/ lunes 13 de enero de 2020

Barbosa vs Esparza, la lucha sigue

Los buenos deseos y el característico ánimo pacificador de todo arranque de año no ayudaron a reparar el conflicto político más importante que existe ahora mismo en el estado y que tiene como protagonistas al gobernador Luis Miguel Barbosa y al rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, quienes siguen enfrascados en un pleito que amenaza con escalar hasta enfrentar de lleno a las instituciones que representan.

El auditor Francisco José Romero Serrano no solo no disminuyó la intensidad de sus indagatorias en contra de Esparza, sino que sumó aliados mediáticos en las personas de Gabriel Biestro Medinilla y Lucía Romero Garci Crespo, diputados morenistas a las órdenes del gobernador (igual que él).

Ya contagiado de la andanada discursiva vertida por todos en redes sociales (primero fue Biestro quien llamó chantajista al rector), Romero usó el viernes su recién estrenada cuenta de twitter para lanzarle un reto directo al responsable de la máxima casa de estudios, “invitándolo” a discutir el tema en persona, pero no en un café de Los Portales. ¿Dónde entonces? En la Auditoría Superior del Estado.

Esparza Ortiz, por su parte, se apoyó por segunda vez en el mecanismo institucional más fuerte del que dispone, el Consejo Universitario, para mandar un mensaje de unidad hacia afuera y advertir que pretende defender su territorio de la intrusión enemiga.

Entre las posadas prenavideñas y la venida de los reyes magos hubo mediadores que trataron de resolver el problema de estos dos personajes por la vía política, intentando poner fin a una escalada que dio inicio en agosto, apenas comenzado el nuevo gobierno, con un Barbosa apostado en el zócalo de la ciudad para charlar con aspirantes rechazados.

Los intentos fracasaron y el diferendo subió de nivel.

Esparza está “invitado” para presentarse mañana, en punto del medio día, a las oficinas del auditor.

El jaloneo con Romero Serrano, sin embargo, no es el problema de fondo.

El auditor es solo un instrumento del mandatario para ajustar cuentas.

Por eso es que en la universidad se analiza con lupa la conveniencia de que el rector asista o no al llamado de esa invitación, que, en los hechos, por incluir en su redacción fundamento legal, día y hora, parece un citatorio.

Nadie sabe hasta dónde llegará la incursión del barbosismo en la BUAP… o hasta dónde piensa llegar.

Unos creen que pretende forzar la destitución de Esparza para luego dejar a la universidad en paz.

Otros, que se conformará con meterle un “susto” al rector.

Unos más, que realmente pretende fiscalizar el uso de los recursos públicos para encontrar evidencia de supuestos malos manejos.

Y otros, que quiere minar por completo la capacidad de operación del rector en la institución para, posteriormente, tomar el control por la vía de esos personajes de izquierda que cohabitan en el gobierno del estado y que fueron echados o marginados de la universidad a finales del siglo pasado, con el cambio de paradigma político y el arribo de José Doger Corte al poder.

Cualquiera que sea el motivo, no gozará de la condescendencia ni la rendición sencilla de Esparza.

El jueves, el rector puso a Guadalupe Grajales Porras en lugar de Jaime Vázquez López al frente de la Secretaría General, lo que exhibe una alianza con la izquierda universitaria que en el pasado lastimaron, principalmente, Enrique Doger Guerrero y Enrique Agüera Ibáñez.

Más atrás, en el nacimiento de la crisis, otorgó una plaza definitiva a Beatriz Gutiérrez Müeller, la esposa del presidente López Obrador que no es ni ajena ni indiferente a lo que ocurre en esa casa de estudios, donde aspira a crecer y desarrollarse como académica.

Todos se mueven en esta lucha de impredecibles consecuencias.

¡Feliz nuevo año!

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Los buenos deseos y el característico ánimo pacificador de todo arranque de año no ayudaron a reparar el conflicto político más importante que existe ahora mismo en el estado y que tiene como protagonistas al gobernador Luis Miguel Barbosa y al rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, quienes siguen enfrascados en un pleito que amenaza con escalar hasta enfrentar de lleno a las instituciones que representan.

El auditor Francisco José Romero Serrano no solo no disminuyó la intensidad de sus indagatorias en contra de Esparza, sino que sumó aliados mediáticos en las personas de Gabriel Biestro Medinilla y Lucía Romero Garci Crespo, diputados morenistas a las órdenes del gobernador (igual que él).

Ya contagiado de la andanada discursiva vertida por todos en redes sociales (primero fue Biestro quien llamó chantajista al rector), Romero usó el viernes su recién estrenada cuenta de twitter para lanzarle un reto directo al responsable de la máxima casa de estudios, “invitándolo” a discutir el tema en persona, pero no en un café de Los Portales. ¿Dónde entonces? En la Auditoría Superior del Estado.

Esparza Ortiz, por su parte, se apoyó por segunda vez en el mecanismo institucional más fuerte del que dispone, el Consejo Universitario, para mandar un mensaje de unidad hacia afuera y advertir que pretende defender su territorio de la intrusión enemiga.

Entre las posadas prenavideñas y la venida de los reyes magos hubo mediadores que trataron de resolver el problema de estos dos personajes por la vía política, intentando poner fin a una escalada que dio inicio en agosto, apenas comenzado el nuevo gobierno, con un Barbosa apostado en el zócalo de la ciudad para charlar con aspirantes rechazados.

Los intentos fracasaron y el diferendo subió de nivel.

Esparza está “invitado” para presentarse mañana, en punto del medio día, a las oficinas del auditor.

El jaloneo con Romero Serrano, sin embargo, no es el problema de fondo.

El auditor es solo un instrumento del mandatario para ajustar cuentas.

Por eso es que en la universidad se analiza con lupa la conveniencia de que el rector asista o no al llamado de esa invitación, que, en los hechos, por incluir en su redacción fundamento legal, día y hora, parece un citatorio.

Nadie sabe hasta dónde llegará la incursión del barbosismo en la BUAP… o hasta dónde piensa llegar.

Unos creen que pretende forzar la destitución de Esparza para luego dejar a la universidad en paz.

Otros, que se conformará con meterle un “susto” al rector.

Unos más, que realmente pretende fiscalizar el uso de los recursos públicos para encontrar evidencia de supuestos malos manejos.

Y otros, que quiere minar por completo la capacidad de operación del rector en la institución para, posteriormente, tomar el control por la vía de esos personajes de izquierda que cohabitan en el gobierno del estado y que fueron echados o marginados de la universidad a finales del siglo pasado, con el cambio de paradigma político y el arribo de José Doger Corte al poder.

Cualquiera que sea el motivo, no gozará de la condescendencia ni la rendición sencilla de Esparza.

El jueves, el rector puso a Guadalupe Grajales Porras en lugar de Jaime Vázquez López al frente de la Secretaría General, lo que exhibe una alianza con la izquierda universitaria que en el pasado lastimaron, principalmente, Enrique Doger Guerrero y Enrique Agüera Ibáñez.

Más atrás, en el nacimiento de la crisis, otorgó una plaza definitiva a Beatriz Gutiérrez Müeller, la esposa del presidente López Obrador que no es ni ajena ni indiferente a lo que ocurre en esa casa de estudios, donde aspira a crecer y desarrollarse como académica.

Todos se mueven en esta lucha de impredecibles consecuencias.

¡Feliz nuevo año!

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx