/ viernes 15 de noviembre de 2019

De aliados y alianzas

Para algunos ciudadanos está lejano el 2021, para los partidos y los políticos no.

En apenas una semana se soltaron la greña, públicamente, todos.

Los panistas con su acto de unidad local y uno segundo de contrición con la presencia de su líder nacional, Marko Cortés, promoviendo alianzas que él rompe en los momentos culminantes.

También hay priistas activos como Enrique Doger y Melquiades Morales, que anhelan ser candidatos a la presidencia municipal de la capital y construyen la unidad; mientras Mario Marín desde su guarida, para no ser detenido, pretende imponer presidente del PRI local y lanzar candidatos por el suyo u otros partidos.

Y morenistas, como el diputado Gabriel Biestro Medinilla, quien promete que ninguna alianza de sus opositores los derrotará en 2021 y ésta en precampaña por la presidencia de la capital; o Fernando Manzanilla aguantando, metralla y fuego “amigo”, porque no deja de ser un aspirante viable para el año de las elecciones intermedias.

Los tiempos políticos se adelantaron, tanto que empezaron al día siguiente de la elección de 2019.

En Puebla vivimos dos de gobernador en apenas un año y la efervescencia política por los resultados se mantiene en un alto nivel.

No extraña que los partidos piensen de inmediato en las siguientes elecciones.

Los que perdieron, porque aspiran a regresar al poder y los que lo consiguieron porque harán todo para mantenerse en él.

Sólo que el escenario ahora es distinto para los partidos y sus militantes.

Son los institutos por las que se accede constitucionalmente al poder, aunque existe la figura de candidaturas independientes y aparecerán nuevos actores en la lucha electoral como los partidos de Antorcha, el de la profesora Elba Esther Gordillo, el del SNTE y el de los Calderón-Zavala, los que buscan sus registros, no todos los conseguirán.

Otro detalle que debe tomarse en cuenta es que la homogeneidad partidista es un tema del pasado.

Factores cohesionadores como el Presidente de la República para los priistas, la democracia y los principios de los panistas; y la lucha social del perredismo, desaparecieron e incluso Morena, el partido en el poder, y sus aliados aunque tienen a un caudillo en López Obrador prevalece la división y la lucha de facciones y tribus es descarnada.

Los panistas hablan de unidad interna y aún no formalmente de candidatos, pero tienes dos aspirantes y solo uno tiene posibilidades: Eduardo Rivera, quien va delante de Mario Riestra que se quedó corto en simpatías al interior de su partido y socialmente; personajes como Jorge Aguilar tiene más expedientes que aclarar, ante instancias anticorrupción, que votos a su favor.

En el PRI lo que fue su fuerte estructura de sectores y la territorial desaparecieron. Sus prerrogativas están por el suelo y sus deudas los ahogan, perdieron incluso a los simpatizantes que aportaban fuertes cantidades para sus campañas, llámense sindicatos o empresas. Y sus operadores políticos, se pasaron a las nóminas del PAN o cobran en Morena.

Eso no amilana a priistas como Melquiades, que se asume como factor de unidad, y aunque asegura que no necesariamente son sus tiempos no deja de insistir que estará en la terna para elegir aspirante a la presidencia de Puebla. Enrique Doger, por su parte, trabaja intensamente con la misma aspiración a partir de su experiencia y de ser un candidato competitivo.

En Morena tienen el poder pero no se han consolidado como una fuerza ganadora. En su militancia hay molestia porque, por ejemplo en el interior del estado, han nombrado delegados con antecedentes políticos contrarios a ellos incluso militantes del PRI y el PAN sin credencial y menos trabajo en el partido de López Obrador.

Por ejemplo, Juan Manuel Ramírez Álvarez delegado del Bienestar en el distrito de Huauchinango, fue operador leal a Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle. Marlenne Ramírez Álvarez directora del Centro Escolar en Xicotepec, operó la campaña a favor de Alonso contra Miguel Barbosa en 2018.

