/ martes 20 de agosto de 2019

Arde el cabildo capitalino

Lo ocurrido el pasado viernes en la sesión ordinaria de cabildo, marca un foco rojo en el ayuntamiento de Claudia Rivera Vivanco, luego de la votación registrada sobre del estado de actividades financieras del mes de julio.

La presidenta municipal casi recibe un “cabildazo” luego que se apegara a la normatividad municipal, para emitir el voto de calidad al registrarse un empate a favor y en contra al dictamen presentado.

Finalmente, los regidores de Morena del llamado G5, ligado al gobernador Luis Miguel Barbosa, lograron coincidir y sumar esfuerzos con panistas, la priista Silvia Tanús y de uno de sus compañeros de partido, para apretar al gobierno municipal morenista.

La presidenta municipal le urge tener capacidad de respuesta y cabildear de manera fina y oportuna si no quiere que, en la próxima sesión ordinaria o extraordinaria, se salga de las manos y pueda sufrir un revés que pondría en aprietos su gestión.

Más allá de trabajar con la oposición, PAN y PRI, necesita sentarse y hablar con los regidores de su mismo partido político, Morena, para bajar la tensión y sacar adelante los dictámenes próximos.

Aunque se conoce que el G5, integrado por Rosa Márquez, Marta Ornelas, Roberto Esponda, Edson Cortés y Eduardo Covián, está sin comulgar con su gestión, bajo el supuesto argumento de no apegarse a los principios del gobierno federal, Claudia Rivera Vivanco requiere ocuparse de los “indecisos”.

Básicamente se trata de dos regidores, los cuales se muestran vacilantes de estar al “100 por ciento” con el proyecto de Claudia Rivera Vivanco.

Tal es el caso de Libertad Aguirre y José Luis González Acosta. Este último, sumó su voto el pasado viernes a los del G5 y de los cinco panistas más la priista Silvia Tanús, para llegar a 12 contra el mismo número que apoyó el dictamen de los estados financieros del mes de julio.

Ambos regidores en ocasiones suelen estar al lado de la alcaldesa, pero luego se muestran en contra. El más incisivo ha sido José Luis González Acosta, quien incluso ha mostrado su descontento al proyecto de reordenamiento del comercio ambulante del Centro Histórico al grado de pedir la renuncia de René Sánchez Galindo al frente de la Secretaría de Gobernación.

Claudia Rivera tiene como incondicionales a los regidores Patricia Montaño, Ana Laura Martínez, Carmen María Palma, Cinthya Juárez, Iván Herrera y Jorge Iván Camacho.

Asimismo, cuenta con el apoyo de Justino Espidio, así como de Ángel Rivera y María Isabel Cortés. Sin embargo, también existen ciertas dudas sobre el actuar de estos dos últimos, por lo que también requiere poner atención a este par y no caigan en las tentaciones de cambiar de bando.

La alcaldesa y su gente de confianza deben apagar este incendio que se puede salir de control. Algunos piensan que no será así debido a la inexperiencia y porque la relación laboral está desgastada con personajes como Liza Aceves, secretaria del ayuntamiento o Javier Palou García, coordinación Ejecutiva de la presidencia.

Mientras tanto, cuentan que el G5 está feliz y seguro que puede conseguir su objetivo de quitarle el control a Claudia Rivera.

¿Y la pregunta, se maneja este grupo de regidores de manera autónoma o reciben línea?

***

Lo dicho ayer por Guadalupe Sierra Rodríguez, exdirectora del plantel II del CONALEP, debe llamar la atención.

Dos temas.

El primero su despido injustificado y violentando sus derechos laborales, al impedirle entrar el pasado viernes a las instalaciones de la escuela sin razón alguna y sin darle la oportunidad de participar en el proceso de entrega-recepción.

El segundo, relacionado con la denuncia de anomalías con obras “fantasmas” que se vienen dando desde los últimos años.

Conforme a lo dicho por la afectada, el común denominador salpica a Jesús Zaldivar Benavides.

Este personaje tiene acusaciones de corrupción durante su paso en la dirección general de CONALEP.

Y quiere la dirigencia del Comité Directivo Municipal (CDM) del PAN de la capital poblana.

Se apoya desde luego de quienes estuvieron ligados al gobierno de Rafael Moreno Valle y al mismo yunque -vía Eduardo Rivera-, así como de nefastos personajes que antes criticaron al morenvallismo y ahora “luchan” a su lado como Miguel Ángel Dessavre.

Las acusaciones de Guadalupe Sierra no deben quedar en el vacío y lo correcto, será abrir una carpeta de investigación.

