/ sábado 29 de mayo de 2021

Ante la pandemia, solo podemos tener fe en la ciencia

El proceso de vacunación avanza y vemos que la normalidad se recupera de alguna forma, sin embargo, aún vemos muchas dudas infundadas en cuanto al proceso de vacunación, situación que nos recuerda los tiempos en los que el hombre se guiaba por el teocentrismo y la superstición.

Indudablemente tener miedo es lo peor que le puede pasar a un ser humano, más cuando es irracional e impide hacer las cosas más elementales. También hay que recordar que, sin el temor, seguramente el ser humano se habría extinguido hace milenios debido a que este nos previene de riesgos que pueden resultar mortales.

Ahora bien, el hombre es una construcción sumamente compleja de factores biológicos, sociales y hasta espirituales, lo cual crea una diversidad absoluta, en la cual algunos elementos externos pueden tener un efecto diametralmente radical en un ser humano. Por ejemplo, alguien puede pasar por debajo de una escalera sin problema alguno, mientras que para otro eso puede resultar funesto.

En el contexto actual de la pandemia, se ha especulado mucho acerca de las causas y curas respecto al covid-19, sin embargo, hay que estudiar y reflexionar acerca de lo que puede ser efectivo ante un virus.

Antes de empezar propiamente con el tema, haré una analogía respecto a lo que pasa con la vacunación actual. Hace unos años surgió el secuestro como problema de seguridad que afectó a muchas personas, con la complacencia, en diversos casos, de las autoridades, lo cual creó un clima de desconfianza. En alguna ocasión, hace muchos años, unas personas me consultaron acerca de la conveniencia de denunciar un secuestro, debido al riesgo de que la policía estuviera coludida con los delincuentes, a lo cual yo respondí que lo mejor era acudir al Ministerio Público, debido a que es mejor confiar en quienes trabajan específicamente en ello, a pensar que sin ayuda se puede solucionar un problema de tal magnitud, teniendo en cuenta de que siempre hay riesgo, pero hay que buscar reducirlo al máximo.

Mucha gente se ha negado a vacunarse debido a los muchos rumores acerca de ello, además de que innegablemente se han dado casos de complicaciones con la vacuna, en donde diversas personas han presentado diversos problemas de salud, quizá por un motivo anterior, pero que se potencializa con la vacuna.

No soy experto en salud ni médico, por eso no vierto una opinión técnica en la materia, pero sí soy un hombre que se ha dedicado a estudiar y aspira a ser un intelectual y sé que millones de vidas se han salvado por los grandes estudiosos y galenos que ofrendaron queriendo estudiar el cuerpo humano.

Pienso ahora el Louis Pasteur, el inventor de la vacuna contra la rabia, enfermedad que causaba una ineluctable y dolorosa muerte, pero también en Joseph Meister, ese pequeño que fue llevado con esfuerzos por su madre a probar algo que ofrecía muchas dudas, aun así, aceptó la inoculación de algo totalmente desconocido y el pequeño se salvó.

Muchos de nosotros fuimos vacunados de niños contra la poliomielitis y otras enfermedades, hasta en la escuela más recóndita del país llegaron las brigadas a administrar esas gotas amargas a salones enteros, es por eso que ya no vemos a niños con estructuras de metal en las piernas, como sucedía hace décadas.

Es cierto que la vacuna contra el covid-19 es reciente y quizá haya que perfeccionarla, pero su creación obedece a un proceso añejo y a muchas pruebas previas, por cierto, creo que la supuesta defensa animal nos lleva a los absurdos que hoy vemos, gente que se opone a que testen en un conejo y se niega a ser vacunada porque “alguien” dijo que es peligroso.

Es cierto que la religión y la superstición podrían ser algo benéfico cuando motivan a ser mejor, pero las vacunas, los viajes al espacio y, algo tan común como un automóvil, son producto de la investigación científica y el esfuerzo de millones de personas que dieron su vida por descubrir algo enriquecedor para la humanidad.

Recordemos que vivir implica un riesgo permanente, nada es seguro y la aplicación de la vacuna no se escapa de ello, para eso, cualquier persona puede consultar a un médico y pedir opinión, sin guiarse por rumores, miedo o superstición, eso significa un auténtico desprecio a quienes dejaron su existencia por la ciencia. Desgraciadamente en un mundo de apariencias, como quien se transforma totalmente mediante filtros de la red; o de ignorancia, como quien asume que un perro casi una deidad, es fácil caer en males propios de la Edad Media, con los costos en vidas y como una lamentabilísima retrotracción a lo que debería ser la evolución del pensamiento humano, que nos llevaría a una mayor concordia y solidaridad. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y twitter @vicente_aven

El proceso de vacunación avanza y vemos que la normalidad se recupera de alguna forma, sin embargo, aún vemos muchas dudas infundadas en cuanto al proceso de vacunación, situación que nos recuerda los tiempos en los que el hombre se guiaba por el teocentrismo y la superstición.

Indudablemente tener miedo es lo peor que le puede pasar a un ser humano, más cuando es irracional e impide hacer las cosas más elementales. También hay que recordar que, sin el temor, seguramente el ser humano se habría extinguido hace milenios debido a que este nos previene de riesgos que pueden resultar mortales.

Ahora bien, el hombre es una construcción sumamente compleja de factores biológicos, sociales y hasta espirituales, lo cual crea una diversidad absoluta, en la cual algunos elementos externos pueden tener un efecto diametralmente radical en un ser humano. Por ejemplo, alguien puede pasar por debajo de una escalera sin problema alguno, mientras que para otro eso puede resultar funesto.

En el contexto actual de la pandemia, se ha especulado mucho acerca de las causas y curas respecto al covid-19, sin embargo, hay que estudiar y reflexionar acerca de lo que puede ser efectivo ante un virus.

Antes de empezar propiamente con el tema, haré una analogía respecto a lo que pasa con la vacunación actual. Hace unos años surgió el secuestro como problema de seguridad que afectó a muchas personas, con la complacencia, en diversos casos, de las autoridades, lo cual creó un clima de desconfianza. En alguna ocasión, hace muchos años, unas personas me consultaron acerca de la conveniencia de denunciar un secuestro, debido al riesgo de que la policía estuviera coludida con los delincuentes, a lo cual yo respondí que lo mejor era acudir al Ministerio Público, debido a que es mejor confiar en quienes trabajan específicamente en ello, a pensar que sin ayuda se puede solucionar un problema de tal magnitud, teniendo en cuenta de que siempre hay riesgo, pero hay que buscar reducirlo al máximo.

Mucha gente se ha negado a vacunarse debido a los muchos rumores acerca de ello, además de que innegablemente se han dado casos de complicaciones con la vacuna, en donde diversas personas han presentado diversos problemas de salud, quizá por un motivo anterior, pero que se potencializa con la vacuna.

No soy experto en salud ni médico, por eso no vierto una opinión técnica en la materia, pero sí soy un hombre que se ha dedicado a estudiar y aspira a ser un intelectual y sé que millones de vidas se han salvado por los grandes estudiosos y galenos que ofrendaron queriendo estudiar el cuerpo humano.

Pienso ahora el Louis Pasteur, el inventor de la vacuna contra la rabia, enfermedad que causaba una ineluctable y dolorosa muerte, pero también en Joseph Meister, ese pequeño que fue llevado con esfuerzos por su madre a probar algo que ofrecía muchas dudas, aun así, aceptó la inoculación de algo totalmente desconocido y el pequeño se salvó.

Muchos de nosotros fuimos vacunados de niños contra la poliomielitis y otras enfermedades, hasta en la escuela más recóndita del país llegaron las brigadas a administrar esas gotas amargas a salones enteros, es por eso que ya no vemos a niños con estructuras de metal en las piernas, como sucedía hace décadas.

Es cierto que la vacuna contra el covid-19 es reciente y quizá haya que perfeccionarla, pero su creación obedece a un proceso añejo y a muchas pruebas previas, por cierto, creo que la supuesta defensa animal nos lleva a los absurdos que hoy vemos, gente que se opone a que testen en un conejo y se niega a ser vacunada porque “alguien” dijo que es peligroso.

Es cierto que la religión y la superstición podrían ser algo benéfico cuando motivan a ser mejor, pero las vacunas, los viajes al espacio y, algo tan común como un automóvil, son producto de la investigación científica y el esfuerzo de millones de personas que dieron su vida por descubrir algo enriquecedor para la humanidad.

Recordemos que vivir implica un riesgo permanente, nada es seguro y la aplicación de la vacuna no se escapa de ello, para eso, cualquier persona puede consultar a un médico y pedir opinión, sin guiarse por rumores, miedo o superstición, eso significa un auténtico desprecio a quienes dejaron su existencia por la ciencia. Desgraciadamente en un mundo de apariencias, como quien se transforma totalmente mediante filtros de la red; o de ignorancia, como quien asume que un perro casi una deidad, es fácil caer en males propios de la Edad Media, con los costos en vidas y como una lamentabilísima retrotracción a lo que debería ser la evolución del pensamiento humano, que nos llevaría a una mayor concordia y solidaridad. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y twitter @vicente_aven