Gerardo Márquez Morgado delegado de Gobernación en Huauchinango, un priista que se pasó a la campaña de Martha Erika. Jorge Luis Fuentes Carranza, subdelegado federal de Bienestar, un seguidor de los Moreno Valle, quienes en 2013 le dieron la candidatura del PAN en la sierra. Gregorio Castro del PAN es delegado en Huauchinango de Comunicaciones y Transportes, trabajó en Proyectos Productivos de la administración panista de Álvaro Lorenzo.

Son ejemplos que propician el malestar de los militantes de Morena por más que el diputado Biestro asegure que ninguna alianza los derrotará en 2021 y use más su tiempo en defenestrar a su compañero Fernando Manzanilla que en construir un partido que algún día dirigió.

Organismos y políticos están trabajando para 2021, por ahora hablan de la construcción de una alianza como un bloque opositor a Morena, será difícil que lo consigan pero es su reto.

Mientras los morenistas construyen una propuesta partidista viable y pueden aprovechar su posición en el gobierno para sumar y no restar a sus militantes, aliados y simpatizantes.

En todo, cabe preguntar ¿dónde está la sociedad?

Sí, al final los que votan son los ciudadanos y vale la interrogante:

¿Si mejor, los políticos de todos los colores no sólo trabajan por su unidad y dialogan con otros partidos, buscan a ellos y ellas que no militan ni simpatizan con los institutos actuales para construir una alianza?

En una elección siempre será mejor y gana quien tenga el respaldo de la sociedad, al final ésta da y quita el poder, es su derecho constitucional. No lo olviden.

De las anécdotas que se cuentan

Marko Cortés le mintió a los panistas poblanos.

Nunca ha sostenido una reunión formal con el ex gobernador Tony Gali Fayad.

Lo que hubo fue un encuentro fortuito en el lobby de un hotel de la Ciudad de México.

Cortés buscó saludar a Gali y quería hablar de Puebla.

El ex gobernador fue corto y claro: no es militante del PAN y fueron los panistas, quienes el 25 de diciembre, lo ignoraron después del homenaje a Martha Erika y Rafael Moreno Valle.

2021 no está en el radar de Gali y Marko, aunque Cortés, no tiene nada de valiente, es más bien un político cínico y mentiroso.

Los panistas lo saben y lo saben bien.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

Para algunos ciudadanos está lejano el 2021, para los partidos y los políticos no.

En apenas una semana se soltaron la greña, públicamente, todos.

Los panistas con su acto de unidad local y uno segundo de contrición con la presencia de su líder nacional, Marko Cortés, promoviendo alianzas que él rompe en los momentos culminantes.

También hay priistas activos como Enrique Doger y Melquiades Morales, que anhelan ser candidatos a la presidencia municipal de la capital y construyen la unidad; mientras Mario Marín desde su guarida, para no ser detenido, pretende imponer presidente del PRI local y lanzar candidatos por el suyo u otros partidos.

Y morenistas, como el diputado Gabriel Biestro Medinilla, quien promete que ninguna alianza de sus opositores los derrotará en 2021 y ésta en precampaña por la presidencia de la capital; o Fernando Manzanilla aguantando, metralla y fuego “amigo”, porque no deja de ser un aspirante viable para el año de las elecciones intermedias.

Los tiempos políticos se adelantaron, tanto que empezaron al día siguiente de la elección de 2019.

En Puebla vivimos dos de gobernador en apenas un año y la efervescencia política por los resultados se mantiene en un alto nivel.

No extraña que los partidos piensen de inmediato en las siguientes elecciones.

Los que perdieron, porque aspiran a regresar al poder y los que lo consiguieron porque harán todo para mantenerse en él.

Sólo que el escenario ahora es distinto para los partidos y sus militantes.

Son los institutos por las que se accede constitucionalmente al poder, aunque existe la figura de candidaturas independientes y aparecerán nuevos actores en la lucha electoral como los partidos de Antorcha, el de la profesora Elba Esther Gordillo, el del SNTE y el de los Calderón-Zavala, los que buscan sus registros, no todos los conseguirán.

Otro detalle que debe tomarse en cuenta es que la homogeneidad partidista es un tema del pasado.

Factores cohesionadores como el Presidente de la República para los priistas, la democracia y los principios de los panistas; y la lucha social del perredismo, desaparecieron e incluso Morena, el partido en el poder, y sus aliados aunque tienen a un caudillo en López Obrador prevalece la división y la lucha de facciones y tribus es descarnada.

