El viernes pasado las calles de centro de Puebla lucieron semi vacías, desérticas. No hubo saturación de autos como ocurría diariamente y a algunos les extrañó el fenómeno, pero lo cierto es que tal escenario fue consecuencia del inicio de la operación formal de los parquímetros digitales y aunque no faltaron quienes refunfuñaron y lanzaron rayos y centellas contra el modelo, lo cierto es que los efectos de tal programa para lograr el ordenamiento del centro pronto tendrán que notarse porque de lo contrario solo habrá razones para que los críticos sigan en lo suyo.
Aunque en el periodo de prueba hubo muchas dudas y otros ni siquiera se molestaron en informarse de cómo funcionaría el sistema, seguramente esas dudas continuarán por lo que habrá cientos de multas y sanciones que afectarán las carteras de los automóviles que seguirán repartiendo mentadas y recordatorios maternales a los funcionarios municipales.
Los opositores y críticos siempre estarán ahí, es más; son necesarios porque ayudarán a identificar y apuntar los negritos en el arroz y eso obligará tanto a los prestadores del servicio como a la autoridad a ser mejores y seguir en constante corrección. Pero de que los antagonistas van a mantener su postura por un buen tiempo, eso sí es seguro.
Otros quejosos que estarán ahí un buen rato serán aquellos que siempre estacionaron sus unidades frente a su negocio y que creían que la vía pública les pertenecía y hacían lo que querían. Los comerciantes o restauranteros que obligaban a sus empleados a apartarles sus cajones también tendrán que modificar esa costumbre y ahora sí tendrán que contratar servicios de pensiones y dejar de hacer negocio con la vía pública a través de los vallet parking.
A otro sector que se le acabó su bussines es al de los franeleros que se adueñaban de las calles y no daban oportunidad de aparcar el auto si antes no recibían la cuota que ellos mismos fijaron por sus pistolas. Ah pero en caso de no recibir el “apoyo" el riesgo para la unidad era permanente, porque esos mismos “viene, viene” dañaban el carro o bien, lo apuntaban para que los desvalijadores tuvieran luz verde para hacer de las suyas. ¡Claro que no todos los aparta-lugares eran, ni son así; pero siempre pagan justos por pecadores!
El principal argumento del ayuntamiento de Puebla para instalar los parquímetros virtuales es que el polígono del centro histórico ahora sí tendrá un reordenamiento, va a garantizar mayor movilidad y ello repercutirá en un impacto socio-económico para los negocios, para el empleo y para la reactivación económica y turística. ¡Que así sea pues! Porque en caso de no pasar a ese deseable momento llegarán los reclamos, las críticas y las campañas negativas que no solo dañarán a la autoridad, sino en el fondo la afectación será para la ciudad y sus habitantes.
Boca de lobo
¿Alguien tendrá unas velitas aunque sea pasteleras para colocarlas como lámparas para que el periférico de Puebla tenga algo de iluminación en los tramos que parece boca de lobo? Ni el estado, ni los ayuntamientos, ni nadie se acomide a cambiar las lámparas fundidas en esa vialidad que en algunos puntos luce totalmente obscuro y mientras tanto los riesgos que ello implica, hay que enfrentarlos a diario. ¡Ojalá que alguien que sea servicial, tenga a bien reportar el hecho a los que mandan en Puebla para que se enteren de esa falla que hasta el momento les ha valido!
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