El estado de Puebla cuenta con una rica biodiversidad y una gran variedad de ecosistemas, desde bosques hasta zonas desérticas. Sin embargo, como muchas otras regiones enfrenta una serie de problemas medioambientales que requieren atención urgente.
Es por ello que se deben tener presentes algunos de los desafíos más apremiantes y las posibles alternativas de solución para promover la sustentabilidad y la conservación del medio ambiente en la entidad, como temas centrales y prioritarios para las autoridades tanto estatales como de los gobiernos locales.
El primero de ellos es la deforestación y pérdida de biodiversidad, ya que Puebla ha experimentado una considerable deforestación debido a la expansión agrícola, la tala ilegal y la urbanización descontrolada.
Esto ha llevado a la pérdida de hábitats naturales y a la disminución de la biodiversidad en la región. Una alternativa de solución es implementar programas de reforestación y restauración de ecosistemas, promoviendo la conservación de áreas naturales y fomentando la educación ambiental para crear conciencia sobre la importancia de preservar la diversidad biológica.
Otro de los temas más apremiantes en Puebla es el que deriva de la calidad del aire, la cual se ha visto afectada por la contaminación atmosférica, principalmente debido a las emisiones de gases de vehículos, industrias y quemas agrícolas, aunado a los gases y a la ceniza emitida en últimos días con gran intensidad por el volcán Popocatépetl, que incluso llevó a contemplar la puesta en marcha del programa “Hoy no circula”.
Para abordar estos problemas, se requiere la implementación de políticas y regulaciones federales más estrictas para controlar las emisiones contaminantes, fomentar el uso de energías renovables y promover la movilidad sostenible, como el transporte público eficiente y el uso de bicicletas.
No basta con cambiar el modelo de los Centros de Verificación, ya que esto, independientemente de evitar la circulación de vehículos contaminantes, debe ser responsabilidad de los ciudadanos, mantener nuestro vehículos en condiciones adecuadas para contribuir responsablemente en este reto para todos.
Otro desafío medioambiental muy importante en Puebla es el manejo adecuado de residuos sólidos y, sobre todo, la conciencia sobre la importancia del reciclaje y la reducción de residuos han llevado a la acumulación de basura y a la contaminación de suelos y cuerpos de agua. Incluso hay municipios en la entidad, como el de Tehuacán, que lleva años con este problema y sin un lugar para depositar la basura, por lo que debe trasladarla a otra ciudad cercana.
Para abordar este problema, es esencial implementar sistemas de recolección selectiva, promover el reciclaje y la reutilización, así como explicar a la población sobre la importancia de reducir la generación de residuos.
Finalmente, uno de los grandes desafíos que existen en Puebla son los relacionados con el suministro de agua potable y la contaminación de fuentes de agua. Aquí el estado está haciendo un esfuerzo importante por trazar planes a largo plazo.
La sobreexplotación de acuíferos, la contaminación industrial y agrícola, y la falta de infraestructuras adecuadas de tratamiento de aguas residuales son algunos de los problemas principales. El reto es fomentar la educación sobre el uso responsable del agua.
Y es que desafortunadamente el vital líquido no sobra, por lo que hay lugares en Puebla, como la propia capital, donde la distribución es inequitativa, ya que se aplica el “tandeo” en días y horas específicas.
Para enfrentar estos desafíos, es necesario promover prácticas agrícolas más sostenibles, mejorar la infraestructura de tratamiento de agua y trabajar en un plan de desarrollo basado oferta real de agua según CONAGUA así como hacer valer la ley en todo lo que tiene que ver con las descargas locales para impedir sea contaminados los ríos; es decir estas tareas recaen en la federación y los municipios, por tanto los estados deben ser coadyuvantes activos y la sociedad civil los catalizadores.
El medioambiente es un tema muy importante, por lo que no debe pasarse por alto ni por las actuales autoridades, ni por las venideras, sobre todo porque es fundamental para garantizar un futuro sostenible y equilibrado tanto para las generaciones presentes como para las futuras.
