/ lunes 4 de mayo de 2020

Banxico entregará un billón de pesos a AMLO para afrontar la crisis: Jorge Arroyo García

El Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha querido decir seguramente por razones de alta política, pero cuando declara que su gobierno cuenta con recursos suficientes para hacer frente al desplome de los ingresos recaudatorios, efectivamente, ya tiene en las manos un billón de pesos que provendrán de los remanentes anuales (las utilidades cambiarias) del Banco de México, y que por ley le deberán ser entregados en abril del 2021.

Con estos fondos de financiamiento amarrados, el mandatario puede recurrir al endeudamiento de corto plazo, hacer frente al desplome recaudatorio y proceder a la recomposición del gasto público, como ya lo hace a través de la iniciativa que envió a la Cámara de Diputados, para reorientar el gasto en un 10%.

Con el billón de pesos el presidente tiene la seguridad de que va a pagar en mayo o junio del año entrante, cuando el Banco de México le haga entrega de dichos recursos que ha obtenido por las ganancias cambiarias correspondientes al 2020, sostiene el prestigiado economista Jorge Arroyo García, maestro de la cátedra de política monetarias de varias generaciones en la Facultad de Economía de la BUAP; expresidente del Colegio de Economistas de Puebla y exsubsecretario de Finanzas del Estado.

Explicó que del billón de pesos que recibirá el gobierno federal, 700 mil millones deberá destinarlos, por ley, al pago de deuda y 300 mil millones podrá disponerlos libremente. De esta manera, López Obrador puede adquirir créditos por 700 mil millones, con la seguridad que pagará ese dinero, sin incurrir en el incremento de la deuda pública que asciende a más de 12 billones de peso, y este año representa en el presupuesto de gasto el pago de 800 mil millones de pesos.

Lo expuesto por Jorge Arroyo resulta revelador ahora que la Cámara de Diputados prevé autorizar al presidente la reasignación de hasta 610 mil millones de pesos para obras prioritarias, gasto destinado a atender la pandemia por coronavirus y medidas para evitar una mayor crisis económica.

Mañana martes estaba prevista su aprobación, pero los partidos de oposición han formado un solo bloque para no dejarla pasar, al considerar que los diputados morenistas se pasaron de entreguistas al proponer en dicha iniciativa que “en circunstancias severas o alteraciones graves como la crisis económica” “el presidente pueda reorientar el gasto, sin consultar a la cámara” y reorientar “la concentración de recursos en áreas neurálgicas”, lo equivale a una violación constitucional, a la entrega al presidente de la facultad de la Cámara de Diputados de aprobar el presupuesto federal; de darle manga ancha para que haga lo que quiera con el gasto público.

Obviamente el líder de la cámara, Mario Delgado, metió inmediata reversa y enmendó dicha iniciativa que en su nueva propuesta dirá: “la cámara de Diputados delimitará los cambios que pueda hacer el Ejecutivo en el presupuesto”. Y “en caso de una cirugía mayor al presupuesto, el Ejecutivo lo renvíe a la Cámara de Diputados para que lo apruebe”.

Nadie le niega al presidente la libertad de reasignar los recursos presupuestales en tiempos de crisis múltiples como las que vivimos. pero con la supervisión y aprobación de los diputados.

Pero hay otra gran falla y violación jurídica de forma y de fondo en dicha iniciativa, tanto del presidente como de su bancada de legisladores de Morena, y de los propios partidos de oposición, al no ocuparse del tema principalísimo respecto a cuáles serán las nuevas fuentes de financiamiento para pagar el gasto de 6.1 billones de pesos.

Todos los mexicanos saben que la recaudación tributaria con que se pagaría gran parte del gasto se está haciendo polvo por la profunda recesión de la economía nacional que, de acuerdo al pronóstico del Fondo Monetario Internacional será de 6.6%, y el Banco de México la predice en 5%.

La mayoría de los analistas económicos coinciden en que el gobierno federal finalmente terminará endeudándose para cubrir los ingresos tributarios que se le están cayendo a raudales, aunque el presidente López Obrador ha insistido en sus conferencias mañaneras que su gobierno no se endeudará. cuenta con los suficientes recursos para hacer frente a la crisis recaudatoria, aunque nunca ha querido mencionar, ha guardado en secreto, la cuantía de los fondos con los que dice contar su gobierno.

