/ sábado 4 de septiembre de 2021

¿Cómo identificar a una persona “tóxica”?

Las relaciones humanas son sumamente complejas y no se puede establecer radicalmente quién está bien y quién mal, lo cierto es que existen perfiles que causan más problemas que otros en la convivencia colectiva, por lo cual resulta útil identificar estos, en los demás o en uno mismo, para ser más sociables.

El término tóxico se ha empleado últimamente para referirse a individuos que son molestos, celosos, conflictivos o que simplemente dificultan las relaciones humanas, esto es producto de toda una serie de factores sociales que sufre nuestro país y el mundo en general.

Sabemos que el planeta no vive su mejor momento en cuanto a solidaridad y responsabilidad, situación que contribuye a la descomposición social.

Antes de continuar, quiero mencionar que todos podemos caer en los rasgos de los “tóxicos”, además de que ese tipo de personas tienen el derecho a ser de ese modo, así como los demás tienen también la prerrogativa de no acercarse a ellos. Lo que sí es recomendable es aceptar las cosas y reconocer los errores, lo cual evita odios y hasta la autodestrucción de la personalidad.

También hay que señalar que el llamado carácter fuerte influye en eso, el trato recibido por los padres, pero sobre todo, la actitud que cada persona asuma respecto a lo que es, esa actitud es la diferencia total entre quien quiere ser sociable, feliz y solidario respecto a quien es desgraciado, egoísta y problemático.

Primero: los “tóxicos” son sujetos son narcisistas, es decir, solo piensan en ellos mismos dejando de lado a quienes les rodean, asumen que todo se realiza mayormente en función de su ser. Por ejemplo, quien tiene un librero lleno de fotos propias y sube constantemente fotos sensuales o con objetos ostentosos, es más, ponen la foto propia como portada del celular o la computadora, o sea, en su mundo no cabe nadie más. Dentro de este egoísmo, también encontramos personas con un exceso de ornato o cirugías plásticas, lo cual es muy diferente a una sana autoestima, situación que se ve cada vez más en personas que llegan a ser unos Frankesteines contemporáneos, recordando lo que decía Sigmund Freud: entre mejor te veas por fuera, más demonios tienes por dentro.

Segundo: estas personas tienen una visión pesimista de todo, es decir, buscan la posibilidad de que salgan mal las cosas, no como una forma de prevención de riesgos, sino como un mal ánimo que lo hacen ver todo negativo. Es como aquellos que señalan que no tienen pareja para evitar tener un mal noviazgo.

Tercero: a los “tóxicos” y “tóxicas” les encanta ocupar el rol de víctima, es decir, siempre le echan la culpa de sus desgracias a los demás y lo manifiestan públicamente, ya sea en la charla de café o mediante las redes sociales. Asumen que hay un complot en todos los sitios donde se desenvuelven, asegurando que todos envidian la “maravillosa” vida que tienen. Esto se ve mucho en las relaciones de pareja, donde una persona dice que tiene mala suerte y siempre se encuentra a personas no adecuadas, claro está, porque precisamente siempre anda buscando un defecto en la otra persona, o se lo imagina tanto que lo hace realidad en su mente.

Cuarto: desde luego que estas personas no tienen empatía, es decir, no se ponen en el lugar de otro porque en su imaginario solo importa lo que ellas piensen, con lo cual su criterio queda muy sesgado, así como la visión del mundo y su amplitud de vida.

Quinto: la envidia es otro factor importante, estos sujetos no pueden ver que alguien tenga más porque esto atenta contra su ego, son incapaces de aceptar que alguien destaque en mayor medida y no pueden alegrarse con los triunfos ajenos, porque piensan que nadie más merece el reconocimiento.

Sexto: estos individuos son teatrales o dramáticos, les encanta hacer escenas ante los demás y llegan a ser manipuladores, haciendo chantajes sentimentales, seguramente porque de niños lograban lo que fuera haciendo un berrinche. Esto se torna peligroso cuando el “pancho” se conforma con acciones violentas, como puede ser romper cosas o realizar algún tipo de agresión física, ya que esto puede ir más allá y llegar a lesiones serias e inclusive la muerte. Muchos de los crímenes de pareja empiezan por esto, por actitudes que van subiendo de tono y acaban con un desenlace fatal.

Séptimo: detrás de una gran imagen que quieren mostrar al público se encuentra una profunda infelicidad, es decir, estos sujetos no se sienten a gusto y siempre buscan la manera de echar a perder los momentos. El buscar motivos para estar siempre infeliz es algo muy lamentable para cualquier mujer o varón.

Para finalizar, hay que recordar que pasando la niñez se forman la mayoría de los rasgos de la personalidad, así que llegamos a la conclusión de que las personas difícilmente cambian, pero sí pueden mejorar su actitud con ayuda profesional.

Recordemos que nadie tiene la obligación de salvar a nadie, así que no esperemos cambios que nunca llegarán, además de que durante ese lapso de convivencia se pueden suscitar grandes conflictos que afectan la vida laboral y personal. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Las relaciones humanas son sumamente complejas y no se puede establecer radicalmente quién está bien y quién mal, lo cierto es que existen perfiles que causan más problemas que otros en la convivencia colectiva, por lo cual resulta útil identificar estos, en los demás o en uno mismo, para ser más sociables.

El término tóxico se ha empleado últimamente para referirse a individuos que son molestos, celosos, conflictivos o que simplemente dificultan las relaciones humanas, esto es producto de toda una serie de factores sociales que sufre nuestro país y el mundo en general.

Sabemos que el planeta no vive su mejor momento en cuanto a solidaridad y responsabilidad, situación que contribuye a la descomposición social.

Antes de continuar, quiero mencionar que todos podemos caer en los rasgos de los “tóxicos”, además de que ese tipo de personas tienen el derecho a ser de ese modo, así como los demás tienen también la prerrogativa de no acercarse a ellos. Lo que sí es recomendable es aceptar las cosas y reconocer los errores, lo cual evita odios y hasta la autodestrucción de la personalidad.

También hay que señalar que el llamado carácter fuerte influye en eso, el trato recibido por los padres, pero sobre todo, la actitud que cada persona asuma respecto a lo que es, esa actitud es la diferencia total entre quien quiere ser sociable, feliz y solidario respecto a quien es desgraciado, egoísta y problemático.

Primero: los “tóxicos” son sujetos son narcisistas, es decir, solo piensan en ellos mismos dejando de lado a quienes les rodean, asumen que todo se realiza mayormente en función de su ser. Por ejemplo, quien tiene un librero lleno de fotos propias y sube constantemente fotos sensuales o con objetos ostentosos, es más, ponen la foto propia como portada del celular o la computadora, o sea, en su mundo no cabe nadie más. Dentro de este egoísmo, también encontramos personas con un exceso de ornato o cirugías plásticas, lo cual es muy diferente a una sana autoestima, situación que se ve cada vez más en personas que llegan a ser unos Frankesteines contemporáneos, recordando lo que decía Sigmund Freud: entre mejor te veas por fuera, más demonios tienes por dentro.

Segundo: estas personas tienen una visión pesimista de todo, es decir, buscan la posibilidad de que salgan mal las cosas, no como una forma de prevención de riesgos, sino como un mal ánimo que lo hacen ver todo negativo. Es como aquellos que señalan que no tienen pareja para evitar tener un mal noviazgo.

Tercero: a los “tóxicos” y “tóxicas” les encanta ocupar el rol de víctima, es decir, siempre le echan la culpa de sus desgracias a los demás y lo manifiestan públicamente, ya sea en la charla de café o mediante las redes sociales. Asumen que hay un complot en todos los sitios donde se desenvuelven, asegurando que todos envidian la “maravillosa” vida que tienen. Esto se ve mucho en las relaciones de pareja, donde una persona dice que tiene mala suerte y siempre se encuentra a personas no adecuadas, claro está, porque precisamente siempre anda buscando un defecto en la otra persona, o se lo imagina tanto que lo hace realidad en su mente.

Cuarto: desde luego que estas personas no tienen empatía, es decir, no se ponen en el lugar de otro porque en su imaginario solo importa lo que ellas piensen, con lo cual su criterio queda muy sesgado, así como la visión del mundo y su amplitud de vida.

Quinto: la envidia es otro factor importante, estos sujetos no pueden ver que alguien tenga más porque esto atenta contra su ego, son incapaces de aceptar que alguien destaque en mayor medida y no pueden alegrarse con los triunfos ajenos, porque piensan que nadie más merece el reconocimiento.

Sexto: estos individuos son teatrales o dramáticos, les encanta hacer escenas ante los demás y llegan a ser manipuladores, haciendo chantajes sentimentales, seguramente porque de niños lograban lo que fuera haciendo un berrinche. Esto se torna peligroso cuando el “pancho” se conforma con acciones violentas, como puede ser romper cosas o realizar algún tipo de agresión física, ya que esto puede ir más allá y llegar a lesiones serias e inclusive la muerte. Muchos de los crímenes de pareja empiezan por esto, por actitudes que van subiendo de tono y acaban con un desenlace fatal.

Séptimo: detrás de una gran imagen que quieren mostrar al público se encuentra una profunda infelicidad, es decir, estos sujetos no se sienten a gusto y siempre buscan la manera de echar a perder los momentos. El buscar motivos para estar siempre infeliz es algo muy lamentable para cualquier mujer o varón.

Para finalizar, hay que recordar que pasando la niñez se forman la mayoría de los rasgos de la personalidad, así que llegamos a la conclusión de que las personas difícilmente cambian, pero sí pueden mejorar su actitud con ayuda profesional.

Recordemos que nadie tiene la obligación de salvar a nadie, así que no esperemos cambios que nunca llegarán, además de que durante ese lapso de convivencia se pueden suscitar grandes conflictos que afectan la vida laboral y personal. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

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