/ martes 12 de mayo de 2020

Charly MT y dos grandes del deporte nacional

Para Manuel Lapuente y Humberto “La Chiquita” González, dos glorias internacionales del deporte.

Desde muy pequeño me aficioné al fútbol y al boxeo; el primero lo practiqué con pasión llegando a participar en diversos torneos amateurs. En el segundo caso, el gusto por el pugilismo se convirtió en uno de mis deportes favoritos gracias a la afición de mi padre que seguía las peleas sabatinas por la televisión.

Hoy hablaré desde el corazón de dos grandes glorias nacionales que trascendieron de manera internacional; el uno, Manuel Lapuente, y el otro, Humberto “La Chiquita” González.

A Manuel Lapuente lo seguí desde muy pequeño cuando jugaba con Los Rayados del Necaxa. Jugador inteligente y excepcional mediocampista que tuvo como mayor divisa su elegancia al tocar y conducir al balón; no sólo driblaba o regalaba pases que finalmente eran convertidos en gol por sus receptores; aquel Necaxa de Desachy, Peniche, Mota, entre otros.

Manuel destacaba significativamente desde el minuto uno que saltaba a la cancha, cabe recordar que fue campeón en Winnipeg con la selección nacional, y al dejar al Necaxa fue fichado por diversos equipos: Atlante, Ángeles de Puebla hasta llegar aLa Franja, en donde se convirtió en un ídolo y verdugo implacable del entonces odiado Club América, comandado en la cancha casi siempre por el gran Carlos Reynoso.

Cómo no recordar aquella ocasión en que el divino calvo le recetara tres hermosos goles a mi entonces equipo favorito, siendo guardameta del América, Prudencio Cortés, portero al que era harto difícil anidar un gol en su cabaña. Los poblanos enloquecieron cuando Manolo remató de palomita un pase de Rafael Borja, clavando así el tercer gol para lograr el triunfo de La Franja.

Este espacio no permite que narre las andanzas de este elegante futbolista caballero, dentro y fuera de las canchas; querido, respetado y reconocido por todos quienes lo vimos no sólo jugar sino dirigir como entrenador logrando varios campeonatos del futbol mexicano con un equipo modesto en la formación del cuadro que saltaba a la cancha cada semana, con la compañía de Benito Pardo, Dagoberto Pontes, Sconfianza, Juanito Alvarado y Rafael Borja entre otros, en el equipo de La Franja y posteriormente como DT de nuestra selección nacional alzándose con el campeonato en Los Centroamericanos.

Los demás enjundiosos compañeros no llegaron a la luminiscencia de Manuel Lapuente.

Recomiendo a mis lectores seguir al amor de mi vida, Charly MT en su canal de YouTube para que escuchen la entrevista que amablemente le concediera este gran señor del fútbol mexicano y de la vida misma (por más de 40 min).

Lapuente, el hombre que logró alzarse con dos campeonatos: la Confederaciones y el FIFA CONCACAF.

Gracias, Manolo, por tu sencillez y por haber cumplido uno de los anhelos de mi primogénito, y gracias también a la intervención de Catita Lemini, mi sobrina política, quien gestionó la posibilidad de que esta entrevista pudiera realizarse después de que el gran ídolo mexicano, abriera las puertas y su alma a Carlos Jorge Meza, quien hoy presume como una medalla de oro este encuentro inolvidable.

Manuel hoy dedica su tiempo a su amada familia y a asistir como comentarista de lujo con los locutores más avezados de la televisión, dando las mejores opiniones que ala postre le conceden la razón. Gracias a su dotes como visionario de El Juego del Hombre, como diría el gran Ángel Fernández al iniciar la narrativa de cualquier partido nacional o de campeonato del mundo.

A la Chiquita González también lo seguí desde sus inicios; pugilista talentoso y disciplinado que ganó innumerables campeonatos como amateur, verdugo de los tepiteños de su época, que lo enfrentaron y nunca pudieron vencer a este pequeño gigante poseedor de una pegada descomunal. Humberto también fue entrevistado vía Skype por Charly.

Durante la entrevista, La “Chiquita” González, al responder cada una de las preguntas de mi vástago, nos paseó en volandas y nos hizo recordar sus grandes hazañas dentro del cuadrilátero que lo llevaron a ingresar al salón de la fama del boxeo mundial.

El mote de La “Chiquita”, surgió del nombre de las carnicerías de su señor padre, cuyo nombre era precisamente el que hizo que lo conociéramos con este apodo.

Boxeador inteligente, disciplinado, poseedor de una gran pegada que hacía que sus contrincantes finalmente no sólo fueran a la lona sino que terminaban noqueados por el fulminante punch de este pequeño astro que se agigantó y transitó como ejemplo vivo de nuestras juventudes.

A Humberto le agradezco también su tiempo, su paciencia y su interés por narrar a detalle las razones que forjaron a un ídolo nacional que sigue vibrando en el recuerdo de sus fragorosas batallas que hoy tenemos oportunidad de seguir en Youtube; su técnica, su tenacidad y principalmente su pegada mortal hicieron de este gran ser humano un ejemplo vivo de lo que es ir escalando sin detenerse para encontrar el éxito que cuatro veces tuvo en sus manos con cuatro campeonatos mundiales que nos regaló.

Gracias, Humberto, por ser quien eres, como vives, y por haber despertado en Charly la pasión por un hermoso deporte que, aunque rudo, representa un ejemplo de disciplina indeclinable y la limpieza dentro y fuera de un ring.

