/ domingo 23 de agosto de 2020

Caiga quien caiga

La corrupción tiene múltiples tentáculos, alcances inimaginables, caras de todos tipos, pero un solo origen: la diminuta voluntad humana, visión cortopacista y una idea de “nadie se dará cuenta” además de que no habrá castigo. ¿Para que incurrir en un acto deshonesto, falto de toda integridad? También hay muchas respuestas, a unos los llama el dinero fácil, a otros la fama, el placer desordenado o el poder.

Es el caso de sujetos que antes estuvieron en la administración pública o en puestos de elección popular, o simplemente se prestaron para formar parte de redes con la promesa de impunidad. Llegan a sumar la lista personajes como Emilio Lozoya Austin, quien después de cinco meses encarcelado en España llegó a la Ciudad de México en la madrugada del 17 de julio pasado, con la negociación con la Fiscalía General de la República pasada en la figura de “criterio de oportunidad”, para cooperar (Proceso, 18 julio, 2020), señalado por asociación delictuosa, cohecho y lavado de dinero por sobornos de 10 millones de dólares de la constructora Odebrecht para financiar las elecciones de Enrique Peña Nieto en 2012, a cambio de contratos como compraventa de la planta chatarra AgroNitrogenados a Altos Hornos de México.

La historia se está escribiendo pero será, sin duda, el clásico caso, emblemático, de cómo se tejió la maraña de corrupción en México en todas latitudes, a todo lo ancho y largo del país. En este tenor, es imperdible el reportaje “Los 11 escándalos de corrupción más sonados en México” que publicó La Silla Rota en 2019: CFE, OHL, La Casa Blanca, Videgaray, Parés en Sonora, Oceanografía, Tomás Yarrington, Arturo Montiel, Humberto Moreira, Panamá Papers y César Duarte. Este último fue denunciado penalmente en 2014 como probable responsable de los delitos de lavado de dinero, defraudación fiscal y delito bancario en agravio de Banco Progreso, pero ahora está preso sólo por un presunto delito de peculado electoral por 14 millones de pesos, delito no grave.

Otros presos, Javier Duarte Ochoa, ex gobernador de Veracruz acusado por asociación delictuosa y lavado de dinero, preso desde el 26 de septiembre aunque por un juicio de amparo sutiene una suspensión de oficio de su sentencia hasta que se resuelva; Rosario Robles Berlanga -exsecretaria de Desarrollo Social y un año de prisión por “omisión” en la Estafa Maestra-, Juan Collado Mocelo -amigo y abogado de Peña Nieto y Salinas de Gortari, vinculado a una red internacional de lavado de dinero y delincuencia organizada en julio de 2019-;

Los buscados, además de los prófugos relacionados con los presos mencionados, están los que va soltando Lozoya, pero la Interpol, Organización Internacional de Policía Criminal, emitió ficha roja en contra de Guillermo Héctor Álvarez Cuevas, expresidente de la Cooperativa La Cruz Azul por delincuencia organizada y peraciones con recursos de procedencia ilícita, si bien Collado además está implicado en lavado de dinero con movimientos financieros de equipos profesionales de futbol: Querétaro, Irapuato, León y La Piedad.

Como Caja Libertad las empresas fantasma hacen su aparición como instrumentos en estas redes de corrupción para lograr sus propósitos. Pero igual no se escapan los partidos políticos, todos. Ojalá veamos procesos contundentes, jueces claros en la ética, para que los castigos ejemplares inhiban a los que son responsables de la pobreza en la que está sumido nuestro país. Y de una vez por todas entendamos que nuestros actos siempre tienen consecuencias, por mínimo que sea el desliz, por cercano que sea el delincuente, porque la corrupción no admite salvedades.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

La corrupción tiene múltiples tentáculos, alcances inimaginables, caras de todos tipos, pero un solo origen: la diminuta voluntad humana, visión cortopacista y una idea de “nadie se dará cuenta” además de que no habrá castigo. ¿Para que incurrir en un acto deshonesto, falto de toda integridad? También hay muchas respuestas, a unos los llama el dinero fácil, a otros la fama, el placer desordenado o el poder.

Es el caso de sujetos que antes estuvieron en la administración pública o en puestos de elección popular, o simplemente se prestaron para formar parte de redes con la promesa de impunidad. Llegan a sumar la lista personajes como Emilio Lozoya Austin, quien después de cinco meses encarcelado en España llegó a la Ciudad de México en la madrugada del 17 de julio pasado, con la negociación con la Fiscalía General de la República pasada en la figura de “criterio de oportunidad”, para cooperar (Proceso, 18 julio, 2020), señalado por asociación delictuosa, cohecho y lavado de dinero por sobornos de 10 millones de dólares de la constructora Odebrecht para financiar las elecciones de Enrique Peña Nieto en 2012, a cambio de contratos como compraventa de la planta chatarra AgroNitrogenados a Altos Hornos de México.

La historia se está escribiendo pero será, sin duda, el clásico caso, emblemático, de cómo se tejió la maraña de corrupción en México en todas latitudes, a todo lo ancho y largo del país. En este tenor, es imperdible el reportaje “Los 11 escándalos de corrupción más sonados en México” que publicó La Silla Rota en 2019: CFE, OHL, La Casa Blanca, Videgaray, Parés en Sonora, Oceanografía, Tomás Yarrington, Arturo Montiel, Humberto Moreira, Panamá Papers y César Duarte. Este último fue denunciado penalmente en 2014 como probable responsable de los delitos de lavado de dinero, defraudación fiscal y delito bancario en agravio de Banco Progreso, pero ahora está preso sólo por un presunto delito de peculado electoral por 14 millones de pesos, delito no grave.

Otros presos, Javier Duarte Ochoa, ex gobernador de Veracruz acusado por asociación delictuosa y lavado de dinero, preso desde el 26 de septiembre aunque por un juicio de amparo sutiene una suspensión de oficio de su sentencia hasta que se resuelva; Rosario Robles Berlanga -exsecretaria de Desarrollo Social y un año de prisión por “omisión” en la Estafa Maestra-, Juan Collado Mocelo -amigo y abogado de Peña Nieto y Salinas de Gortari, vinculado a una red internacional de lavado de dinero y delincuencia organizada en julio de 2019-;

Los buscados, además de los prófugos relacionados con los presos mencionados, están los que va soltando Lozoya, pero la Interpol, Organización Internacional de Policía Criminal, emitió ficha roja en contra de Guillermo Héctor Álvarez Cuevas, expresidente de la Cooperativa La Cruz Azul por delincuencia organizada y peraciones con recursos de procedencia ilícita, si bien Collado además está implicado en lavado de dinero con movimientos financieros de equipos profesionales de futbol: Querétaro, Irapuato, León y La Piedad.

Como Caja Libertad las empresas fantasma hacen su aparición como instrumentos en estas redes de corrupción para lograr sus propósitos. Pero igual no se escapan los partidos políticos, todos. Ojalá veamos procesos contundentes, jueces claros en la ética, para que los castigos ejemplares inhiban a los que son responsables de la pobreza en la que está sumido nuestro país. Y de una vez por todas entendamos que nuestros actos siempre tienen consecuencias, por mínimo que sea el desliz, por cercano que sea el delincuente, porque la corrupción no admite salvedades.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com