Comentarios:

anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomironc

Lo ocurrido el pasado viernes en la sesión ordinaria de cabildo, marca un foco rojo en el ayuntamiento de Claudia Rivera Vivanco, luego de la votación registrada sobre del estado de actividades financieras del mes de julio.

La presidenta municipal casi recibe un “cabildazo” luego que se apegara a la normatividad municipal, para emitir el voto de calidad al registrarse un empate a favor y en contra al dictamen presentado.

Finalmente, los regidores de Morena del llamado G5, ligado al gobernador Luis Miguel Barbosa, lograron coincidir y sumar esfuerzos con panistas, la priista Silvia Tanús y de uno de sus compañeros de partido, para apretar al gobierno municipal morenista.

La presidenta municipal le urge tener capacidad de respuesta y cabildear de manera fina y oportuna si no quiere que, en la próxima sesión ordinaria o extraordinaria, se salga de las manos y pueda sufrir un revés que pondría en aprietos su gestión.

Más allá de trabajar con la oposición, PAN y PRI, necesita sentarse y hablar con los regidores de su mismo partido político, Morena, para bajar la tensión y sacar adelante los dictámenes próximos.

Aunque se conoce que el G5, integrado por Rosa Márquez, Marta Ornelas, Roberto Esponda, Edson Cortés y Eduardo Covián, está sin comulgar con su gestión, bajo el supuesto argumento de no apegarse a los principios del gobierno federal, Claudia Rivera Vivanco requiere ocuparse de los “indecisos”.

Básicamente se trata de dos regidores, los cuales se muestran vacilantes de estar al “100 por ciento” con el proyecto de Claudia Rivera Vivanco.

Tal es el caso de Libertad Aguirre y José Luis González Acosta. Este último, sumó su voto el pasado viernes a los del G5 y de los cinco panistas más la priista Silvia Tanús, para llegar a 12 contra el mismo número que apoyó el dictamen de los estados financieros del mes de julio.

Ambos regidores en ocasiones suelen estar al lado de la alcaldesa, pero luego se muestran en contra. El más incisivo ha sido José Luis González Acosta, quien incluso ha mostrado su descontento al proyecto de reordenamiento del comercio ambulante del Centro Histórico al grado de pedir la renuncia de René Sánchez Galindo al frente de la Secretaría de Gobernación.

Claudia Rivera tiene como incondicionales a los regidores Patricia Montaño, Ana Laura Martínez, Carmen María Palma, Cinthya Juárez, Iván Herrera y Jorge Iván Camacho.

Asimismo, cuenta con el apoyo de Justino Espidio, así como de Ángel Rivera y María Isabel Cortés. Sin embargo, también existen ciertas dudas sobre el actuar de estos dos últimos, por lo que también requiere poner atención a este par y no caigan en las tentaciones de cambiar de bando.

La alcaldesa y su gente de confianza deben apagar este incendio que se puede salir de control. Algunos piensan que no será así debido a la inexperiencia y porque la relación laboral está desgastada con personajes como Liza Aceves, secretaria del ayuntamiento o Javier Palou García, coordinación Ejecutiva de la presidencia.

Mientras tanto, cuentan que el G5 está feliz y seguro que puede conseguir su objetivo de quitarle el control a Claudia Rivera.

¿Y la pregunta, se maneja este grupo de regidores de manera autónoma o reciben línea?

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Lo dicho ayer por Guadalupe Sierra Rodríguez, exdirectora del plantel II del CONALEP, debe llamar la atención.

Dos temas.

El primero su despido injustificado y violentando sus derechos laborales, al impedirle entrar el pasado viernes a las instalaciones de la escuela sin razón alguna y sin darle la oportunidad de participar en el proceso de entrega-recepción.

El segundo, relacionado con la denuncia de anomalías con obras “fantasmas” que se vienen dando desde los últimos años.

Conforme a lo dicho por la afectada, el común denominador salpica a Jesús Zaldivar Benavides.

Este personaje tiene acusaciones de corrupción durante su paso en la dirección general de CONALEP.

Y quiere la dirigencia del Comité Directivo Municipal (CDM) del PAN de la capital poblana.

Se apoya desde luego de quienes estuvieron ligados al gobierno de Rafael Moreno Valle y al mismo yunque -vía Eduardo Rivera-, así como de nefastos personajes que antes criticaron al morenvallismo y ahora “luchan” a su lado como Miguel Ángel Dessavre.

Las acusaciones de Guadalupe Sierra no deben quedar en el vacío y lo correcto, será abrir una carpeta de investigación.

Comentarios:

anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomironc