/ lunes 11 de marzo de 2019

Calificadoras, obligadas moralmente a decir por qué callaron 36 años

Aunque el presidente de México Andrés Manuel López Obrador comprenda pero calle que los embates recientes de las calificadoras internacionales (Standard and Poors, Moodys y Fitch Ratings) que le bajaron la calificación de estable a negativa al gobierno federal, a PEMEX y CFE porque ideológica, política y económicamente están casadas con el modelo neoliberal que imperó los últimos 36 años, no ha querido abrir un debate que tendría repercusiones internacionales con las calificadoras, en aras de una política financiera que le dé estabilidad a los mercados que, por cierto, se han comportado extraordinariamente bien ante la embestida de las calificadoras, que también le han bajado la calificación a 77 empresas financieras y de otra orden.

La lucha ideológica, política y financiera de López Obrador tiene que hacerse en dos frentes, contra las calificadoras y los centros financieros, y por el esfuerzo y sacrificio hacendario que está realizando su gobierno para rescatar a PEMEX y a CFE. Las calificadoras no quieren que López Obrador construya una nueva refinería en dos Bocas Tabasco, porque dicen que el mercado internacional de las gasolinas ya está saturado y no es rentable hacer dicha inversión; también están en desacuerdo que reconstruya y modernice las 6 refinerías en Cadereyta, Salamanca, Salina Cruz, Ciudad Madero y Pajaritos, por la misma causa las considera inversiones equivocadas, porque es más barato seguir saqueando de 20 mil millones de dólares anuales al país por la compra de gasolinas a las refinerías estadunidenses.

López Obrador afirma que es de tercos, que alguien formado en la escuela del neoliberalismo, con lo que ha acontecido en los últimos 36 años en México, siga insistiendo en esa política económica de rotundo fracaso.

Respecto a la calificadora Standard and Poor’s (S&P) –la cual elevó el lunes los riesgos para empresas mexicanas– López Obrador señaló que está castigando al país por la política neoliberal aplicada durante las tres décadas recientes, en especial el año pasado, cuando su gobierno todavía no comenzaba, de ahí que “nos toca pagar los platos rotos”.

Lo visto no es juzgado, a querer o no el debate ideológico político, en el que no debieran de meterse las calificadoras está ya abierto, se ha convertido en un enfrentamiento de intereses, en el que las calificadoras están empecinadas en seguir jugando al fracasado neoliberalismo.

Ya metido en una verdadera, inevitable y necesaria confrontación, el tabasqueño reprochó a las calificadoras –“de manera fraterna, respetuosa”– por haber callado durante el tiempo que imperó la corrupción en Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Las calificadoras están moralmente obligadas, si es que hay alguna moralidad en sus negocios, a explicar a los mexicanos porque hasta ahora se dieron cuenta de la mala posición del gobierno, de PEMEX y de CFE, y porque durante el gobierno corrupto de Peña Nieto no se atrevieron a decir nada, ni se dieron cuenta de que Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto quebraron a PEMEX , mediante pesadas e injustas cargas hacendarias que no le alcanzaban ni para pagar sus deudas menos para hacer reinversiones en exploración y explotación de nuevos yacimientos. Los gobiernos neoliberales quebraron a PEMEX y a CFE, y las calificadoras callaron. La producción petrolera anda desde el año pasado de caída, sobre un millón 700 mil barriles diarios, y no dijeron nada.

Ahora presionan y amenazan al gobierno de López Obrador y a sus políticas de rescate de ambas empresas, lo hacen por un interés inconfesable, quizás porque ya no existe la corrupción que predominó y las cortejó en el neoliberalismo; quizás porque estaban de acuerdo con los capitales extranjeros en que PMEX y CFE quebraran y fuera subastados a la inversión extranjera.

Había una complicidad entre los gobiernos neoliberales, el capital multinacional y las agencias calificadoras. En esos años por eso se calificaba con 10, con excelencia el grado y la perspectiva de inversión del gobierno, de PEMEX y de CFE. Y hasta las universidades públicas se daban el lujo, cada año, de adquirir el grado de excelencia de las calificadoras. Eran tiempos de hacer negocios, no había amenazas ni presiones. Hoy si las hay. Que digan Las calificadoras ¿Por que?. Acaso ya no hay dinero para comprar a las calificaciones.

López Obrador tendió un reto a las calificadoras, él confía en la recuperación y resurgimiento de las empresas públicas, porque su situación no es complicada o grave, siempre y cuando continúe su administración a partir del manejo eficiente y honesto, con el eje de combate a la corrupción. Los hechos van a ir hablando y cuando se rescate a las empresas públicas “se van a aclarar las cosas, estoy optimista en ese sentido, es decir, lo vamos a lograr”.

Les podemos decir (a las calificadoras) con absoluta seguridad que vamos a rescatar a Pemex y a la CFE. Basamos nuestro optimismo en un elemento, como dicen los tecnócratas, en una variable importantísima que no se tomaba en cuenta y sigue sin tomarse en cuenta: no va a haber corrupción… ESCUÚCHANOS DIARIAMENTE de lunes a viernes de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.

Aunque el presidente de México Andrés Manuel López Obrador comprenda pero calle que los embates recientes de las calificadoras internacionales (Standard and Poors, Moodys y Fitch Ratings) que le bajaron la calificación de estable a negativa al gobierno federal, a PEMEX y CFE porque ideológica, política y económicamente están casadas con el modelo neoliberal que imperó los últimos 36 años, no ha querido abrir un debate que tendría repercusiones internacionales con las calificadoras, en aras de una política financiera que le dé estabilidad a los mercados que, por cierto, se han comportado extraordinariamente bien ante la embestida de las calificadoras, que también le han bajado la calificación a 77 empresas financieras y de otra orden.

La lucha ideológica, política y financiera de López Obrador tiene que hacerse en dos frentes, contra las calificadoras y los centros financieros, y por el esfuerzo y sacrificio hacendario que está realizando su gobierno para rescatar a PEMEX y a CFE. Las calificadoras no quieren que López Obrador construya una nueva refinería en dos Bocas Tabasco, porque dicen que el mercado internacional de las gasolinas ya está saturado y no es rentable hacer dicha inversión; también están en desacuerdo que reconstruya y modernice las 6 refinerías en Cadereyta, Salamanca, Salina Cruz, Ciudad Madero y Pajaritos, por la misma causa las considera inversiones equivocadas, porque es más barato seguir saqueando de 20 mil millones de dólares anuales al país por la compra de gasolinas a las refinerías estadunidenses.

López Obrador afirma que es de tercos, que alguien formado en la escuela del neoliberalismo, con lo que ha acontecido en los últimos 36 años en México, siga insistiendo en esa política económica de rotundo fracaso.

Respecto a la calificadora Standard and Poor’s (S&P) –la cual elevó el lunes los riesgos para empresas mexicanas– López Obrador señaló que está castigando al país por la política neoliberal aplicada durante las tres décadas recientes, en especial el año pasado, cuando su gobierno todavía no comenzaba, de ahí que “nos toca pagar los platos rotos”.

Lo visto no es juzgado, a querer o no el debate ideológico político, en el que no debieran de meterse las calificadoras está ya abierto, se ha convertido en un enfrentamiento de intereses, en el que las calificadoras están empecinadas en seguir jugando al fracasado neoliberalismo.

Ya metido en una verdadera, inevitable y necesaria confrontación, el tabasqueño reprochó a las calificadoras –“de manera fraterna, respetuosa”– por haber callado durante el tiempo que imperó la corrupción en Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Las calificadoras están moralmente obligadas, si es que hay alguna moralidad en sus negocios, a explicar a los mexicanos porque hasta ahora se dieron cuenta de la mala posición del gobierno, de PEMEX y de CFE, y porque durante el gobierno corrupto de Peña Nieto no se atrevieron a decir nada, ni se dieron cuenta de que Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto quebraron a PEMEX , mediante pesadas e injustas cargas hacendarias que no le alcanzaban ni para pagar sus deudas menos para hacer reinversiones en exploración y explotación de nuevos yacimientos. Los gobiernos neoliberales quebraron a PEMEX y a CFE, y las calificadoras callaron. La producción petrolera anda desde el año pasado de caída, sobre un millón 700 mil barriles diarios, y no dijeron nada.

Ahora presionan y amenazan al gobierno de López Obrador y a sus políticas de rescate de ambas empresas, lo hacen por un interés inconfesable, quizás porque ya no existe la corrupción que predominó y las cortejó en el neoliberalismo; quizás porque estaban de acuerdo con los capitales extranjeros en que PMEX y CFE quebraran y fuera subastados a la inversión extranjera.

Había una complicidad entre los gobiernos neoliberales, el capital multinacional y las agencias calificadoras. En esos años por eso se calificaba con 10, con excelencia el grado y la perspectiva de inversión del gobierno, de PEMEX y de CFE. Y hasta las universidades públicas se daban el lujo, cada año, de adquirir el grado de excelencia de las calificadoras. Eran tiempos de hacer negocios, no había amenazas ni presiones. Hoy si las hay. Que digan Las calificadoras ¿Por que?. Acaso ya no hay dinero para comprar a las calificaciones.

López Obrador tendió un reto a las calificadoras, él confía en la recuperación y resurgimiento de las empresas públicas, porque su situación no es complicada o grave, siempre y cuando continúe su administración a partir del manejo eficiente y honesto, con el eje de combate a la corrupción. Los hechos van a ir hablando y cuando se rescate a las empresas públicas “se van a aclarar las cosas, estoy optimista en ese sentido, es decir, lo vamos a lograr”.

Les podemos decir (a las calificadoras) con absoluta seguridad que vamos a rescatar a Pemex y a la CFE. Basamos nuestro optimismo en un elemento, como dicen los tecnócratas, en una variable importantísima que no se tomaba en cuenta y sigue sin tomarse en cuenta: no va a haber corrupción… ESCUÚCHANOS DIARIAMENTE de lunes a viernes de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.