/ sábado 27 de marzo de 2021

Campañas políticas ¿entre lo racional y emocional?

A decir de analistas y especialistas en procesos electorales, las campañas políticas, prácticamente se centran en el movimiento de las emociones y por el contrario no plantean propuestas que promuevan la conciencia crítica en la ciudadanía y solo se enfocan en el diseño de mensaje(s).

Desde esta perspectiva, resulta cuestionable el círculo vicioso que se genera en el desarrollo de las campañas políticas; las y los candidatos asumen que deben dirigirse a la ciudadanía a través de mensajes que apelan a la emocionalidad, y no a la racionalidad para garantizar y elevar la simpatía e intención del voto.

Nos acercamos al mes de junio, donde se elegirán más de 20 mil cargos de elección popular en México, a distintas posiciones en los gobiernos municipales, 15 gobernaturas, legislaturas locales y federales; quienes resulten electos, tomarán las decisiones en un entorno difícil, de severas restricciones presupuestales, incertidumbre por la pandemia y de constante amenaza por los embates del crimen organizado, entre otros no menos importantes.

Ante este mayúsculo reto, varias fuerzas políticas y partidos nacionales decidieron unir fuerzas en lo que denominan la coalición, dejando desde luego a un lado sus rivalidades y la ideología, señalando que su principal objetivo se orientará en obtener la mayoría en la cámara federal y en las 15 gobernaturas.

Sin duda veremos que, durante el periodo de las campañas políticas, se agudizaran las descalificaciones, campañas sucias y el enfrentamiento entre lo racional y la emocional; es claro que el objetivo de los expertos en mercadotecnia política, es propiciar el manejo de las emociones. Sin embargo, no hay que temer e ignorar a las emociones, porque son parte del ser humano; sino aprender a construir a partir del sentir, individual y colectivo.

Arlie Hochschild, señala “los seres humanos tenemos la capacidad de reflejar y manejar nuestras emociones, y también tenemos la capacidad de construir colectivamente un sentir común, una racionalidad otra, que lejos de conducir hacia decisiones irracionales, podría representar un punto de partida para poder enfrentar la realidad que nos rodea, y mejorarla”.

Martha Nussbaum señaló “Una de las razones por las que Abraham Lincoln. Martin Luther King Jr., el Mahatma Gandhi y Jawahral Neru fueron lideres políticos de singular grandeza para sus respectivas sociedades liberales es que entendieron muy bien la necesidad de tocar los corazones de la ciudadanía y de inspirar deliberadamente unas emociones fuertes dirigidas hacia la labor común que ésta tenía ante sí”.

En nuestro país, la competencia es la que detona el impacto de dichas emociones en la toma de decisiones de por quién votar, pero también depende de las circunstancias, el momento y las condiciones para incidir en el elector(es). Por ejemplo, López Obrador en sus mensajes establece una dicotomía básica entre malos y buenos, depredadores y victimas, ricos y pobres, etc., es decir, maneja perfectamente los sentimientos que a la ciudadanía le produce enojo y frustración, así como la corrupción y los malos manejos, lo cual le permite seguir manteniendo una alta aceptación.

Los expertos señalan que en años anteriores las campañas políticas eran racionales, hoy son totalmente emocionales; en el pasado, los candidatos triunfadores eran aquellos que convencían a la mayoría de sus electores, con base en proyectos e ideas de gobierno. Actualmente es lo menos importante y, el peso especifico de las campañas se centrará en las emociones

Lo cierto es que la emoción política no refleja un sentimiento efímero, es el estado de la mente que se mueve por razones, pasiones y sentimientos, los cuales se avivan por sentimientos, indignación, miedos odios e incluso por amor ante diversas situaciones políticas que la mayoría de las veces genera la polarización.

Independientemente del resultado, lejos se ve la reconciliación del país, después de un poco más de dos años de la actual administración, continua la confrontación a pesar de que al ejecutivo federal le sean presentadas propuestas y demandas legitimas de actores sociales, políticos, empresariales y de diversos colectivos.

Y ante el difícil escenario sobre el que se desenvuelve el país en materia económica, de salud e inseguridad deseamos que lo emocional no sea determinante y se imponga la racionalidad. Por el bien de todos los mexicanos.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

A decir de analistas y especialistas en procesos electorales, las campañas políticas, prácticamente se centran en el movimiento de las emociones y por el contrario no plantean propuestas que promuevan la conciencia crítica en la ciudadanía y solo se enfocan en el diseño de mensaje(s).

Desde esta perspectiva, resulta cuestionable el círculo vicioso que se genera en el desarrollo de las campañas políticas; las y los candidatos asumen que deben dirigirse a la ciudadanía a través de mensajes que apelan a la emocionalidad, y no a la racionalidad para garantizar y elevar la simpatía e intención del voto.

Nos acercamos al mes de junio, donde se elegirán más de 20 mil cargos de elección popular en México, a distintas posiciones en los gobiernos municipales, 15 gobernaturas, legislaturas locales y federales; quienes resulten electos, tomarán las decisiones en un entorno difícil, de severas restricciones presupuestales, incertidumbre por la pandemia y de constante amenaza por los embates del crimen organizado, entre otros no menos importantes.

Ante este mayúsculo reto, varias fuerzas políticas y partidos nacionales decidieron unir fuerzas en lo que denominan la coalición, dejando desde luego a un lado sus rivalidades y la ideología, señalando que su principal objetivo se orientará en obtener la mayoría en la cámara federal y en las 15 gobernaturas.

Sin duda veremos que, durante el periodo de las campañas políticas, se agudizaran las descalificaciones, campañas sucias y el enfrentamiento entre lo racional y la emocional; es claro que el objetivo de los expertos en mercadotecnia política, es propiciar el manejo de las emociones. Sin embargo, no hay que temer e ignorar a las emociones, porque son parte del ser humano; sino aprender a construir a partir del sentir, individual y colectivo.

Arlie Hochschild, señala “los seres humanos tenemos la capacidad de reflejar y manejar nuestras emociones, y también tenemos la capacidad de construir colectivamente un sentir común, una racionalidad otra, que lejos de conducir hacia decisiones irracionales, podría representar un punto de partida para poder enfrentar la realidad que nos rodea, y mejorarla”.

Martha Nussbaum señaló “Una de las razones por las que Abraham Lincoln. Martin Luther King Jr., el Mahatma Gandhi y Jawahral Neru fueron lideres políticos de singular grandeza para sus respectivas sociedades liberales es que entendieron muy bien la necesidad de tocar los corazones de la ciudadanía y de inspirar deliberadamente unas emociones fuertes dirigidas hacia la labor común que ésta tenía ante sí”.

En nuestro país, la competencia es la que detona el impacto de dichas emociones en la toma de decisiones de por quién votar, pero también depende de las circunstancias, el momento y las condiciones para incidir en el elector(es). Por ejemplo, López Obrador en sus mensajes establece una dicotomía básica entre malos y buenos, depredadores y victimas, ricos y pobres, etc., es decir, maneja perfectamente los sentimientos que a la ciudadanía le produce enojo y frustración, así como la corrupción y los malos manejos, lo cual le permite seguir manteniendo una alta aceptación.

Los expertos señalan que en años anteriores las campañas políticas eran racionales, hoy son totalmente emocionales; en el pasado, los candidatos triunfadores eran aquellos que convencían a la mayoría de sus electores, con base en proyectos e ideas de gobierno. Actualmente es lo menos importante y, el peso especifico de las campañas se centrará en las emociones

Lo cierto es que la emoción política no refleja un sentimiento efímero, es el estado de la mente que se mueve por razones, pasiones y sentimientos, los cuales se avivan por sentimientos, indignación, miedos odios e incluso por amor ante diversas situaciones políticas que la mayoría de las veces genera la polarización.

Independientemente del resultado, lejos se ve la reconciliación del país, después de un poco más de dos años de la actual administración, continua la confrontación a pesar de que al ejecutivo federal le sean presentadas propuestas y demandas legitimas de actores sociales, políticos, empresariales y de diversos colectivos.

Y ante el difícil escenario sobre el que se desenvuelve el país en materia económica, de salud e inseguridad deseamos que lo emocional no sea determinante y se imponga la racionalidad. Por el bien de todos los mexicanos.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com