/ lunes 25 de abril de 2022

Bitácora | ¡Bendito regreso a clases!

El regreso a las clases presenciales que vive el alumnado de Puebla tras dos años de estar en resguardo en casa y de tomar clases en línea, es un acontecimiento que debe registrarse en cualquier bitácora no solo por el hecho de ver reactivarse la vida escolar y por ende la economía, sino porque el regreso permitirá conocer el impacto real que tuvo la pandemia en el ramo educativo.

En estos días se vivirá de todo. Habrá casos de alumnos que conocerán por primera vez a sus compañeros y a sus maestros. También habrá historias de los docentes que se reincorporarán a su labor pero cubriendo los espacios de los académicos que ya no regresaron porque fueron víctimas del Covid-19.

Ya veremos si la vida que teníamos la recuperamos con el regreso a la clases presenciales. Ya se verá que tanta falta harán las clases en línea, pues ya se habían acostumbrado a ellas.

Ahora podremos valorar qué tan efectivo fue el trabajo de las autoridades para enfrentar los retos que significó mantener un sistema de educación que de por sí ya tenía limitantes y deficiencias, mismas que se agudizaron al tener que improvisar un sistema de educación en línea sin capacitación previa, sin herramientas tecnológicas, sin conexión a internet y sin dirección precisa.

Claro que las autoridades educativas federales y estatales tendrán sus números, tendrán sus argumentos, sus registros y bitácoras que demuestren que cumplieron con las horas clases, con el calendario y plan de estudios de los ciclo escolares perdidos. Es más, van a festinar que no hubo reprobados y que todas y todos los alumnos pasaron de grado y nivel, pero si realmente quieren conocer la triste realidad, valorar su trabajo y resultados, deberán ir pensando en una evaluación seria y realista.

Los alumnos seguramente están en el grado que les corresponde, seguro avanzaron de nivel educativo, pero ¿realmente aprendieron? ¿En verdad avanzaron en conocimiento? ¿Los próximos egresados de las universidades dónde hicieron sus prácticas, en qué talleres desarrollaron habilidades, en dónde aplicaron el conocimiento? ¿Van a ser contratados por ser universitarios de la generación Covid? Faltan las respuestas.

Con el regreso a clases presenciales y ante la proximidad de la conclusión del ciclo escolar, deberá llegar una labor de análisis del secretario de Educación, Melitón Lozano y del magisterio a través de sus dos representaciones sindicales, Alejandro Ariza y Jaime García; misma que deberá ser seria, honesta y realista.

Los datos de la valoración deberán exponer la realidad educativa para hacer las correcciones necesarias y no resolver los pendientes solo con clases de regularización para los casos más difíciles. Los padres de familia también deberían participar en ese ejercicio de valoración para apuntar las limitantes que observaron para sus hijos y de esta forma los mentores y las autoridades sepan atender esas realidades.

Más allá de que sí la educación se imparte en instituciones públicas o privadas, las autoridades del sector deberán evaluar los resultados para corregir las deficiencias de inmediato y que en ciclo escolar venidero 2022-2023 se distinga por el interés de recuperar el tiempo perdido y la calidad que debería ser la prioridad no solo en Puebla, sino en cualquier entidad.

¡Éxito para el cierre del ciclo escolar, total para lo que falta! No es por ser pesimista pero son menos de 2 meses y a ello hay que restarle porque mayo es el mes con más suspensiones de clases. Ni hablar, pero es lo que hay.


Comentarios, opiniones, críticas y todo lo demás lo recibo en ferabrajan@gmail.com y en Twitter @ferabrajan1 Facebook: Noticias con Fer Abraján.


El regreso a las clases presenciales que vive el alumnado de Puebla tras dos años de estar en resguardo en casa y de tomar clases en línea, es un acontecimiento que debe registrarse en cualquier bitácora no solo por el hecho de ver reactivarse la vida escolar y por ende la economía, sino porque el regreso permitirá conocer el impacto real que tuvo la pandemia en el ramo educativo.

En estos días se vivirá de todo. Habrá casos de alumnos que conocerán por primera vez a sus compañeros y a sus maestros. También habrá historias de los docentes que se reincorporarán a su labor pero cubriendo los espacios de los académicos que ya no regresaron porque fueron víctimas del Covid-19.

Ya veremos si la vida que teníamos la recuperamos con el regreso a la clases presenciales. Ya se verá que tanta falta harán las clases en línea, pues ya se habían acostumbrado a ellas.

Ahora podremos valorar qué tan efectivo fue el trabajo de las autoridades para enfrentar los retos que significó mantener un sistema de educación que de por sí ya tenía limitantes y deficiencias, mismas que se agudizaron al tener que improvisar un sistema de educación en línea sin capacitación previa, sin herramientas tecnológicas, sin conexión a internet y sin dirección precisa.

Claro que las autoridades educativas federales y estatales tendrán sus números, tendrán sus argumentos, sus registros y bitácoras que demuestren que cumplieron con las horas clases, con el calendario y plan de estudios de los ciclo escolares perdidos. Es más, van a festinar que no hubo reprobados y que todas y todos los alumnos pasaron de grado y nivel, pero si realmente quieren conocer la triste realidad, valorar su trabajo y resultados, deberán ir pensando en una evaluación seria y realista.

Los alumnos seguramente están en el grado que les corresponde, seguro avanzaron de nivel educativo, pero ¿realmente aprendieron? ¿En verdad avanzaron en conocimiento? ¿Los próximos egresados de las universidades dónde hicieron sus prácticas, en qué talleres desarrollaron habilidades, en dónde aplicaron el conocimiento? ¿Van a ser contratados por ser universitarios de la generación Covid? Faltan las respuestas.

Con el regreso a clases presenciales y ante la proximidad de la conclusión del ciclo escolar, deberá llegar una labor de análisis del secretario de Educación, Melitón Lozano y del magisterio a través de sus dos representaciones sindicales, Alejandro Ariza y Jaime García; misma que deberá ser seria, honesta y realista.

Los datos de la valoración deberán exponer la realidad educativa para hacer las correcciones necesarias y no resolver los pendientes solo con clases de regularización para los casos más difíciles. Los padres de familia también deberían participar en ese ejercicio de valoración para apuntar las limitantes que observaron para sus hijos y de esta forma los mentores y las autoridades sepan atender esas realidades.

Más allá de que sí la educación se imparte en instituciones públicas o privadas, las autoridades del sector deberán evaluar los resultados para corregir las deficiencias de inmediato y que en ciclo escolar venidero 2022-2023 se distinga por el interés de recuperar el tiempo perdido y la calidad que debería ser la prioridad no solo en Puebla, sino en cualquier entidad.

¡Éxito para el cierre del ciclo escolar, total para lo que falta! No es por ser pesimista pero son menos de 2 meses y a ello hay que restarle porque mayo es el mes con más suspensiones de clases. Ni hablar, pero es lo que hay.


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