De esta forma, la única alternativa viable. visible, segura e importante de verdadero salvamento financiero, de recursos frescos, que no significa mayor endeudamiento para la hacienda pública ante la crisis económica, es la del billón de pesos de los remanentes del Banco de México, que cita el economista Arroyo García. Queda pendiente que el Presidente y la Cámara de Diputados digan con qué dinero suplirán el que se les está cayendo en la recaudación de impuestos. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM

El Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha querido decir seguramente por razones de alta política, pero cuando declara que su gobierno cuenta con recursos suficientes para hacer frente al desplome de los ingresos recaudatorios, efectivamente, ya tiene en las manos un billón de pesos que provendrán de los remanentes anuales (las utilidades cambiarias) del Banco de México, y que por ley le deberán ser entregados en abril del 2021.

Con estos fondos de financiamiento amarrados, el mandatario puede recurrir al endeudamiento de corto plazo, hacer frente al desplome recaudatorio y proceder a la recomposición del gasto público, como ya lo hace a través de la iniciativa que envió a la Cámara de Diputados, para reorientar el gasto en un 10%.

Con el billón de pesos el presidente tiene la seguridad de que va a pagar en mayo o junio del año entrante, cuando el Banco de México le haga entrega de dichos recursos que ha obtenido por las ganancias cambiarias correspondientes al 2020, sostiene el prestigiado economista Jorge Arroyo García, maestro de la cátedra de política monetarias de varias generaciones en la Facultad de Economía de la BUAP; expresidente del Colegio de Economistas de Puebla y exsubsecretario de Finanzas del Estado.

Explicó que del billón de pesos que recibirá el gobierno federal, 700 mil millones deberá destinarlos, por ley, al pago de deuda y 300 mil millones podrá disponerlos libremente. De esta manera, López Obrador puede adquirir créditos por 700 mil millones, con la seguridad que pagará ese dinero, sin incurrir en el incremento de la deuda pública que asciende a más de 12 billones de peso, y este año representa en el presupuesto de gasto el pago de 800 mil millones de pesos.

Lo expuesto por Jorge Arroyo resulta revelador ahora que la Cámara de Diputados prevé autorizar al presidente la reasignación de hasta 610 mil millones de pesos para obras prioritarias, gasto destinado a atender la pandemia por coronavirus y medidas para evitar una mayor crisis económica.

Mañana martes estaba prevista su aprobación, pero los partidos de oposición han formado un solo bloque para no dejarla pasar, al considerar que los diputados morenistas se pasaron de entreguistas al proponer en dicha iniciativa que “en circunstancias severas o alteraciones graves como la crisis económica” “el presidente pueda reorientar el gasto, sin consultar a la cámara” y reorientar “la concentración de recursos en áreas neurálgicas”, lo equivale a una violación constitucional, a la entrega al presidente de la facultad de la Cámara de Diputados de aprobar el presupuesto federal; de darle manga ancha para que haga lo que quiera con el gasto público.

Obviamente el líder de la cámara, Mario Delgado, metió inmediata reversa y enmendó dicha iniciativa que en su nueva propuesta dirá: “la cámara de Diputados delimitará los cambios que pueda hacer el Ejecutivo en el presupuesto”. Y “en caso de una cirugía mayor al presupuesto, el Ejecutivo lo renvíe a la Cámara de Diputados para que lo apruebe”.

Nadie le niega al presidente la libertad de reasignar los recursos presupuestales en tiempos de crisis múltiples como las que vivimos. pero con la supervisión y aprobación de los diputados.

Pero hay otra gran falla y violación jurídica de forma y de fondo en dicha iniciativa, tanto del presidente como de su bancada de legisladores de Morena, y de los propios partidos de oposición, al no ocuparse del tema principalísimo respecto a cuáles serán las nuevas fuentes de financiamiento para pagar el gasto de 6.1 billones de pesos.

Todos los mexicanos saben que la recaudación tributaria con que se pagaría gran parte del gasto se está haciendo polvo por la profunda recesión de la economía nacional que, de acuerdo al pronóstico del Fondo Monetario Internacional será de 6.6%, y el Banco de México la predice en 5%.

La mayoría de los analistas económicos coinciden en que el gobierno federal finalmente terminará endeudándose para cubrir los ingresos tributarios que se le están cayendo a raudales, aunque el presidente López Obrador ha insistido en sus conferencias mañaneras que su gobierno no se endeudará. cuenta con los suficientes recursos para hacer frente a la crisis recaudatoria, aunque nunca ha querido mencionar, ha guardado en secreto, la cuantía de los fondos con los que dice contar su gobierno.

De esta forma, la única alternativa viable. visible, segura e importante de verdadero salvamento financiero, de recursos frescos, que no significa mayor endeudamiento para la hacienda pública ante la crisis económica, es la del billón de pesos de los remanentes del Banco de México, que cita el economista Arroyo García. Queda pendiente que el Presidente y la Cámara de Diputados digan con qué dinero suplirán el que se les está cayendo en la recaudación de impuestos. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM