/ sábado 19 de enero de 2019

Cuetzalan, la joya de la Sierra

Generalmente, al iniciar un nuevo año, la mayoría de la gente tiene muchos objetivos, algunos de ellos derivan de los deseos de las 12 uvas de la cena de fin de año.

Mientras que algunos se inscriben a un gym para mejorar su apariencia física, otros deciden emprender nuevos proyectos, y muchas personas eligen viajar más.

En general, a la mayoría de la gente sin importar la edad le gusta viajar ya que se generan experiencias inolvidables, sin embargo, en ocasiones es algo complicado, debido a cargas laborales o incluso cuestiones económicas.

Pero siempre hay algún lugar que se ajusta a todas las expectativas y los bolsillos. De hecho, en el Estado de Puebla, se cuenta con lugares turísticos como los nueve Pueblos Mágicos.

Un Pueblo Mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin, magia que emana en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico.

Un lugar que vale mucho la pena visitar es Cuetzalan, el primer Pueblo Mágico de Puebla, ubicado al norte de la Sierra Norte a 176 km. de la capital del Estado.

Es un pueblo pintoresco con calles empedradas y casas de tejados rojos que cada mañana se cubre de neblina. Sus atractivos prehispánicos y coloniales hacen que sea un punto turístico del que cualquiera pueda enamorarse.

Se puede visitar la parroquia de San Francisco, que se remonta a fines del siglo XIX con una torre muy alta, el santuario de Guadalupe o “Iglesia de los Jarritos”, con su torre decorada de vasijas de barro; la Capilla de la Concepción, que destaca por su exquisita pintura mural, así como el Museo Etnográfico Calmahuistic que exhibe trajes típicos, artesanías, fotografías y piezas de la zona arqueológica.

A solo 7 kilómetros se ubica la zona arqueológica de Yohualichán, con vestigios Totonacas, templos, juego de pelota y pirámides semejantes a las de Tajín.

Dentro de sus bellezas naturales se destacan las grutas Atepolihúi, Cohuatichan, Chichicazapan, Zoquiapan y Chivostoc, que son algunas de las más importantes que conforman un sistema de grutas con una extensión de 32 km, además de numerosas cascadas como el Salto del Cuichat, el Salto de las Brisas, la poza de Atepatahua y las Hamacas.

Asimismo, es una experiencia muy grata darse una vuelta por el centro de Cuetzalan, algunos días se puede presenciar el ritual de la danza de los voladores de Cuetzalan, disfrutar de un buen café en el centro acompañado del canto de las aves, o simplemente caminar por sus calles tranquilas y coloniales.

Ir al centro un domingo permite transportarse en el tiempo y maravillarse con el colorido del lugar, pues sus habitantes preservan tradiciones de sus antepasados, utilizando sus prendas y manteniendo su cocina y lengua viva, por lo que en Cuetzalan pareciera que la cultura náhuatl se ha congelado el tiempo.

Respecto a su gastronomía, cuenta con varios platillos de origen indígena y otros que se fusionaron con ingredientes y recetas de la gastronomía española para convertirse en auténticas obras del arte culinario.

Uno de ellos son los tlayoyos, antojitos que en la versión local son preparados con una masa de alverjones cocidos y hojas de aguacate y chile verde; fritos en manteca y aderezados con queso y salsa picante. Además, en Cuetzalan se produce uno de los cafés más aromáticos del país.

Iniciemos bien este año, cumpliendo el propósito de viajar por nuestro Estado, que nos brinda tantas riquezas, aprovechando la ocasión para generar una sana convivencia familiar que permita que nuestros hijos se desconecten de dispositivos electrónicos para conectarse con la naturaleza, la cultura y la historia.

monserrat.publicaciones@gmail.com

Generalmente, al iniciar un nuevo año, la mayoría de la gente tiene muchos objetivos, algunos de ellos derivan de los deseos de las 12 uvas de la cena de fin de año.

Mientras que algunos se inscriben a un gym para mejorar su apariencia física, otros deciden emprender nuevos proyectos, y muchas personas eligen viajar más.

En general, a la mayoría de la gente sin importar la edad le gusta viajar ya que se generan experiencias inolvidables, sin embargo, en ocasiones es algo complicado, debido a cargas laborales o incluso cuestiones económicas.

Pero siempre hay algún lugar que se ajusta a todas las expectativas y los bolsillos. De hecho, en el Estado de Puebla, se cuenta con lugares turísticos como los nueve Pueblos Mágicos.

Un Pueblo Mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin, magia que emana en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico.

Un lugar que vale mucho la pena visitar es Cuetzalan, el primer Pueblo Mágico de Puebla, ubicado al norte de la Sierra Norte a 176 km. de la capital del Estado.

Es un pueblo pintoresco con calles empedradas y casas de tejados rojos que cada mañana se cubre de neblina. Sus atractivos prehispánicos y coloniales hacen que sea un punto turístico del que cualquiera pueda enamorarse.

Se puede visitar la parroquia de San Francisco, que se remonta a fines del siglo XIX con una torre muy alta, el santuario de Guadalupe o “Iglesia de los Jarritos”, con su torre decorada de vasijas de barro; la Capilla de la Concepción, que destaca por su exquisita pintura mural, así como el Museo Etnográfico Calmahuistic que exhibe trajes típicos, artesanías, fotografías y piezas de la zona arqueológica.

A solo 7 kilómetros se ubica la zona arqueológica de Yohualichán, con vestigios Totonacas, templos, juego de pelota y pirámides semejantes a las de Tajín.

Dentro de sus bellezas naturales se destacan las grutas Atepolihúi, Cohuatichan, Chichicazapan, Zoquiapan y Chivostoc, que son algunas de las más importantes que conforman un sistema de grutas con una extensión de 32 km, además de numerosas cascadas como el Salto del Cuichat, el Salto de las Brisas, la poza de Atepatahua y las Hamacas.

Asimismo, es una experiencia muy grata darse una vuelta por el centro de Cuetzalan, algunos días se puede presenciar el ritual de la danza de los voladores de Cuetzalan, disfrutar de un buen café en el centro acompañado del canto de las aves, o simplemente caminar por sus calles tranquilas y coloniales.

Ir al centro un domingo permite transportarse en el tiempo y maravillarse con el colorido del lugar, pues sus habitantes preservan tradiciones de sus antepasados, utilizando sus prendas y manteniendo su cocina y lengua viva, por lo que en Cuetzalan pareciera que la cultura náhuatl se ha congelado el tiempo.

Respecto a su gastronomía, cuenta con varios platillos de origen indígena y otros que se fusionaron con ingredientes y recetas de la gastronomía española para convertirse en auténticas obras del arte culinario.

Uno de ellos son los tlayoyos, antojitos que en la versión local son preparados con una masa de alverjones cocidos y hojas de aguacate y chile verde; fritos en manteca y aderezados con queso y salsa picante. Además, en Cuetzalan se produce uno de los cafés más aromáticos del país.

Iniciemos bien este año, cumpliendo el propósito de viajar por nuestro Estado, que nos brinda tantas riquezas, aprovechando la ocasión para generar una sana convivencia familiar que permita que nuestros hijos se desconecten de dispositivos electrónicos para conectarse con la naturaleza, la cultura y la historia.

monserrat.publicaciones@gmail.com