/ viernes 13 de noviembre de 2020

Atienden desastres con saliva

La desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) y del Fondo de Prevención de Desastres Naturales (Fodepren) puede ser un desastre en sí mismo.

Por la cantidad de recursos que pueden llegar a necesitarse en caso de que el territorio mexicano se vea destrozado por fenómenos hidrometeorológicos o naturales, como podría ser un terremoto, es improbable que el Presupuesto de Egresos del año en que ocurra el eventual desastre, contemple las aportaciones que deberán destinarse a paliar sus consecuencias.

Los recursos necesarios para hacer frente a los diversos desastres variaron en función del número de eventos y de las zonas que se vieron afectadas del 2013 al 2018. Por ejemplo, el terremoto de septiembre del 2017 impactó severamente a la Ciudad de México y a entidades como Puebla, Oaxaca y Morelos y en aquella ocasión se destinaron 38 mil 163 millones de pesos sólo para atender esta catástrofe.

Pero cada año, los huracanes suelen golpear a los estados que tienen costas, intermitentemente los del Golfo y el Caribe y los del Pacífico, normalmente el sureste es la zona más vulnerable.

Se destinaron a las entidades más afectadas 38 mil 970 millones de pesos en 2013; 16 mil 036 millones, en 2014; siete mil millones de pesos en 2015; seis mil 484 millones, en 2016; 40 mil 055 millones de pesos en 2017, yen 2018 el monto alcanzó los 11 mil 033 millones. Cada año tuvo sus peculiaridades y por lo tanto, el monto cambió respecto a los daños que dejó cada fenómeno natural.

La Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) emitió a través del Fonden 75 declaratorias de emergencia para 21 entidades federativas, y se atendieron a 560 mil 398 personas afectadas en 677 municipios, del 1 de agosto de 2019 al 31 de julio de 2020, de acuerdo con el Segundo Informe de Labores de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) presentado en septiembre pasado.

En el mismo periodo hubo 32 declaratorias de desastre natural en 17 entidades federativas, para las cuales se instalaron sus respectivos Comités de Evaluación de Daños, para atender la reconstrucción de 17 sectores: Áreas naturales protegidas, Carretero, Cultura, Deportivo, Educativo, Forestal y de Viveros, Hidráulico, Militar, Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos, Militar, Naval, Pesquero y Acuícola, Residuos sólidos, Salud, Vial urbano, Vivienda; y Zonas costeras.

Como se ve, el asunto no es menor. La falta de apoyo para este tipo de eventos suele retardar la reconstrucción de las zonas afectadas, como ocurrió en el terremoto del 85, razón por la cual en 1996 se decidió crear este mecanismo, el cual, sin embargo, no empezó a funcionar adecuadamente hasta 1999 cuando se emitieron sus reglas de operación y sus recursos comenzaron a fondearse de manera profesional.

Por eso, es urgente que el Gobierno Federal establezca un mecanismo que tenga las funciones de proveer recursos para la prevención de daños, con apoyo a la población tanto en sistemas de alerta, construcción de albergues y educación, entre otros. Tabasco y Chiapas hoy demuestran que muchos problemas no se pueden solucionar con saliva.

hiroshi@oem.com.mx

La desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) y del Fondo de Prevención de Desastres Naturales (Fodepren) puede ser un desastre en sí mismo.

Por la cantidad de recursos que pueden llegar a necesitarse en caso de que el territorio mexicano se vea destrozado por fenómenos hidrometeorológicos o naturales, como podría ser un terremoto, es improbable que el Presupuesto de Egresos del año en que ocurra el eventual desastre, contemple las aportaciones que deberán destinarse a paliar sus consecuencias.

Los recursos necesarios para hacer frente a los diversos desastres variaron en función del número de eventos y de las zonas que se vieron afectadas del 2013 al 2018. Por ejemplo, el terremoto de septiembre del 2017 impactó severamente a la Ciudad de México y a entidades como Puebla, Oaxaca y Morelos y en aquella ocasión se destinaron 38 mil 163 millones de pesos sólo para atender esta catástrofe.

Pero cada año, los huracanes suelen golpear a los estados que tienen costas, intermitentemente los del Golfo y el Caribe y los del Pacífico, normalmente el sureste es la zona más vulnerable.

Se destinaron a las entidades más afectadas 38 mil 970 millones de pesos en 2013; 16 mil 036 millones, en 2014; siete mil millones de pesos en 2015; seis mil 484 millones, en 2016; 40 mil 055 millones de pesos en 2017, yen 2018 el monto alcanzó los 11 mil 033 millones. Cada año tuvo sus peculiaridades y por lo tanto, el monto cambió respecto a los daños que dejó cada fenómeno natural.

La Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) emitió a través del Fonden 75 declaratorias de emergencia para 21 entidades federativas, y se atendieron a 560 mil 398 personas afectadas en 677 municipios, del 1 de agosto de 2019 al 31 de julio de 2020, de acuerdo con el Segundo Informe de Labores de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) presentado en septiembre pasado.

En el mismo periodo hubo 32 declaratorias de desastre natural en 17 entidades federativas, para las cuales se instalaron sus respectivos Comités de Evaluación de Daños, para atender la reconstrucción de 17 sectores: Áreas naturales protegidas, Carretero, Cultura, Deportivo, Educativo, Forestal y de Viveros, Hidráulico, Militar, Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos, Militar, Naval, Pesquero y Acuícola, Residuos sólidos, Salud, Vial urbano, Vivienda; y Zonas costeras.

Como se ve, el asunto no es menor. La falta de apoyo para este tipo de eventos suele retardar la reconstrucción de las zonas afectadas, como ocurrió en el terremoto del 85, razón por la cual en 1996 se decidió crear este mecanismo, el cual, sin embargo, no empezó a funcionar adecuadamente hasta 1999 cuando se emitieron sus reglas de operación y sus recursos comenzaron a fondearse de manera profesional.

Por eso, es urgente que el Gobierno Federal establezca un mecanismo que tenga las funciones de proveer recursos para la prevención de daños, con apoyo a la población tanto en sistemas de alerta, construcción de albergues y educación, entre otros. Tabasco y Chiapas hoy demuestran que muchos problemas no se pueden solucionar con saliva.

hiroshi@oem.com.mx