/ miércoles 12 de diciembre de 2018

Concordia y reconciliación para poder gobernar

Martha Erika Alonso Hidalgo asumirá la gubernatura del estado en medio de un ambiente de polarización política y social que, de no superarse, impedirá la concreción de las tareas que se esperan de la nueva mandataria en esta etapa de crisis, donde la inseguridad es el principal reclamo de los poblanos.

El encono deriva de la lucha por el poder que se dio en la que ha sido la contienda electoral más reñida de la historia.

Antes del proceso, Rafael Moreno Valle había hecho su parte con ese personalísimo estilo de gobernar que somete al contrario que se cruza en su camino e interfiere en sus planes e intereses.

Mucho del peso que impactó a la gobernadora electa en campaña tuvo que ver con esto. Cargó con los muertos políticos del ahora senador.

El proceso electoral rompió toda expectativa de cordialidad entre los dos principales candidatos al gobierno del estado.

Alonso Hidalgo y Luis Miguel Barbosa Huerta transmitieron a través de ellos mismos y de sus generales de guerra sentimientos de furia y animadversión.

La naturaleza de la competencia electoral partió a políticos y ciudadanos en dos bandos.

Panistas y morenistas contagiaron primero a sus simpatizantes y después a la población en general, que acabó metiéndose en los zapatos de los candidatos para asumirse también como agraviada.

Las votaciones del domingo 1 de julio solo extendieron esa fase de odio.

Los ejércitos de ambos candidatos y una buena parte de los electores olvidaron que solo se trataba de una contienda política, no de una batalla personal.

La impugnación por parte de Barbosa y Morena y las continuas acusaciones de fraude, aderezadas por una serie de hechos desafortunados ocurridos durante la jornada electoral, hace más de cinco meses, generaron dudas y profundizaron heridas que incluso el fallo judicial que da por cerrada la contienda no podrá sanar.

Aquí es donde entra en juego la responsabilidad de los nuevos gobernantes para salir de esa crisis.

Martha Erika Alonso, los 22 diputados de la coalición Juntos Haremos Historia, alcaldes y el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, que ha insistido en descalificar los comicios de Puebla, están obligados a trabajar por el bien de los habitantes del estado y guardar sus diferencias por un tiempo, hasta que dé inicio el siguiente proceso electoral.

Justo ayer, a tres días de la toma de protesta de la nueva gobernadora, 39 actores locales, entre representantes empresariales y rectores de universidades, alzaron la voz para exigirle a las autoridades resultados inmediatos en el combate a la inseguridad.

Eso es lo que en realidad importa a la sociedad poblana.

Más allá de la disputa por el poder, que debió acabarse por esta vez con la ratificación de Alonso como gobernadora electa, hay problemas que se sufren en la piel y que son recurrentes desde hace un tiempo en el estado.

El más delicado es el de la inseguridad.

El gobierno de José Antonio Gali Fayad combatió a la delincuencia con una estrategia que se basó en el respaldo de las fuerzas castrenses, como no se había hecho en el pasado, pero hace falta más.

Hacerlo pronto y de forma exitosa requiere la suma de esfuerzos.

Martha Erika Alonso no podrá sola y lo sabe, por eso ha hablado de corresponsabilidad con los demás niveles de gobierno.

Pero ningún programa gubernamental funcionará si prevalecen el encono y la polarización, provenientes del proceso electoral.

Los morenistas deben asumir la derrota en la competencia por Casa Puebla, analizar su participación en ella y prepararse para las elecciones intermedias que siguen, donde muchos de ellos tendrán posibilidades de reelección.

El Presidente, con todo y su enfado con Moreno Valle, que le ganó la partida en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por las razones que hayan sido, tendría que recordar que aquí tuvo un importante respaldo popular y, en consecuencia, no obstaculizar el trabajo de las autoridades locales.

Y la próxima gobernadora, que el viernes por la mañana rendirá protesta en Ciudad Judicial para después pronunciar un mensaje en el Auditorio de la Reforma, emplear la apertura y la inclusión como recursos políticos permanentes.

La concordia y la reconciliación son factores fundamentales para avanzar.


Twitter: @jorgerdzc

Mail: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Martha Erika Alonso Hidalgo asumirá la gubernatura del estado en medio de un ambiente de polarización política y social que, de no superarse, impedirá la concreción de las tareas que se esperan de la nueva mandataria en esta etapa de crisis, donde la inseguridad es el principal reclamo de los poblanos.

El encono deriva de la lucha por el poder que se dio en la que ha sido la contienda electoral más reñida de la historia.

Antes del proceso, Rafael Moreno Valle había hecho su parte con ese personalísimo estilo de gobernar que somete al contrario que se cruza en su camino e interfiere en sus planes e intereses.

Mucho del peso que impactó a la gobernadora electa en campaña tuvo que ver con esto. Cargó con los muertos políticos del ahora senador.

El proceso electoral rompió toda expectativa de cordialidad entre los dos principales candidatos al gobierno del estado.

Alonso Hidalgo y Luis Miguel Barbosa Huerta transmitieron a través de ellos mismos y de sus generales de guerra sentimientos de furia y animadversión.

La naturaleza de la competencia electoral partió a políticos y ciudadanos en dos bandos.

Panistas y morenistas contagiaron primero a sus simpatizantes y después a la población en general, que acabó metiéndose en los zapatos de los candidatos para asumirse también como agraviada.

Las votaciones del domingo 1 de julio solo extendieron esa fase de odio.

Los ejércitos de ambos candidatos y una buena parte de los electores olvidaron que solo se trataba de una contienda política, no de una batalla personal.

La impugnación por parte de Barbosa y Morena y las continuas acusaciones de fraude, aderezadas por una serie de hechos desafortunados ocurridos durante la jornada electoral, hace más de cinco meses, generaron dudas y profundizaron heridas que incluso el fallo judicial que da por cerrada la contienda no podrá sanar.

Aquí es donde entra en juego la responsabilidad de los nuevos gobernantes para salir de esa crisis.

Martha Erika Alonso, los 22 diputados de la coalición Juntos Haremos Historia, alcaldes y el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, que ha insistido en descalificar los comicios de Puebla, están obligados a trabajar por el bien de los habitantes del estado y guardar sus diferencias por un tiempo, hasta que dé inicio el siguiente proceso electoral.

Justo ayer, a tres días de la toma de protesta de la nueva gobernadora, 39 actores locales, entre representantes empresariales y rectores de universidades, alzaron la voz para exigirle a las autoridades resultados inmediatos en el combate a la inseguridad.

Eso es lo que en realidad importa a la sociedad poblana.

Más allá de la disputa por el poder, que debió acabarse por esta vez con la ratificación de Alonso como gobernadora electa, hay problemas que se sufren en la piel y que son recurrentes desde hace un tiempo en el estado.

El más delicado es el de la inseguridad.

El gobierno de José Antonio Gali Fayad combatió a la delincuencia con una estrategia que se basó en el respaldo de las fuerzas castrenses, como no se había hecho en el pasado, pero hace falta más.

Hacerlo pronto y de forma exitosa requiere la suma de esfuerzos.

Martha Erika Alonso no podrá sola y lo sabe, por eso ha hablado de corresponsabilidad con los demás niveles de gobierno.

Pero ningún programa gubernamental funcionará si prevalecen el encono y la polarización, provenientes del proceso electoral.

Los morenistas deben asumir la derrota en la competencia por Casa Puebla, analizar su participación en ella y prepararse para las elecciones intermedias que siguen, donde muchos de ellos tendrán posibilidades de reelección.

El Presidente, con todo y su enfado con Moreno Valle, que le ganó la partida en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por las razones que hayan sido, tendría que recordar que aquí tuvo un importante respaldo popular y, en consecuencia, no obstaculizar el trabajo de las autoridades locales.

Y la próxima gobernadora, que el viernes por la mañana rendirá protesta en Ciudad Judicial para después pronunciar un mensaje en el Auditorio de la Reforma, emplear la apertura y la inclusión como recursos políticos permanentes.

La concordia y la reconciliación son factores fundamentales para avanzar.


Twitter: @jorgerdzc

Mail: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx