/ sábado 9 de febrero de 2019

¿Cuáles son los errores al buscar amor?

El próximo día 14 evocaremos un sentimiento maravilloso, fuente inagotable de alegrías inconmensurables, sin embargo, algunas ideas contemporáneas limitan mucho una convivencia sana entre las parejas, para lo cual hay que analizar desde un punto de vista crítico los problemas actuales y ver el modo de prevenirlos, sin buscar inexistentes soluciones mágicas, simplemente aplicando algo de psicología y filosofía.

En primer lugar recalco la afirmación de que no hay métodos infalibles, menos aún modelos de conducta que puedan ser impuestos para que una relación sea buena. El amor, así como la conducta humana en general, es un cúmulo de variaciones en las que cada quien puede hacer lo que guste, sin dañar derechos de terceros, así que sin más preámbulo mencionaré los errores que comenten quienes buscan amor o tienen una relación como tal.

En primer lugar hay que aceptar la total heterogeneidad que hay en las parejas, es decir, un trovador callejero puede andar con una contadora bancaria. En ese sentido no hay que buscar a alguien parecido a uno, ya que eso podría indicar una especie de narcisismo, creando una insatisfacción constante. Los integrantes de una pareja deben ser complementarios, así como el varón y la mujer. Sería muy aburrido andar con uno mismo, aunque parece que eso es lo que quieren algunos que suspiran cada vez que ven el espejo.

En este sentido, llegamos a otro problema: el pensar solo en el yo trae consecuencias funestas, quizá sea el mayor problema que afecta a las parejas. Pongamos un ejemplo: Visualicemos a una dama bella, quien recurrentemente es admirada en las redes sociales, poseedora de muchos seguidores y, aunque no tenga intención alguna de “ligar”, sí necesita la aceptación constante y colectiva en internet. Ella asume una postura en la que compara quién le puede dar mejores atenciones, estabilidad económica o un sentimiento sincero, pero no lo hace en función de crear una dualidad afectiva, sino en simplemente encontrar a alguien que le pueda satisfacer. Del mismo modo encontramos hombres que andan “de flor en flor”, buscando ciertas características que le puedan hacer ver mejor, así como sucede con los hombres exitosos que tienen féminas sumamente atractivas, lo cual puede funcionar, pero que, generalmente, termina mal cuando el tipo en cuestión empobrece o la dama envejece.

Otro error es la falta de tolerancia. Debemos entender que en la convivencia hay momentos buenos y malos, no todo es felicidad y lo importante es hace un balance positivo. Ahora bien, todos tenemos errores, quizá muy fuertes, pero ahí está la capacidad de poder entablar una dualidad. Unos minutos de retraso, una cita cancelada y hasta una infidelidad (bajo una opinión personal) pueden ser fallas solventadas. Recordemos que entre más se esté preocupado por algo más es probable que suceda, como decía Carl Jung: la resistencia causa persistencia. Esto último se conjuga con quien es muy celoso y está constantemente presionando a su pareja, esta persona no lo hace por el bien de la relación, sino porque su ego no salga mancillado, lo cual denota una inseguridad total.

También hay que tener claro que las expectativas deben ser reales, además de que debemos ser objetivos en la búsqueda y la aspiración. Por ejemplo, cuando una jovencita señala las características de un buen novio, quiere alguien guapo, inteligente, cariñoso, trabajador y tantas otras cosas que, después de los años, se difuminan para llegar a conformismos impresionantes. Hay quienes cubren sus paredes o comparten imágenes, en los grupos de whatsapp, con modelos de clase mundial, pero eso se queda como algo ideal y no hacen nada para poder tener a una dama de ese tipo. Hay que soñar, pero también hay que trabajar para alcanzar dichos sueños.

En fin, reafirmo que cada quien puede hacer lo que quiera para buscar la felicidad, pero sí vale la pena reflexionar un poco e intentar actuar de mejor manera para alcanzar un amor que proporcione felicidad.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.

El próximo día 14 evocaremos un sentimiento maravilloso, fuente inagotable de alegrías inconmensurables, sin embargo, algunas ideas contemporáneas limitan mucho una convivencia sana entre las parejas, para lo cual hay que analizar desde un punto de vista crítico los problemas actuales y ver el modo de prevenirlos, sin buscar inexistentes soluciones mágicas, simplemente aplicando algo de psicología y filosofía.

En primer lugar recalco la afirmación de que no hay métodos infalibles, menos aún modelos de conducta que puedan ser impuestos para que una relación sea buena. El amor, así como la conducta humana en general, es un cúmulo de variaciones en las que cada quien puede hacer lo que guste, sin dañar derechos de terceros, así que sin más preámbulo mencionaré los errores que comenten quienes buscan amor o tienen una relación como tal.

En primer lugar hay que aceptar la total heterogeneidad que hay en las parejas, es decir, un trovador callejero puede andar con una contadora bancaria. En ese sentido no hay que buscar a alguien parecido a uno, ya que eso podría indicar una especie de narcisismo, creando una insatisfacción constante. Los integrantes de una pareja deben ser complementarios, así como el varón y la mujer. Sería muy aburrido andar con uno mismo, aunque parece que eso es lo que quieren algunos que suspiran cada vez que ven el espejo.

En este sentido, llegamos a otro problema: el pensar solo en el yo trae consecuencias funestas, quizá sea el mayor problema que afecta a las parejas. Pongamos un ejemplo: Visualicemos a una dama bella, quien recurrentemente es admirada en las redes sociales, poseedora de muchos seguidores y, aunque no tenga intención alguna de “ligar”, sí necesita la aceptación constante y colectiva en internet. Ella asume una postura en la que compara quién le puede dar mejores atenciones, estabilidad económica o un sentimiento sincero, pero no lo hace en función de crear una dualidad afectiva, sino en simplemente encontrar a alguien que le pueda satisfacer. Del mismo modo encontramos hombres que andan “de flor en flor”, buscando ciertas características que le puedan hacer ver mejor, así como sucede con los hombres exitosos que tienen féminas sumamente atractivas, lo cual puede funcionar, pero que, generalmente, termina mal cuando el tipo en cuestión empobrece o la dama envejece.

Otro error es la falta de tolerancia. Debemos entender que en la convivencia hay momentos buenos y malos, no todo es felicidad y lo importante es hace un balance positivo. Ahora bien, todos tenemos errores, quizá muy fuertes, pero ahí está la capacidad de poder entablar una dualidad. Unos minutos de retraso, una cita cancelada y hasta una infidelidad (bajo una opinión personal) pueden ser fallas solventadas. Recordemos que entre más se esté preocupado por algo más es probable que suceda, como decía Carl Jung: la resistencia causa persistencia. Esto último se conjuga con quien es muy celoso y está constantemente presionando a su pareja, esta persona no lo hace por el bien de la relación, sino porque su ego no salga mancillado, lo cual denota una inseguridad total.

También hay que tener claro que las expectativas deben ser reales, además de que debemos ser objetivos en la búsqueda y la aspiración. Por ejemplo, cuando una jovencita señala las características de un buen novio, quiere alguien guapo, inteligente, cariñoso, trabajador y tantas otras cosas que, después de los años, se difuminan para llegar a conformismos impresionantes. Hay quienes cubren sus paredes o comparten imágenes, en los grupos de whatsapp, con modelos de clase mundial, pero eso se queda como algo ideal y no hacen nada para poder tener a una dama de ese tipo. Hay que soñar, pero también hay que trabajar para alcanzar dichos sueños.

En fin, reafirmo que cada quien puede hacer lo que quiera para buscar la felicidad, pero sí vale la pena reflexionar un poco e intentar actuar de mejor manera para alcanzar un amor que proporcione felicidad.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.