Los panistas hablan de unidad interna y aún no formalmente de candidatos, pero tienes dos aspirantes y solo uno tiene posibilidades: Eduardo Rivera, quien va delante de Mario Riestra que se quedó corto en simpatías al interior de su partido y socialmente; personajes como Jorge Aguilar tiene más expedientes que aclarar, ante instancias anticorrupción, que votos a su favor.

En el PRI lo que fue su fuerte estructura de sectores y la territorial desaparecieron. Sus prerrogativas están por el suelo y sus deudas los ahogan, perdieron incluso a los simpatizantes que aportaban fuertes cantidades para sus campañas, llámense sindicatos o empresas. Y sus operadores políticos, se pasaron a las nóminas del PAN o cobran en Morena.

Eso no amilana a priistas como Melquiades, que se asume como factor de unidad, y aunque asegura que no necesariamente son sus tiempos no deja de insistir que estará en la terna para elegir aspirante a la presidencia de Puebla. Enrique Doger, por su parte, trabaja intensamente con la misma aspiración a partir de su experiencia y de ser un candidato competitivo.

En Morena tienen el poder pero no se han consolidado como una fuerza ganadora. En su militancia hay molestia porque, por ejemplo en el interior del estado, han nombrado delegados con antecedentes políticos contrarios a ellos incluso militantes del PRI y el PAN sin credencial y menos trabajo en el partido de López Obrador.

Por ejemplo, Juan Manuel Ramírez Álvarez delegado del Bienestar en el distrito de Huauchinango, fue operador leal a Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle. Marlenne Ramírez Álvarez directora del Centro Escolar en Xicotepec, operó la campaña a favor de Alonso contra Miguel Barbosa en 2018.

Gerardo Márquez Morgado delegado de Gobernación en Huauchinango, un priista que se pasó a la campaña de Martha Erika. Jorge Luis Fuentes Carranza, subdelegado federal de Bienestar, un seguidor de los Moreno Valle, quienes en 2013 le dieron la candidatura del PAN en la sierra. Gregorio Castro del PAN es delegado en Huauchinango de Comunicaciones y Transportes, trabajó en Proyectos Productivos de la administración panista de Álvaro Lorenzo.

Son ejemplos que propician el malestar de los militantes de Morena por más que el diputado Biestro asegure que ninguna alianza los derrotará en 2021 y use más su tiempo en defenestrar a su compañero Fernando Manzanilla que en construir un partido que algún día dirigió.

Organismos y políticos están trabajando para 2021, por ahora hablan de la construcción de una alianza como un bloque opositor a Morena, será difícil que lo consigan pero es su reto.

Mientras los morenistas construyen una propuesta partidista viable y pueden aprovechar su posición en el gobierno para sumar y no restar a sus militantes, aliados y simpatizantes.

En todo, cabe preguntar ¿dónde está la sociedad?

Sí, al final los que votan son los ciudadanos y vale la interrogante:

¿Si mejor, los políticos de todos los colores no sólo trabajan por su unidad y dialogan con otros partidos, buscan a ellos y ellas que no militan ni simpatizan con los institutos actuales para construir una alianza?

En una elección siempre será mejor y gana quien tenga el respaldo de la sociedad, al final ésta da y quita el poder, es su derecho constitucional. No lo olviden.

De las anécdotas que se cuentan

Marko Cortés le mintió a los panistas poblanos.

Nunca ha sostenido una reunión formal con el ex gobernador Tony Gali Fayad.

Lo que hubo fue un encuentro fortuito en el lobby de un hotel de la Ciudad de México.

Cortés buscó saludar a Gali y quería hablar de Puebla.

El ex gobernador fue corto y claro: no es militante del PAN y fueron los panistas, quienes el 25 de diciembre, lo ignoraron después del homenaje a Martha Erika y Rafael Moreno Valle.

2021 no está en el radar de Gali y Marko, aunque Cortés, no tiene nada de valiente, es más bien un político cínico y mentiroso.

Los panistas lo saben y lo saben bien.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto