Le preguntó a Rockefeller sobre el feminismo y sin mascarada dijo: “«Lo hicimos nosotros a través de la Fundación, por dos razones: Una, para sumar la mitad de la población al pago del impuesto sobre la renta; dos, para impedir que los niños se criaran con sus madres y consideraran al Estado, su padre», reveló el cineasta.

También pueden buscar información sobre quién patrocinó a Gloria Steinem, líder del movimiento feminista en Estados Unidos. Cerca ronda el Club de Bilderberg y la CIA.

*Consultor y Asesor en Comunicación Política y Organizacional; jdelrsf@gmail.com; twiter: @jdelrsf