/ sábado 22 de septiembre de 2018

Cortés, Iturbide y Maximiliano, visionarios con un proyecto de nación

Una de las razones, por las que seguimos sumamente divididos como mexicanos, es una historia bastante idealista y maniquea, en donde se glorifica a unos que no lo merecen y se desprecia a quienes tuvieron papeles notables. Los personajes mencionados al principio han sido vistos con duda y recelo, sin embargo, pueden resultar con más méritos que los supuestos héroes oficiales.

El próximo 27 de septiembre se conmemora la consumación de la Independencia, cuando Agustín de Iturbide entró triunfante a la Ciudad de México, fecha que deberíamos celebrar con énfasis, más que el propio 15. Aunque originalmente era el día 16, hasta que don Porfirio Díaz homologó su cumpleaños con la fiesta nacional.

El famoso Grito de Dolores fue el llamado a la rebelión de alguien que nunca esbozó un proyecto de nación: Miguel Hidalgo enunció el nombre de Fernando VII, el monarca español, además de que su revuelta fue iniciada, más por salvarse de las investigaciones que había en su contra, que por querer liberar a un pueblo. Aunque mis convicciones son liberales y de izquierda, considero que quien podría llevar mejor el título de padre de la patria es quien fue el primer emperador de México.

Ahora bien, hay que señalar que nuestro país ha carecido de un proyecto de nación efectivo, desde el siglo XIX se han librado constantes luchas entre los grupos de poder, tomando como estandarte el bienestar popular y el país, pero actuando siempre bajo sus intereses, así como sucede con los políticos de hoy: nada ha cambiado en esencia. Así que hay que reflexionar quién verdaderamente pensó como un estadista y quiso forjar una gran nación.

En primer lugar tenemos a un hombre maldecido en todos la mayoría de los textos, un hidalgo (como el Quijote) que estudió derecho y demostró una intrepidez fuera de serie: Hernán Cortés, a quien se le acusa de conquistar a los mexicas cruentamente, mediante una falsa traición por parte de los tlaxcaltecas, nada más falso que eso: Cortés salió de su zona de confort en Cuba y se adentró en un territorio que llegó a admirar y querer, prueba de ello fue el mestizaje que inició y la intención de que los recursos naturales se quedaran aquí. Fue un impulsor de las actividades empresariales, sabiendo siempre que este nuevo territorio podría ser más rico que España. No tuvo la crueldad mostrada en Perú con Francisco Pizarro, inclusive permitió la huida de la población azteca por la calzada norte de Tenochtitlan debido a que lo último que quería era la confrontación, aunque al final no tuvo opción más que la lucha armada. Don Hernán buscó que el náhuatl fuera la lengua oficial y que el catolicismo se integrara paulatinamente. Todos estos elementos han sido desvirtuados por esa falsa idea de que los mexicanos somos aztecas y nos conquistaron los europeos, nada más falaz que eso, prueba de ello es el catolicismo (traído por los hispanos) es notorio y el anhelo de ser blanco también, prueba de ello, los filtros usados en internet para verse más blanco y el deseo inconsciente o consciente de tener algún tipo de ascendencia del Viejo Continente.

En cuanto a Maximiliano, tenemos que señalar a un hombre ilustrado y de vanguardia para ese entonces; traído por los conservadores, pero más liberal que los juaristas, con una visión de hacer de este país una potencia, pero con la antipatía de los estadounidenses debido a que México podría llegar a disputarle la hegemonía del continente, situación que solo se volvió a dar con Porfirio Díaz, quien fue derrocado por la Revolución incitada por nuestros vecinos del norte y que trajo muerte y destrucción, aunque el PRI haya querido reivindicar el movimiento mediante la historia oficial y las múltiples películas de cuando se hacía buen cine en nuestro país.

Lamentablemente nuestra historia tiene muchos inventos y es de una lucha de grupos, sin tener objetivos comunes ni un proyecto claro de nación, lo cual seguiremos padeciendo lamentablemente. Hasta la próxima semana.




Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Una de las razones, por las que seguimos sumamente divididos como mexicanos, es una historia bastante idealista y maniquea, en donde se glorifica a unos que no lo merecen y se desprecia a quienes tuvieron papeles notables. Los personajes mencionados al principio han sido vistos con duda y recelo, sin embargo, pueden resultar con más méritos que los supuestos héroes oficiales.

El próximo 27 de septiembre se conmemora la consumación de la Independencia, cuando Agustín de Iturbide entró triunfante a la Ciudad de México, fecha que deberíamos celebrar con énfasis, más que el propio 15. Aunque originalmente era el día 16, hasta que don Porfirio Díaz homologó su cumpleaños con la fiesta nacional.

El famoso Grito de Dolores fue el llamado a la rebelión de alguien que nunca esbozó un proyecto de nación: Miguel Hidalgo enunció el nombre de Fernando VII, el monarca español, además de que su revuelta fue iniciada, más por salvarse de las investigaciones que había en su contra, que por querer liberar a un pueblo. Aunque mis convicciones son liberales y de izquierda, considero que quien podría llevar mejor el título de padre de la patria es quien fue el primer emperador de México.

Ahora bien, hay que señalar que nuestro país ha carecido de un proyecto de nación efectivo, desde el siglo XIX se han librado constantes luchas entre los grupos de poder, tomando como estandarte el bienestar popular y el país, pero actuando siempre bajo sus intereses, así como sucede con los políticos de hoy: nada ha cambiado en esencia. Así que hay que reflexionar quién verdaderamente pensó como un estadista y quiso forjar una gran nación.

En primer lugar tenemos a un hombre maldecido en todos la mayoría de los textos, un hidalgo (como el Quijote) que estudió derecho y demostró una intrepidez fuera de serie: Hernán Cortés, a quien se le acusa de conquistar a los mexicas cruentamente, mediante una falsa traición por parte de los tlaxcaltecas, nada más falso que eso: Cortés salió de su zona de confort en Cuba y se adentró en un territorio que llegó a admirar y querer, prueba de ello fue el mestizaje que inició y la intención de que los recursos naturales se quedaran aquí. Fue un impulsor de las actividades empresariales, sabiendo siempre que este nuevo territorio podría ser más rico que España. No tuvo la crueldad mostrada en Perú con Francisco Pizarro, inclusive permitió la huida de la población azteca por la calzada norte de Tenochtitlan debido a que lo último que quería era la confrontación, aunque al final no tuvo opción más que la lucha armada. Don Hernán buscó que el náhuatl fuera la lengua oficial y que el catolicismo se integrara paulatinamente. Todos estos elementos han sido desvirtuados por esa falsa idea de que los mexicanos somos aztecas y nos conquistaron los europeos, nada más falaz que eso, prueba de ello es el catolicismo (traído por los hispanos) es notorio y el anhelo de ser blanco también, prueba de ello, los filtros usados en internet para verse más blanco y el deseo inconsciente o consciente de tener algún tipo de ascendencia del Viejo Continente.

En cuanto a Maximiliano, tenemos que señalar a un hombre ilustrado y de vanguardia para ese entonces; traído por los conservadores, pero más liberal que los juaristas, con una visión de hacer de este país una potencia, pero con la antipatía de los estadounidenses debido a que México podría llegar a disputarle la hegemonía del continente, situación que solo se volvió a dar con Porfirio Díaz, quien fue derrocado por la Revolución incitada por nuestros vecinos del norte y que trajo muerte y destrucción, aunque el PRI haya querido reivindicar el movimiento mediante la historia oficial y las múltiples películas de cuando se hacía buen cine en nuestro país.

Lamentablemente nuestra historia tiene muchos inventos y es de una lucha de grupos, sin tener objetivos comunes ni un proyecto claro de nación, lo cual seguiremos padeciendo lamentablemente. Hasta la próxima semana.




Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.