Para Manuel Lapuente y Humberto “La Chiquita” González, dos glorias internacionales del deporte.

Desde muy pequeño me aficioné al fútbol y al boxeo; el primero lo practiqué con pasión llegando a participar en diversos torneos amateurs. En el segundo caso, el gusto por el pugilismo se convirtió en uno de mis deportes favoritos gracias a la afición de mi padre que seguía las peleas sabatinas por la televisión.

Hoy hablaré desde el corazón de dos grandes glorias nacionales que trascendieron de manera internacional; el uno, Manuel Lapuente, y el otro, Humberto “La Chiquita” González.

A Manuel Lapuente lo seguí desde muy pequeño cuando jugaba con Los Rayados del Necaxa. Jugador inteligente y excepcional mediocampista que tuvo como mayor divisa su elegancia al tocar y conducir al balón; no sólo driblaba o regalaba pases que finalmente eran convertidos en gol por sus receptores; aquel Necaxa de Desachy, Peniche, Mota, entre otros.

Manuel destacaba significativamente desde el minuto uno que saltaba a la cancha, cabe recordar que fue campeón en Winnipeg con la selección nacional, y al dejar al Necaxa fue fichado por diversos equipos: Atlante, Ángeles de Puebla hasta llegar aLa Franja, en donde se convirtió en un ídolo y verdugo implacable del entonces odiado Club América, comandado en la cancha casi siempre por el gran Carlos Reynoso.

Cómo no recordar aquella ocasión en que el divino calvo le recetara tres hermosos goles a mi entonces equipo favorito, siendo guardameta del América, Prudencio Cortés, portero al que era harto difícil anidar un gol en su cabaña. Los poblanos enloquecieron cuando Manolo remató de palomita un pase de Rafael Borja, clavando así el tercer gol para lograr el triunfo de La Franja.

Este espacio no permite que narre las andanzas de este elegante futbolista caballero, dentro y fuera de las canchas; querido, respetado y reconocido por todos quienes lo vimos no sólo jugar sino dirigir como entrenador logrando varios campeonatos del futbol mexicano con un equipo modesto en la formación del cuadro que saltaba a la cancha cada semana, con la compañía de Benito Pardo, Dagoberto Pontes, Sconfianza, Juanito Alvarado y Rafael Borja entre otros, en el equipo de La Franja y posteriormente como DT de nuestra selección nacional alzándose con el campeonato en Los Centroamericanos.

Los demás enjundiosos compañeros no llegaron a la luminiscencia de Manuel Lapuente.

Recomiendo a mis lectores seguir al amor de mi vida, Charly MT en su canal de YouTube para que escuchen la entrevista que amablemente le concediera este gran señor del fútbol mexicano y de la vida misma (por más de 40 min).

Lapuente, el hombre que logró alzarse con dos campeonatos: la Confederaciones y el FIFA CONCACAF.

Gracias, Manolo, por tu sencillez y por haber cumplido uno de los anhelos de mi primogénito, y gracias también a la intervención de Catita Lemini, mi sobrina política, quien gestionó la posibilidad de que esta entrevista pudiera realizarse después de que el gran ídolo mexicano, abriera las puertas y su alma a Carlos Jorge Meza, quien hoy presume como una medalla de oro este encuentro inolvidable.

Manuel hoy dedica su tiempo a su amada familia y a asistir como comentarista de lujo con los locutores más avezados de la televisión, dando las mejores opiniones que ala postre le conceden la razón. Gracias a su dotes como visionario de El Juego del Hombre, como diría el gran Ángel Fernández al iniciar la narrativa de cualquier partido nacional o de campeonato del mundo.

A la Chiquita González también lo seguí desde sus inicios; pugilista talentoso y disciplinado que ganó innumerables campeonatos como amateur, verdugo de los tepiteños de su época, que lo enfrentaron y nunca pudieron vencer a este pequeño gigante poseedor de una pegada descomunal. Humberto también fue entrevistado vía Skype por Charly.

Durante la entrevista, La “Chiquita” González, al responder cada una de las preguntas de mi vástago, nos paseó en volandas y nos hizo recordar sus grandes hazañas dentro del cuadrilátero que lo llevaron a ingresar al salón de la fama del boxeo mundial.

El mote de La “Chiquita”, surgió del nombre de las carnicerías de su señor padre, cuyo nombre era precisamente el que hizo que lo conociéramos con este apodo.

Boxeador inteligente, disciplinado, poseedor de una gran pegada que hacía que sus contrincantes finalmente no sólo fueran a la lona sino que terminaban noqueados por el fulminante punch de este pequeño astro que se agigantó y transitó como ejemplo vivo de nuestras juventudes.

A Humberto le agradezco también su tiempo, su paciencia y su interés por narrar a detalle las razones que forjaron a un ídolo nacional que sigue vibrando en el recuerdo de sus fragorosas batallas que hoy tenemos oportunidad de seguir en Youtube; su técnica, su tenacidad y principalmente su pegada mortal hicieron de este gran ser humano un ejemplo vivo de lo que es ir escalando sin detenerse para encontrar el éxito que cuatro veces tuvo en sus manos con cuatro campeonatos mundiales que nos regaló.

Gracias, Humberto, por ser quien eres, como vives, y por haber despertado en Charly la pasión por un hermoso deporte que, aunque rudo, representa un ejemplo de disciplina indeclinable y la limpieza dentro y fuera de un ring.