/ viernes 8 de mayo de 2020

Barbosa aún busca revancha

Si algo trae fresco en la memoria Luis Miguel Barbosa es el fraude electoral del que habría sido víctima por parte de Rafael Moreno Valle y su ejército de operadores el primer domingo de julio de 2018, cuando, pese a los números favorables que le obsequiaron algunas encuestas de salida una vez concluidos los comicios de gobernador, las autoridades electorales del estado le dieron el triunfo a Martha Erika Alonso Hidalgo.

Los acontecimientos de aquel día dejaron una profunda huella en el ánimo del gobernador, que, al asumirse derrotado a la mala, de manera injusta y antidemocrática, tomó vuelo para emprender una férrea batalla postelectoral que volvió a perder en tribunales, otra vez, frente a la avasalladora maquinaria morenovallista que, como la humedad, se metía por todos lados para conseguir sus objetivos.

Lo que vino luego ya es historia. Ocho meses después del revés que le propinó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Barbosa arribó al poder. El hecho, sin embargo, no hizo que el nuevo mandatario olvidara, ni perdonara, lo ocurrido en 2018.

Ante la imposibilidad de ajustar cuentas con Moreno Valle y Martha Érika, fallecidos ese mismo año, Barbosa se vio obligado a buscar más allá, a indagar quiénes y qué otros personajes de la vida pública habían estado involucrados en la trama político-electoral que tuvo como misión llevarlo al fracaso.

Fue fácil dar en primer lugar con Eukid Castañón, quien fue erigido comandante en jefe de la operación que condujo al triunfo a Alonso Hidalgo, y a quien desde el cuartel de guerra de Barbosa se le ubicó siempre como el responsable de guiar los hechos delictivos que sucedieron ese día en torno al proceso electoral.

El robo de urnas y las balaceras de ese domingo son un acontecimiento vívido en la memoria del gobernador; la evidencia tangible de la intromisión impune y descarada de un político que se aprestaba a perpetuarse; la afrenta, más que personal, con que le arrebataron la victoria, y con ello, la oportunidad de formar parte de esa histórica jornada nacional que puso en la presidencia a López Obrador y a todo Morena en la cumbre del poder.

“La lucha fue a machetazos”, dijo Barbosa, en alusión a esa contienda, en Huejotzingo, en octubre de 2019.

Sin los Moreno Valle Alonso vivos, los que seguían en la lista de cuentas por cobrar eran los perpetradores del saqueo de urnas y boletas electorales.

Por eso cayeron, en estricto orden cronológico, José Cristhian N. (alias El Grillo), Eukid Castañón Herrera y Gregorio N. (alias El Chucky).

Ayer, como en otras conferencias de prensa mañaneras, el gobernador les recordó a sus adversarios que tiene muy presentes los acontecimientos de aquella tarde de elecciones.

Apuntó esta vez a la Secretaría General de Gobierno y a la Fiscalía General del Estado.

“Tengo las pruebas, ¿sale? (de la intromisión de personajes de distintos niveles en los hechos ilícitos que, jura, le quitaron el triunfo electoral), por eso no querían que ganara, a como diera lugar”, amagó, como quien sabe que las venganzas, en este caso las venganzas políticas, se sirven frías.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Si algo trae fresco en la memoria Luis Miguel Barbosa es el fraude electoral del que habría sido víctima por parte de Rafael Moreno Valle y su ejército de operadores el primer domingo de julio de 2018, cuando, pese a los números favorables que le obsequiaron algunas encuestas de salida una vez concluidos los comicios de gobernador, las autoridades electorales del estado le dieron el triunfo a Martha Erika Alonso Hidalgo.

Los acontecimientos de aquel día dejaron una profunda huella en el ánimo del gobernador, que, al asumirse derrotado a la mala, de manera injusta y antidemocrática, tomó vuelo para emprender una férrea batalla postelectoral que volvió a perder en tribunales, otra vez, frente a la avasalladora maquinaria morenovallista que, como la humedad, se metía por todos lados para conseguir sus objetivos.

Lo que vino luego ya es historia. Ocho meses después del revés que le propinó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Barbosa arribó al poder. El hecho, sin embargo, no hizo que el nuevo mandatario olvidara, ni perdonara, lo ocurrido en 2018.

Ante la imposibilidad de ajustar cuentas con Moreno Valle y Martha Érika, fallecidos ese mismo año, Barbosa se vio obligado a buscar más allá, a indagar quiénes y qué otros personajes de la vida pública habían estado involucrados en la trama político-electoral que tuvo como misión llevarlo al fracaso.

Fue fácil dar en primer lugar con Eukid Castañón, quien fue erigido comandante en jefe de la operación que condujo al triunfo a Alonso Hidalgo, y a quien desde el cuartel de guerra de Barbosa se le ubicó siempre como el responsable de guiar los hechos delictivos que sucedieron ese día en torno al proceso electoral.

El robo de urnas y las balaceras de ese domingo son un acontecimiento vívido en la memoria del gobernador; la evidencia tangible de la intromisión impune y descarada de un político que se aprestaba a perpetuarse; la afrenta, más que personal, con que le arrebataron la victoria, y con ello, la oportunidad de formar parte de esa histórica jornada nacional que puso en la presidencia a López Obrador y a todo Morena en la cumbre del poder.

“La lucha fue a machetazos”, dijo Barbosa, en alusión a esa contienda, en Huejotzingo, en octubre de 2019.

Sin los Moreno Valle Alonso vivos, los que seguían en la lista de cuentas por cobrar eran los perpetradores del saqueo de urnas y boletas electorales.

Por eso cayeron, en estricto orden cronológico, José Cristhian N. (alias El Grillo), Eukid Castañón Herrera y Gregorio N. (alias El Chucky).

Ayer, como en otras conferencias de prensa mañaneras, el gobernador les recordó a sus adversarios que tiene muy presentes los acontecimientos de aquella tarde de elecciones.

Apuntó esta vez a la Secretaría General de Gobierno y a la Fiscalía General del Estado.

“Tengo las pruebas, ¿sale? (de la intromisión de personajes de distintos niveles en los hechos ilícitos que, jura, le quitaron el triunfo electoral), por eso no querían que ganara, a como diera lugar”, amagó, como quien sabe que las venganzas, en este caso las venganzas políticas, se sirven frías.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx