/ jueves 28 de marzo de 2019

Barbosa-Rivera, nuevo esfuerzo de reconciliación


Claudia Rivera Vivanco, los 16 regidores emanados de la coalición Juntos Haremos Historia y algunos de sus principales colaboradores en el ayuntamiento de Puebla estarán el domingo en el arranque de campaña de Luis Miguel Barbosa Huerta.

Ese es uno de los varios acuerdos que alcanzaron la presidenta municipal y el candidato a gobernador de Morena, en la reunión de poco más de dos horas que sostuvieron este jueves en el Hotel Crowne Plaza del bulevar Hermanos Serdán.

El encuentro es el primero que sostienen estos dos personajes públicos después de que Barbosa Huerta fuera designado abanderado a gobernador, dos semanas atrás, y se registra a solo tres días de que comience la contienda por la gubernatura.

La plática se desarrolló en dos etapas.

Una primera en que Rivera Vivanco y Barbosa Huerta estuvieron a solas, sin intérpretes ni testigos de por medio; y otra en la que fueron ingresados los integrantes de su cabildo, así como la secretaria general, Liza Aceves, y el secretario de Gobernación, René Sánchez Galindo.

Se sabe que la presidenta se comprometió a sumarse a las aspiraciones del candidato y que ofreció asistir al inicio de las actividades proselitistas.

Barbosa dará el banderazo de salida en el Centro Expositor, el domingo al mediodía, en un mitin previsto para 15 mil personas al que asistirá la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky.

De esta manera se pretende construir una nueva relación entre los dos morenistas, quienes quedaron distanciados, e incluso enemistados, tras el proceso electoral de 2018.

Esa vez, desde el equipo del nacido en Zinacatepec se vertieron acusaciones de supuesta deslealtad en contra de la entonces candidata.

Durante y después de los comicios se dijo, y con insistencia, que había trabajado para los intereses del fallecido Rafael Moreno Valle.

Los fantasmas de aquella silenciosa confrontación parecen despejarse.

Uno de los presentes en la charla del citado hotel, que salió entusiasmado por el contenido y el tono de la conversación, afirmó al reportero que esta vez sí se verán cambios en el trato de estos dos personajes, y que Rivera Vivanco tendrá una colaboración activa –aunque discreta a ojos de los rivales y los medios de comunicación—en la campaña.

La actitud optimista de hoy se enfrenta, sin embargo, a un mal antecedente.

Barbosa y Rivera Vivanco ya tuvieron una primera plática para tratar de componer las cosas.

No les fue bien.

El sábado 23 de febrero se vieron en la oficina del ex senador, allá por el rumbo del Parque Ecológico, en un hecho que se valoró como el inicio del tendido de puentes para sanar la relación.

Lo malo fue que, al día siguiente, los hermanos y la madre de la alcaldesa figuraron en el primer acto de precampaña de Alejandro Armenta Mier.

Desconcertados, los barbosistas interpretaron el encuentro de Rivera con su jefe como una tomada de pelo y, como usted bien imaginará, prevaleció el ambiente hostil.

Es muy probable que eso no suceda esta ocasión y que el intento de reconciliación que aquí se expone llegue a un buen final, por lo menos en lo que corresponde a la etapa de la campaña por la gubernatura.

La contienda interna en Morena terminó y Barbosa es el candidato.

Eso marca una enorme diferencia.

Todos los asesores sensatos deben susurrar al oído de Rivera Vivanco la importancia de hacer las paces con quien se perfila para ser el próximo gobernador.

Y no solo de ondear una bandera blanca y estrecharle la mano, sino de construir una auténtica conexión de cordialidad, que le permita caminar hacia adelante, en un escenario político y de gobierno ya de por sí harto complicado.

Claudia Rivera debe tener presente que su interlocutor de este jueves está preocupado por el rumbo del gobierno municipal.

Los operadores del candidato miran con atención las eventuales consecuencias electorales de una gestión municipal cuestionada y desacreditada.

En ese contexto hay que leer la reunión del Crowne Plaza.

Hacer las paces es el objetivo superficial, que sirve, por supuesto.

Ayudar para enderezar el barco y evitar las consecuencias, no obstante, el verdadero.


Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx


Claudia Rivera Vivanco, los 16 regidores emanados de la coalición Juntos Haremos Historia y algunos de sus principales colaboradores en el ayuntamiento de Puebla estarán el domingo en el arranque de campaña de Luis Miguel Barbosa Huerta.

Ese es uno de los varios acuerdos que alcanzaron la presidenta municipal y el candidato a gobernador de Morena, en la reunión de poco más de dos horas que sostuvieron este jueves en el Hotel Crowne Plaza del bulevar Hermanos Serdán.

El encuentro es el primero que sostienen estos dos personajes públicos después de que Barbosa Huerta fuera designado abanderado a gobernador, dos semanas atrás, y se registra a solo tres días de que comience la contienda por la gubernatura.

La plática se desarrolló en dos etapas.

Una primera en que Rivera Vivanco y Barbosa Huerta estuvieron a solas, sin intérpretes ni testigos de por medio; y otra en la que fueron ingresados los integrantes de su cabildo, así como la secretaria general, Liza Aceves, y el secretario de Gobernación, René Sánchez Galindo.

Se sabe que la presidenta se comprometió a sumarse a las aspiraciones del candidato y que ofreció asistir al inicio de las actividades proselitistas.

Barbosa dará el banderazo de salida en el Centro Expositor, el domingo al mediodía, en un mitin previsto para 15 mil personas al que asistirá la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky.

De esta manera se pretende construir una nueva relación entre los dos morenistas, quienes quedaron distanciados, e incluso enemistados, tras el proceso electoral de 2018.

Esa vez, desde el equipo del nacido en Zinacatepec se vertieron acusaciones de supuesta deslealtad en contra de la entonces candidata.

Durante y después de los comicios se dijo, y con insistencia, que había trabajado para los intereses del fallecido Rafael Moreno Valle.

Los fantasmas de aquella silenciosa confrontación parecen despejarse.

Uno de los presentes en la charla del citado hotel, que salió entusiasmado por el contenido y el tono de la conversación, afirmó al reportero que esta vez sí se verán cambios en el trato de estos dos personajes, y que Rivera Vivanco tendrá una colaboración activa –aunque discreta a ojos de los rivales y los medios de comunicación—en la campaña.

La actitud optimista de hoy se enfrenta, sin embargo, a un mal antecedente.

Barbosa y Rivera Vivanco ya tuvieron una primera plática para tratar de componer las cosas.

No les fue bien.

El sábado 23 de febrero se vieron en la oficina del ex senador, allá por el rumbo del Parque Ecológico, en un hecho que se valoró como el inicio del tendido de puentes para sanar la relación.

Lo malo fue que, al día siguiente, los hermanos y la madre de la alcaldesa figuraron en el primer acto de precampaña de Alejandro Armenta Mier.

Desconcertados, los barbosistas interpretaron el encuentro de Rivera con su jefe como una tomada de pelo y, como usted bien imaginará, prevaleció el ambiente hostil.

Es muy probable que eso no suceda esta ocasión y que el intento de reconciliación que aquí se expone llegue a un buen final, por lo menos en lo que corresponde a la etapa de la campaña por la gubernatura.

La contienda interna en Morena terminó y Barbosa es el candidato.

Eso marca una enorme diferencia.

Todos los asesores sensatos deben susurrar al oído de Rivera Vivanco la importancia de hacer las paces con quien se perfila para ser el próximo gobernador.

Y no solo de ondear una bandera blanca y estrecharle la mano, sino de construir una auténtica conexión de cordialidad, que le permita caminar hacia adelante, en un escenario político y de gobierno ya de por sí harto complicado.

Claudia Rivera debe tener presente que su interlocutor de este jueves está preocupado por el rumbo del gobierno municipal.

Los operadores del candidato miran con atención las eventuales consecuencias electorales de una gestión municipal cuestionada y desacreditada.

En ese contexto hay que leer la reunión del Crowne Plaza.

Hacer las paces es el objetivo superficial, que sirve, por supuesto.

Ayudar para enderezar el barco y evitar las consecuencias, no obstante, el verdadero.


Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx