/ viernes 31 de julio de 2020

Claridad y certeza en la información gubernamental

La pandemia por el coronavirus, es la principal causa de muerte en México, sin que al momento se conozca una clara estrategia del gobierno federal para su control; sumando homicidios dolosos, los decesos parecen no tener control.

Esta situación ha deterioro de la actividad económica, recientemente el INEGI, señaló que “la economía se desplomó en un 21.6 por ciento en mayo de este año, y acumula 13 meses de bajada. Hay 15.7 millones de mexicanos que se quedaron sin trabajo por el impacto de la pandemia. En uno de cada tres hogares mexicanos, alguno de sus integrantes perdió el empleo”.

Ante este desolador escenario, uno esperaría que el jefe del ejecutivo federal ocupara su gestión para resolver y paliar esta difícil situación; sin embargo, su agenda establece temas no prioritarios, como el seguir con la rifa del avión.

La actual circunstancia debía obligar al estado mexicano y a su gobierno a destinar recursos, tiempo y esfuerzo a resolver y atenuar la recesión que el país enfrentará seguida por el desempleo, la violencia y la inseguridad que se expande al igual que la pandemia, por todo el país.

La insensibilidad mostrada, se hará manifiesta, lo cual agrandará sus consecuencias, pues tardaremos años en recuperar al menos el nivel en que se encontraba la economía en el año 2018 y, los distractores que nos presentan, ¿serán suficientes para librar al gobierno federal de sus malas decisiones e incompetencia, con las cuales han conducido los asuntos públicos?.

Pues los datos que diariamente presentan diversos funcionarios federales, tanto de la pandemia como de los programas que operan sus dependencias, no deberían ser solo informativos, tendrían que ser útiles para la toma de decisiones y para la definición de políticas públicas que eleven la calidad de vida y ante la gravedad en el sector salud permitan salvar el mayor número de vidas.

Ante las actuales circunstancias que enfrentan los gobiernos en todo el territorio nacional, en aras de mantener la gobernabilidad y el equilibrio social, me referiré por su importancia en particular al municipio de Puebla; su cabildo debe centrar la atención, en atender la urgencia en las demandas de sus 17 juntas auxiliares.

Proporcionarles un mayor apoyo ante la emergencia sanitaria, dotándoles de mayores recursos, mejores instrumentos y espacios que les permitan a sus presidentes auxiliares hacer frente a los reclamos que les exigen la ciudadanía.

Al recorrer las juntas auxiliares principalmente las más alejadas del área urbana, uno se percata de su nivel de rezago, pues parecen haber sido abandonadas por su gobierno central y sus presidentes auxiliares se encuentran en un grado de vulnerabilidad para hacer frente a los reclamos ciudadanos, pues su presupuesto es marginal comparado con la dotación de servicios y obras que deben ejecutarse y, son prioritarias para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Pues si bien es cierto que uno de los principales aciertos de la administración que encabeza la presidente Claudia Rivera es haber puesto en marcha un instrumento eficiente para atender la demanda social, que es el presupuesto participativo, el rezago o retraso en su ejecución y operación es notorio en las juntas auxiliares.

En materia política, la preocupación de los presidentes auxiliares y que puede abonar al descontento ciudadano es la iniciativa que el Cabildo presento al Congreso del Estado para que el Instituto Estatal Electoral sea el responsable de conducir las elecciones, pues cabe destacar que los cambios de administración se realizan bajo el criterio de usos y costumbres mediante plebiscitos.

Forzar este cambio en momentos donde sus habitantes señalan la falta de atención a sus demandas, la pandemia y la pérdida de empleos; aún y siendo entendible que el rezago obedece a la limitación del presupuesto, ésta enmienda, de aprobarse, anularía el cambio de las administraciones por usos y costumbres y alteraría el clima social, dificultando la gobernación en cada junta auxiliar.

Razón por la cual sería pertinente que con todo rigor se evaluara y de no ser viable, esperar que mejoren las condiciones actuales.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

La pandemia por el coronavirus, es la principal causa de muerte en México, sin que al momento se conozca una clara estrategia del gobierno federal para su control; sumando homicidios dolosos, los decesos parecen no tener control.

Esta situación ha deterioro de la actividad económica, recientemente el INEGI, señaló que “la economía se desplomó en un 21.6 por ciento en mayo de este año, y acumula 13 meses de bajada. Hay 15.7 millones de mexicanos que se quedaron sin trabajo por el impacto de la pandemia. En uno de cada tres hogares mexicanos, alguno de sus integrantes perdió el empleo”.

Ante este desolador escenario, uno esperaría que el jefe del ejecutivo federal ocupara su gestión para resolver y paliar esta difícil situación; sin embargo, su agenda establece temas no prioritarios, como el seguir con la rifa del avión.

La actual circunstancia debía obligar al estado mexicano y a su gobierno a destinar recursos, tiempo y esfuerzo a resolver y atenuar la recesión que el país enfrentará seguida por el desempleo, la violencia y la inseguridad que se expande al igual que la pandemia, por todo el país.

La insensibilidad mostrada, se hará manifiesta, lo cual agrandará sus consecuencias, pues tardaremos años en recuperar al menos el nivel en que se encontraba la economía en el año 2018 y, los distractores que nos presentan, ¿serán suficientes para librar al gobierno federal de sus malas decisiones e incompetencia, con las cuales han conducido los asuntos públicos?.

Pues los datos que diariamente presentan diversos funcionarios federales, tanto de la pandemia como de los programas que operan sus dependencias, no deberían ser solo informativos, tendrían que ser útiles para la toma de decisiones y para la definición de políticas públicas que eleven la calidad de vida y ante la gravedad en el sector salud permitan salvar el mayor número de vidas.

Ante las actuales circunstancias que enfrentan los gobiernos en todo el territorio nacional, en aras de mantener la gobernabilidad y el equilibrio social, me referiré por su importancia en particular al municipio de Puebla; su cabildo debe centrar la atención, en atender la urgencia en las demandas de sus 17 juntas auxiliares.

Proporcionarles un mayor apoyo ante la emergencia sanitaria, dotándoles de mayores recursos, mejores instrumentos y espacios que les permitan a sus presidentes auxiliares hacer frente a los reclamos que les exigen la ciudadanía.

Al recorrer las juntas auxiliares principalmente las más alejadas del área urbana, uno se percata de su nivel de rezago, pues parecen haber sido abandonadas por su gobierno central y sus presidentes auxiliares se encuentran en un grado de vulnerabilidad para hacer frente a los reclamos ciudadanos, pues su presupuesto es marginal comparado con la dotación de servicios y obras que deben ejecutarse y, son prioritarias para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Pues si bien es cierto que uno de los principales aciertos de la administración que encabeza la presidente Claudia Rivera es haber puesto en marcha un instrumento eficiente para atender la demanda social, que es el presupuesto participativo, el rezago o retraso en su ejecución y operación es notorio en las juntas auxiliares.

En materia política, la preocupación de los presidentes auxiliares y que puede abonar al descontento ciudadano es la iniciativa que el Cabildo presento al Congreso del Estado para que el Instituto Estatal Electoral sea el responsable de conducir las elecciones, pues cabe destacar que los cambios de administración se realizan bajo el criterio de usos y costumbres mediante plebiscitos.

Forzar este cambio en momentos donde sus habitantes señalan la falta de atención a sus demandas, la pandemia y la pérdida de empleos; aún y siendo entendible que el rezago obedece a la limitación del presupuesto, ésta enmienda, de aprobarse, anularía el cambio de las administraciones por usos y costumbres y alteraría el clima social, dificultando la gobernación en cada junta auxiliar.

Razón por la cual sería pertinente que con todo rigor se evaluara y de no ser viable, esperar que mejoren las condiciones actuales.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com