/ viernes 20 de marzo de 2020

¿Cómo se puede seguir viviendo con un gran riesgo?

Muchas personas se sienten molestas por las limitaciones que implica la cuarentena, otras más actúan irresponsablemente y siguen haciendo su vida como si nada pasara, poniendo en riesgo a los demás, otros más tienen que salir a la calle porque si no lo hacen no tendrán dinero para comer, el chiste es que todo continúa y debemos saber lidiar con el peligro.


Muchos estamos atentos por todo lo que ha desembocado el coronavirus, pero no debemos olvidar las decenas de asesinatos que ocurren a diario, aparte de los robos y la violencia que lamentablemente han caracterizado a nuestro país en los últimos años.

Yo dudo mucho que un asaltante u homicida esté pensando en ponerse gel antibacterial o no salir a la calle, lo cual hace que nuestro entorno se torne calamitoso.

En esta ocasión voy a mencionar algunos ejemplos de algunas ocasiones en las que comunidades y/o ciudades enteras tuvieron que acostumbrarse a la posibilidad constante morir súbitamente.

Durante los bombardeos a Inglaterra, durante la Segunda Guerra Mundial, salieron a la venta diversos artículos para oficinas y casas. Se fabricaron unos minirefugios que se empotraban en las esquinas del lugar de trabajo; se trataba de una cápsula metálica en la que un empleado se introducía, en el caso de que la Luftwaffe descargara su fuego sobre el inmueble, para después ser localizado por los rescatistas que lo sacarían de esa estructura. Así también había camas diseñadas para contener un derrumbe. Tenemos también el ejemplo de las sirenas antiaéreas que se encuentran en Israel, las cuales suenan al momento de un ataque y que se han vuelto parte de la cotidianidad, recordemos que la nación judía ha tenido que sortear diversas guerras desde su creación en 1948 y los bombardeos han sido constantes.

Es más, los poblanos hemos tenido que vivir con la posibilidad de que nuestro Popocatépetl haga una gran erupción, creando toda una serie de protocolos desde hace un cuarto de siglo y que tendrán que seguir vigentes porque el volcán puede estar así durante décadas o siglos.

Ahora hemos entrado en un periodo de aislamiento y prevención que esperemos dure poco, pero no lo sabemos con certeza, lo importante es que no caigamos en un miedo excesivo y tratemos, en la medida de lo posible, seguir haciendo nuestras actividades. Lamentablemente podemos llegar a un punto en el que se declare una especie de toque de queda, pero aun así nuestra existencia debe seguir adelante. Recordemos que los pueblos que más han progresado son aquellos en los que el clima ha obligado a mantenerse en sus hogares.

Tener un aislamiento representa una oportunidad para la reflexión y la planeación, una pausa en un mundo sumido en el caos y en el egoísmo. Aprovechemos para hacer lo que ya muy pocos en este país: leer, pero textos de calidad; ver videos de los buenos intelectuales e inclusive regresemos a un buen ajedrez o juego de mesa. No hay que verter el odio o complejos a través de las redes sociales, no echarle la culpa a un gobernante y no querer arreglar esto con cadenas de oración. Respeto la fe de cada quien, pero con todos los problemas, masacres e injusticias que ha tenido la humanidad me adhiero a la frase de Jules Renard que dice: Desconozco si Dios existe, pero sería mejor para su reputación que no existiera. En este inicio de primavera vivamos sin temor y con precaución. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Muchas personas se sienten molestas por las limitaciones que implica la cuarentena, otras más actúan irresponsablemente y siguen haciendo su vida como si nada pasara, poniendo en riesgo a los demás, otros más tienen que salir a la calle porque si no lo hacen no tendrán dinero para comer, el chiste es que todo continúa y debemos saber lidiar con el peligro.


Muchos estamos atentos por todo lo que ha desembocado el coronavirus, pero no debemos olvidar las decenas de asesinatos que ocurren a diario, aparte de los robos y la violencia que lamentablemente han caracterizado a nuestro país en los últimos años.

Yo dudo mucho que un asaltante u homicida esté pensando en ponerse gel antibacterial o no salir a la calle, lo cual hace que nuestro entorno se torne calamitoso.

En esta ocasión voy a mencionar algunos ejemplos de algunas ocasiones en las que comunidades y/o ciudades enteras tuvieron que acostumbrarse a la posibilidad constante morir súbitamente.

Durante los bombardeos a Inglaterra, durante la Segunda Guerra Mundial, salieron a la venta diversos artículos para oficinas y casas. Se fabricaron unos minirefugios que se empotraban en las esquinas del lugar de trabajo; se trataba de una cápsula metálica en la que un empleado se introducía, en el caso de que la Luftwaffe descargara su fuego sobre el inmueble, para después ser localizado por los rescatistas que lo sacarían de esa estructura. Así también había camas diseñadas para contener un derrumbe. Tenemos también el ejemplo de las sirenas antiaéreas que se encuentran en Israel, las cuales suenan al momento de un ataque y que se han vuelto parte de la cotidianidad, recordemos que la nación judía ha tenido que sortear diversas guerras desde su creación en 1948 y los bombardeos han sido constantes.

Es más, los poblanos hemos tenido que vivir con la posibilidad de que nuestro Popocatépetl haga una gran erupción, creando toda una serie de protocolos desde hace un cuarto de siglo y que tendrán que seguir vigentes porque el volcán puede estar así durante décadas o siglos.

Ahora hemos entrado en un periodo de aislamiento y prevención que esperemos dure poco, pero no lo sabemos con certeza, lo importante es que no caigamos en un miedo excesivo y tratemos, en la medida de lo posible, seguir haciendo nuestras actividades. Lamentablemente podemos llegar a un punto en el que se declare una especie de toque de queda, pero aun así nuestra existencia debe seguir adelante. Recordemos que los pueblos que más han progresado son aquellos en los que el clima ha obligado a mantenerse en sus hogares.

Tener un aislamiento representa una oportunidad para la reflexión y la planeación, una pausa en un mundo sumido en el caos y en el egoísmo. Aprovechemos para hacer lo que ya muy pocos en este país: leer, pero textos de calidad; ver videos de los buenos intelectuales e inclusive regresemos a un buen ajedrez o juego de mesa. No hay que verter el odio o complejos a través de las redes sociales, no echarle la culpa a un gobernante y no querer arreglar esto con cadenas de oración. Respeto la fe de cada quien, pero con todos los problemas, masacres e injusticias que ha tenido la humanidad me adhiero a la frase de Jules Renard que dice: Desconozco si Dios existe, pero sería mejor para su reputación que no existiera. En este inicio de primavera vivamos sin temor y con precaución. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.