/ miércoles 30 de octubre de 2024

Axioma: patrones, avances en el proceso evolutivo del Estado mexicano

“Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”, frase que se atribuye al español George Santayana y que claramente habla de la importancia de aprender del pasado.

La historia, muchas veces, se percibe como un ciclo interminable de eventos que parecen repetirse sin fin. Esta visión se fundamenta en la idea de que los seres humanos, a lo largo del tiempo, tienden a enfrentar situaciones análogas que se manifiestan en diversas épocas y contextos. Sin embargo, aunque los patrones históricos pueden repetirse, cada repetición ocurre en un contexto distinto, lo que implica que siempre hay un avance, una evolución y una transformación en la sociedad.

Un axioma que guiará nuestra reflexión es: "Los patrones históricos se repiten, pero cada repetición ocurre en un contexto diferente." Esta comprensión es esencial para apreciar la complejidad del proceso histórico y rechazar una visión simplista que afirmaría que solo estamos repitiendo errores del pasado. El periodo de independencia de México, seguido por las Leyes de Reforma y la Revolución Mexicana, nos ofrece ejemplos que ilustran esta idea.

La independencia de México, consumada en 1821, marcó un hito fundamental en la historia del país. Los movimientos insurgentes no solo buscaban liberarse del dominio español, sino establecer un México soberano. Esta lucha fundacional, aunque resultó en la independencia, también dejó un legado de fragmentación social y política que se manifestaría en años posteriores, evidenciando las divisiones internas que han caracterizado la historia del país.

Las Leyes de Reforma, promulgadas en la década de 1850, fueron una respuesta a las tensiones generadas por la lucha de clases y el conflicto entre el Estado y la Iglesia. Líderes como Juárez trabajaron por la creación de un Estado laico y la promoción de la igualdad ante la ley. No obstante, su implementación encontró resistencia feroz, lo que culminó en la Guerra de Reforma (1857-1861). Una vez más, observamos que se repiten patrones históricos: la lucha por el poder y la justicia social resurgen en contextos diferentes, pero siempre animadas por aspiraciones tanto individuales como colectivas.

La Revolución Mexicana del 18 de noviembre 1910 es otro escalón en nuestra historia donde, nuevamente, se presentan patrones de lucha por justicia y equidad. A pesar de que el conflicto estuvo marcado por la violencia y la inestabilidad, también propició avances significativos, como la promulgación de la Constitución de 1917, que consagró derechos fundamentales para los ciudadanos e instauró principios que fortalecerían el marco del Estado mexicano.

En tiempos más recientes, hemos sido testigos de reformas constitucionales muy sobresalientes que han buscado responder a las demandas de una sociedad en constante evolución. La reforma educativa de 2013, la reforma energética que inició en 2014 y la reforma en materia de derechos humanos son ejemplos de esfuerzos por adaptar nuestras leyes a las necesidades actuales. La llamada Cuarta Transformación, busca avanzar en la justicia social, la reducción de la corrupción y el fortalecimiento de la democracia. Por eso la reforma laboral al poder judicial no se salva de su espacio en la historia.

En el presente la creciente participación ciudadana, dio paso al reconocimiento de los derechos de grupos históricamente marginalizados, como las mujeres, las comunidades indígenas y la diversidad sexual. Este avance es un eco de las luchas de nuestros antepasados, quienes forjaron un camino hacia la equidad que hoy es continuado por nuevas generaciones. Sería inútil omitir a todos aquellos que, a lo largo de nuestra historia, han sacrificado mucho por la construcción de un país más justo y equitativo; la sangre derramada por quienes han ofrendado su vida por un México mejor.

¿No te parece que si tuviéramos que ilustrar el concepto de historia en un contexto global de la existencia, podríamos imaginar un resorte estirado o una manguera previamente enrollada postrada sobre una superficie de la forma que sea, donde cada vuelta es una supuesta repetición pero en un momento y circunstancia diferente?

Esta ilustración podría dar la razón a quien ve su existencia como un todo al igual que a quien comprende que el planeta tierra es un grano de arena en el mar llamado universo. Aprendamos de la historia y veamos el contexto global para que cada generación aporte para un México mejor, por una raza humana mejor.

@serdan_mx

“Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”, frase que se atribuye al español George Santayana y que claramente habla de la importancia de aprender del pasado.

La historia, muchas veces, se percibe como un ciclo interminable de eventos que parecen repetirse sin fin. Esta visión se fundamenta en la idea de que los seres humanos, a lo largo del tiempo, tienden a enfrentar situaciones análogas que se manifiestan en diversas épocas y contextos. Sin embargo, aunque los patrones históricos pueden repetirse, cada repetición ocurre en un contexto distinto, lo que implica que siempre hay un avance, una evolución y una transformación en la sociedad.

Un axioma que guiará nuestra reflexión es: "Los patrones históricos se repiten, pero cada repetición ocurre en un contexto diferente." Esta comprensión es esencial para apreciar la complejidad del proceso histórico y rechazar una visión simplista que afirmaría que solo estamos repitiendo errores del pasado. El periodo de independencia de México, seguido por las Leyes de Reforma y la Revolución Mexicana, nos ofrece ejemplos que ilustran esta idea.

La independencia de México, consumada en 1821, marcó un hito fundamental en la historia del país. Los movimientos insurgentes no solo buscaban liberarse del dominio español, sino establecer un México soberano. Esta lucha fundacional, aunque resultó en la independencia, también dejó un legado de fragmentación social y política que se manifestaría en años posteriores, evidenciando las divisiones internas que han caracterizado la historia del país.

Las Leyes de Reforma, promulgadas en la década de 1850, fueron una respuesta a las tensiones generadas por la lucha de clases y el conflicto entre el Estado y la Iglesia. Líderes como Juárez trabajaron por la creación de un Estado laico y la promoción de la igualdad ante la ley. No obstante, su implementación encontró resistencia feroz, lo que culminó en la Guerra de Reforma (1857-1861). Una vez más, observamos que se repiten patrones históricos: la lucha por el poder y la justicia social resurgen en contextos diferentes, pero siempre animadas por aspiraciones tanto individuales como colectivas.

La Revolución Mexicana del 18 de noviembre 1910 es otro escalón en nuestra historia donde, nuevamente, se presentan patrones de lucha por justicia y equidad. A pesar de que el conflicto estuvo marcado por la violencia y la inestabilidad, también propició avances significativos, como la promulgación de la Constitución de 1917, que consagró derechos fundamentales para los ciudadanos e instauró principios que fortalecerían el marco del Estado mexicano.

En tiempos más recientes, hemos sido testigos de reformas constitucionales muy sobresalientes que han buscado responder a las demandas de una sociedad en constante evolución. La reforma educativa de 2013, la reforma energética que inició en 2014 y la reforma en materia de derechos humanos son ejemplos de esfuerzos por adaptar nuestras leyes a las necesidades actuales. La llamada Cuarta Transformación, busca avanzar en la justicia social, la reducción de la corrupción y el fortalecimiento de la democracia. Por eso la reforma laboral al poder judicial no se salva de su espacio en la historia.

En el presente la creciente participación ciudadana, dio paso al reconocimiento de los derechos de grupos históricamente marginalizados, como las mujeres, las comunidades indígenas y la diversidad sexual. Este avance es un eco de las luchas de nuestros antepasados, quienes forjaron un camino hacia la equidad que hoy es continuado por nuevas generaciones. Sería inútil omitir a todos aquellos que, a lo largo de nuestra historia, han sacrificado mucho por la construcción de un país más justo y equitativo; la sangre derramada por quienes han ofrendado su vida por un México mejor.

¿No te parece que si tuviéramos que ilustrar el concepto de historia en un contexto global de la existencia, podríamos imaginar un resorte estirado o una manguera previamente enrollada postrada sobre una superficie de la forma que sea, donde cada vuelta es una supuesta repetición pero en un momento y circunstancia diferente?

Esta ilustración podría dar la razón a quien ve su existencia como un todo al igual que a quien comprende que el planeta tierra es un grano de arena en el mar llamado universo. Aprendamos de la historia y veamos el contexto global para que cada generación aporte para un México mejor, por una raza humana mejor.

@serdan_mx