/ domingo 19 de julio de 2020

¿Batalla perdida?

Los recursos de los movimientos sociales están cambiando, es el caso de la llamada caravana contra AMLO, una de las acciones que propone el Frente Nacional Anti AMLO (FRENA), la agrupación que busca provocar la dimisión del presidente Andrés Manuel López Obrador al menos desde el 30 de mayo pasado. Pero ¿qué tan eficaz será?

Al menos en 70 ciudades, como Jalisco, Puebla, San Luis Potosí, Oaxca, Colima, Quintana Roo, CdMx, Xalapa, Veracruz, se organizan para ir en sus propios autos, para evitar contingentes humanos, llevan mantas, carteles y muchos celulares prestos para las selfies. Estas acciones que se han replicado hasta por cinco ocasiones, han provocado opiniones encontradas.

Según el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Este mismo derecho se plasmó en el Artículo 6º de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado.

Claro, el concepto de moral es ambiguo y se ha prestado a muchas interpretaciones en cada gobierno, es nuestro dilema y mayor pesar. Sin embargo, en el tema que nos ocupa, la manifestación es válida, nos guste o no; lo que queda en el aire es ¿qué penetración tendrá? La misma organización FRENA, con un claro sustento en la clase media nacional, se ha dado a la tarea de difundir su demanda y la crítica contra la 4T de AMLO con criterios de los años 70s.

Algunos críticos ridiculizan a los manifestantes señalando que llevan autos carísimos, ropas, zapatos, relojes y celuares que un ciudadano “de a pie” no podría comprar. En ello hay razón, pero no es válido que así se pretenda decalificarlos y borrarlos del mapa político con todo y sus demandas; igual se han sumado personas con vehículos más populares, si se puede decir, porque tener un auto ya califica para ser clase media. En orden a la libertad de expresión y de asociación, están en su derecho de manifestarse y de demandar, falta que la autoridad competente los atienda.

Sólo como referencia histórica, las manifestaciones políticas se despiertan en México en los años 80´s, a partir del inicio del deterioro económico y social de la población en 1982, y que finalmente llevaron al PAN al triunfo de la presidencia municipal en Chihuahua, en 1986. Para entonces la izquierda estaba desacreditada por los residuos de anarquía que dejaron en las universidades públicas, también estaba desgastada la izquierda después de la Guerra Sucia del Estado contra la guerrilla. No se veía bien la libertad que se confundió con permisibidad en las aulas, dejando destrozos, pintas, ausencia de clases, y abusos de muchos. No fueron los mejores tiempos para la educación pública universitaria del país. Así que, la derecha ganó el paso en el ámbito de los partidos políticos y las elecciones.

Después de 35 años, las movilizaciones desde una derecha que se siente en peligro de perder su statu quo, tiene una configuración que no alcanza aún a vislumbrar si logrará su cometido, pero inicia su aglutinamiento en un espacio donde nunca hay que dejar de considerar al enemigo, ni grande ni pequeño.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Los recursos de los movimientos sociales están cambiando, es el caso de la llamada caravana contra AMLO, una de las acciones que propone el Frente Nacional Anti AMLO (FRENA), la agrupación que busca provocar la dimisión del presidente Andrés Manuel López Obrador al menos desde el 30 de mayo pasado. Pero ¿qué tan eficaz será?

Al menos en 70 ciudades, como Jalisco, Puebla, San Luis Potosí, Oaxca, Colima, Quintana Roo, CdMx, Xalapa, Veracruz, se organizan para ir en sus propios autos, para evitar contingentes humanos, llevan mantas, carteles y muchos celulares prestos para las selfies. Estas acciones que se han replicado hasta por cinco ocasiones, han provocado opiniones encontradas.

Según el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Este mismo derecho se plasmó en el Artículo 6º de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado.

Claro, el concepto de moral es ambiguo y se ha prestado a muchas interpretaciones en cada gobierno, es nuestro dilema y mayor pesar. Sin embargo, en el tema que nos ocupa, la manifestación es válida, nos guste o no; lo que queda en el aire es ¿qué penetración tendrá? La misma organización FRENA, con un claro sustento en la clase media nacional, se ha dado a la tarea de difundir su demanda y la crítica contra la 4T de AMLO con criterios de los años 70s.

Algunos críticos ridiculizan a los manifestantes señalando que llevan autos carísimos, ropas, zapatos, relojes y celuares que un ciudadano “de a pie” no podría comprar. En ello hay razón, pero no es válido que así se pretenda decalificarlos y borrarlos del mapa político con todo y sus demandas; igual se han sumado personas con vehículos más populares, si se puede decir, porque tener un auto ya califica para ser clase media. En orden a la libertad de expresión y de asociación, están en su derecho de manifestarse y de demandar, falta que la autoridad competente los atienda.

Sólo como referencia histórica, las manifestaciones políticas se despiertan en México en los años 80´s, a partir del inicio del deterioro económico y social de la población en 1982, y que finalmente llevaron al PAN al triunfo de la presidencia municipal en Chihuahua, en 1986. Para entonces la izquierda estaba desacreditada por los residuos de anarquía que dejaron en las universidades públicas, también estaba desgastada la izquierda después de la Guerra Sucia del Estado contra la guerrilla. No se veía bien la libertad que se confundió con permisibidad en las aulas, dejando destrozos, pintas, ausencia de clases, y abusos de muchos. No fueron los mejores tiempos para la educación pública universitaria del país. Así que, la derecha ganó el paso en el ámbito de los partidos políticos y las elecciones.

Después de 35 años, las movilizaciones desde una derecha que se siente en peligro de perder su statu quo, tiene una configuración que no alcanza aún a vislumbrar si logrará su cometido, pero inicia su aglutinamiento en un espacio donde nunca hay que dejar de considerar al enemigo, ni grande ni pequeño.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com