Para el licenciado José María Bermúdez Rodríguez, in memoriam.
Terminaron las campañas, y como era de esperarse, la diferencia entre los eventos de cierre fue apabullante: por un lado, Luis Miguel Barbosa abarrotó la Plaza de la Victoria. No nos sorprende ya que nuestro candidato (y futuro gobernador) trabajó intensamente y no sólo en este par de meses, sino desde hace un año, creando así confianza y acercamiento con la gente que ya está harta de lidiar con malos gobiernos. Por el otro lado, Enrique Cárdenas vivió un cierre tan penoso y desangelado como su campaña, o más; como todas las actividades que ha realizado: fue un rector gris (que resultó más poluto que el un río contaminado), luego un académico e investigador pardo, para terminar convirtiéndose en el candidato más endeble y opaco del que se haya tenido memoria (y vaya que han habido candidatos timoratos).
En estos meses, Barbosa recorrió el estado con el mejor de los ánimos reconciliadores y dándole siempre buena cara a la adversidad, a pesar de las diferentes intentonas de campañas negras de las que fue objeto. Así, ni Alejandro Rojas Díaz Durán ni los mindundis que intentaron desprestigiarlo pergeñando complots delirantes, pudieron lograr que este tren se detuviera.
El próximo domingo, ya se verá, Puebla entrará en una nueva etapa. El advenimiento de un gobierno honesto y propositivo cambiará drásticamente nuestro horizonte, transformando las viejas prácticas del latrocinio pantagruélico en políticas públicas limpias y con miras al bienestar de todos, y no sólo de una sector, como se ha venido dando en los últimos años.
No puedo pasar por alto un hecho: el pasado domingo un sujeto torvo –un delincuente confeso y prófugo de la justicia– trató de reventar el acto de cierre de nuestro candidato. ¿Su nombre? Un tal “Julio Cesar”, el cual es –según ya se ha confirmado– operador de otro truhán apodado “El Grillo”, que a su vez era (y al perecer sigue siendo) operador de otro pillo mayor: Eukid Castañón Herrera, ese impresentable sujeto que otrora fue el perro de caza de Moreno Valle y luego diputado, y después la mano siniestra que operó el fraude electoral en el que le robaron la elección a Luis Miguel Barbosa.
Eukid Castañón Herrera, de quien por cierto ya nadie se acuerda (que es otra manera de estar extinto) y quien quedó huérfano en el momento que el helicóptero en el que perdieron la vida Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, dio señales de vida desde otro mundo en un comunicado… ya no sabe lidiar con el terrible peso de estar condenado al ostracismo.
El “Grillo” es, según fuentes confiables, una especie de cancerbero o sicario a sueldo del zombi morenovallista que hoy vive exiliado al no tener ya ninguna clase de poder, sin embargo, la suerte no les favorecerá nunca más a quienes tanto daño le hicieron a Puebla y los poblanos.
Nuestro candidato y futuro gobernador sabe muy bien en quién debe confiar y en quién no. Sabe quién se le ha acercado por una suerte de no morir en la marejada; reconoce a quien está “apoyándolo” a manera de tabla de salvación.
En lo personal puedo decir que mi posición frente a Moreno Valle fue siempre de total desacuerdo, y así se lo hice saber frontalmente tanto en artículos periodísticos como en entrevistas y personalmente, y muchos de los que hoy quieren guarecerse en la fronda de un candidato fuerte como Luis Miguel, parecen sufrir los estragos de la amnesia, ya que en aquellos tiempos, y lo digo sin empacho, lo dejaron solo.
Pese a todo, y contra cualquier escenario de posible hostilidad, el próximo domingo la gente saldrá a votar por el cambio y la reconciliación. Invito a los votantes a no caer en la provocación de gente que, sencillamente, cantó la Palinodia cuando la cabeza de su grupo desapareció.
Luis Miguel Barbosa arrasará, y eso lo dicen todas las encuestas, y no sólo las encuestas; se ve en el humor de la gente.
Así que los maquiladores de miedo pueden irse retirando a sus respectivos paraísos (que pudieron adquirir gracias a la corrupción).
Ya sabemos quiénes son, y no; no conseguirán empañar el triunfo nuevamente.
Esta vez sí lo digo con acritud.
El autor es vocero de la campaña de Luis Miguel Barbosa.
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