Hace unos días el gobernador Miguel Barbosa dio el disparo de salida para su sucesión, una acción inusual en los mandatarios en turno, al menos públicamente no la hicieron otros; pero este banderazo evidentemente es parte de una estrategia muy bien diseñada y la muestra de ello es la sincronizada feria de auto destapes de sus secretarios de gabinete, ¿pero los verdaderos aspirantes se comerán el borrego?
Es evidente que la carrera por la gubernatura poblana ya empezó, pero no a partir de la luz verde del number one, sino desde mucho antes y él mismo lo sabe.
La estrategia puesta en marcha correría en dos vertientes: la primera sería allanarle el camino a posibles candidatos surgidos del actual grupo en el poder y darles todas las facilidades para que puedan posicionarse y en un golpe de suerte realmente convertirse en candidatos a Casa Puebla y los que no, pues verán para qué les alcanza. Y la segunda es que aquellos ajenos, es decir de la oposición, que asomen la cabeza y una vez expuestos, entren en un desgaste sostenido que difícilmente les permita llegar al año de la elección.
Esa es una lógica muy natural, sin embargo los escenarios en la política son impredecibles y dependen de diversos factores controlables y los que no se pueden ni siquiera advertir. Así que el planteamiento tiene ciertas ventajas para quienes hoy ya se apuntaron en la lista de aspirantes, pero también hay riesgos que deberán valorar.
Ahora bien, una cosa es querer y la otra es poder. Sí se trata de querer ser candidato a gobernador la lista sería inmensa, incluyendo a ciudadanos sin carrera política, verdaderos “Juan Pueblo”; pero en el fondo no solo es querer, sino realmente tener posibilidades de ganar y no solo se refiere a dinero, sino a conocimiento, posicionamiento, conocimiento, trayectoria, potencialidades y muchos elementos más por enumerar.
De la lista de apuntados en la semana que concluyó solo habría 2 opciones reales y serias, las demás únicamente servirían para abultar el listado y luego conformarse aceptando cualquier otra nominación.
El diputado Sergio Salomón Céspedes Peregrina que no solo se ha ganado la confianza del ejecutivo, sino que hoy ocupa la presidencia de uno de los tres poderes que establece el sistema democrático, sería una opción. Otra alternativa sería Gabriel Biestro, actual secretario del Trabajo, quien ya manejó el Congreso del Estado y es muy cercano al gobernador y aunque quiso ser candidato a la alcaldía hace algunos meses, hoy está en lista por la gubernatura.
Del resto de los secretarios como: Melitón Lozano de Educación, Olivia Salomón de Economía o Lizeth Sánchez de Bienestar, que ya se apuntaron porque los azuzaron, ya verá hasta dónde llegarán y si es que realmente quieren apuntarse para la contienda electoral del 2024. Además habrá que esperar que otros nombres se suman.
Mientras los verdaderos aspirantes, aquellos que las encuestas los ubican en los primeros lugares, seguramente se mantendrán así, en lo suyo, calladitos y sin considerar el citado banderazo o ¿se comerán ese borrego? Ya se verá.
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