/ viernes 25 de mayo de 2018

De estrategias, guerras y poder

Los actuales son los momentos más intensos de las campañas poblanas a gobernador, presidentes municipales y al Congreso del Estado.

Los candidatos y sus equipos van tras los votos y construir una narrativa de campañas triunfadoras, mientras sus estrategas políticos y electorales se preparan para la jornada crucial, la del uno de julio próximo.

Los movimientos son de ajedrez.

El morenovallismo y los partidos que lo integran tienen como prioridad la gubernatura; después, mantener los municipios más importantes; y, si es posible, la mayoría en la Cámara de Diputados.

En ese orden plantearon sus objetivos.

Ganar el Ejecutivo no solo es regresar a la señora Martha Erika Alonso a Casa Puebla; en un proyecto de largo plazo ese triunfo le da puntos y beligerancia a Moreno Valle, quien asumió plenamente la coordinación y el control de su grupo.

Él, lo saben propios y extraños, no pierde de vista 2024, y este pasa por los resultados de 2018.

Esa es la razón que motivó al acercamiento, en los últimos días, de las posiciones del morenovallismo con el panismo que representa Eduardo Rivera Pérez.

Ganar la presidencia municipal de la capital es hoy determinante para el gran objetivo y beneficia a sus candidatos a diputados locales y federales, que, asombrados, observaban cómo las preferencias electorales se les escurren como agua por los dedos.

La campaña negativa contra Luis Miguel Barbosa está inscrita en la estrategia morenovallista de ganar el gobierno de Puebla.

El candidato de Morena es el principal competidor y, de acuerdo, con las encuestas morenovallistas está a un digito de la candidata, en un escenario que se puede complicar si hay una amplia votación popular que no los beneficie.

Quedar a menos de cuatro puntos en una elección cerrada los obligaría a recontar los votos y eso sería veneno para sus operadores electorales.

El objetivo es ganar por dos dígitos, más de 10 puntos, y cerrar la elección el mismo domingo uno de julio con la gubernatura de Puebla en la bolsa de la señora Alonso.

Enfrente también hay ambiciones de poder.

Luis Miguel Barbosa se siente cerca de ser gobernador de Puebla, posición con la que promete cerrar su carrera política.

El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia no es un novato en estas lides ni en recibir los golpes que le da la política y la vida. Quiere ganar y lo hará con todo y hasta donde llegue.

Sobre las acusaciones y las presiones está dispuesto a responderlas una a una y, aunque sabe que enfrente le preparan artillería, no está manco y puede ser tan letal como sus adversarios, con la ventaja de que no pretende ser presidente de la República.

Enrique Doger sigue jugando y pretende pelear el segundo lugar para llegar a la final con cualquiera de sus contrincantes.

Arrancó con las críticas al morenista Barbosa para frenar su ascenso y ahora, que considera que la señora Alonso tiene el riesgo de descender, mandó mensajes políticos en anuncios, donde habla de la relección de Moreno Valle, quien ni simulado acepta ese tipo de críticas.

Sigue la confrontación.

El priista saca el argumento político que más le pesa a su contrincante, que es la reelección, y lo usará, si no puede en anuncios, en medios electrónicos y en sus reuniones; y lo harán otros candidatos y protagonistas políticos en paralelo con Barbosa y su gente.

Ambos coincidieron, sin ponerse de acuerdo, que si generalizan esa percepción tendrán mejores dividendos en su Batalla por Puebla.

Hasta hoy la guerra va en serio y es de tres.

El morenovallismo hará todo lo que esté a su disposición: y todo es todo para ganar la gubernatura.

Enfrente tiene a dos oponentes que ni se espantan ni se arredran.

Ahora sí los vamos a ver pelear en las siguientes semanas, manzana por manzana, calle por calle y casa por casa por los votos que los lleven al gobierno del estado.

Hay favorita pero a estas alturas de la contienda, y con los vientos lopezobradoristas que corren aún, no está decidido quién ganará el gobierno del estado de Puebla.

De las anécdotas que se cuentan

Rafael Moreno Valle está ajustando su plan original y lo tiene que hacer porque no consigue la ventaja que esperaba al terminar el primer mes de campañas locales.

A ello obedece la declinación a su candidatura por el gobierno del estado del notario público Alejandro Romero, quien ayer le dio las gracias a Nueva Alianza.

Nunca fue candidato y solo aceptó hacerle el favor a su amiga Patricia Leal. Argumentó:

1. Nueva Alianza analizará al candidato que pueda garantizar que se cumpla su agenda educativa para sumarse a su proyecto.

2. Con el aval del Comité Ejecutivo Nacional de Nueva Alianza decidió renunciar a la candidatura por el gobierno del Estado.

No descarte que después del debate también decline Michel Chaín, hasta ahora “candidato” del Partido Verde.

Y en ese activismo morenovallista, el exgobernador se reunió recientemente con el lopezobradorista Ricardo Monreal.

¿El tema? En otra entrega.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

fcrisanto@radiooro.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

Los actuales son los momentos más intensos de las campañas poblanas a gobernador, presidentes municipales y al Congreso del Estado.

Los candidatos y sus equipos van tras los votos y construir una narrativa de campañas triunfadoras, mientras sus estrategas políticos y electorales se preparan para la jornada crucial, la del uno de julio próximo.

Los movimientos son de ajedrez.

El morenovallismo y los partidos que lo integran tienen como prioridad la gubernatura; después, mantener los municipios más importantes; y, si es posible, la mayoría en la Cámara de Diputados.

En ese orden plantearon sus objetivos.

Ganar el Ejecutivo no solo es regresar a la señora Martha Erika Alonso a Casa Puebla; en un proyecto de largo plazo ese triunfo le da puntos y beligerancia a Moreno Valle, quien asumió plenamente la coordinación y el control de su grupo.

Él, lo saben propios y extraños, no pierde de vista 2024, y este pasa por los resultados de 2018.

Esa es la razón que motivó al acercamiento, en los últimos días, de las posiciones del morenovallismo con el panismo que representa Eduardo Rivera Pérez.

Ganar la presidencia municipal de la capital es hoy determinante para el gran objetivo y beneficia a sus candidatos a diputados locales y federales, que, asombrados, observaban cómo las preferencias electorales se les escurren como agua por los dedos.

La campaña negativa contra Luis Miguel Barbosa está inscrita en la estrategia morenovallista de ganar el gobierno de Puebla.

El candidato de Morena es el principal competidor y, de acuerdo, con las encuestas morenovallistas está a un digito de la candidata, en un escenario que se puede complicar si hay una amplia votación popular que no los beneficie.

Quedar a menos de cuatro puntos en una elección cerrada los obligaría a recontar los votos y eso sería veneno para sus operadores electorales.

El objetivo es ganar por dos dígitos, más de 10 puntos, y cerrar la elección el mismo domingo uno de julio con la gubernatura de Puebla en la bolsa de la señora Alonso.

Enfrente también hay ambiciones de poder.

Luis Miguel Barbosa se siente cerca de ser gobernador de Puebla, posición con la que promete cerrar su carrera política.

El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia no es un novato en estas lides ni en recibir los golpes que le da la política y la vida. Quiere ganar y lo hará con todo y hasta donde llegue.

Sobre las acusaciones y las presiones está dispuesto a responderlas una a una y, aunque sabe que enfrente le preparan artillería, no está manco y puede ser tan letal como sus adversarios, con la ventaja de que no pretende ser presidente de la República.

Enrique Doger sigue jugando y pretende pelear el segundo lugar para llegar a la final con cualquiera de sus contrincantes.

Arrancó con las críticas al morenista Barbosa para frenar su ascenso y ahora, que considera que la señora Alonso tiene el riesgo de descender, mandó mensajes políticos en anuncios, donde habla de la relección de Moreno Valle, quien ni simulado acepta ese tipo de críticas.

Sigue la confrontación.

El priista saca el argumento político que más le pesa a su contrincante, que es la reelección, y lo usará, si no puede en anuncios, en medios electrónicos y en sus reuniones; y lo harán otros candidatos y protagonistas políticos en paralelo con Barbosa y su gente.

Ambos coincidieron, sin ponerse de acuerdo, que si generalizan esa percepción tendrán mejores dividendos en su Batalla por Puebla.

Hasta hoy la guerra va en serio y es de tres.

El morenovallismo hará todo lo que esté a su disposición: y todo es todo para ganar la gubernatura.

Enfrente tiene a dos oponentes que ni se espantan ni se arredran.

Ahora sí los vamos a ver pelear en las siguientes semanas, manzana por manzana, calle por calle y casa por casa por los votos que los lleven al gobierno del estado.

Hay favorita pero a estas alturas de la contienda, y con los vientos lopezobradoristas que corren aún, no está decidido quién ganará el gobierno del estado de Puebla.

De las anécdotas que se cuentan

Rafael Moreno Valle está ajustando su plan original y lo tiene que hacer porque no consigue la ventaja que esperaba al terminar el primer mes de campañas locales.

A ello obedece la declinación a su candidatura por el gobierno del estado del notario público Alejandro Romero, quien ayer le dio las gracias a Nueva Alianza.

Nunca fue candidato y solo aceptó hacerle el favor a su amiga Patricia Leal. Argumentó:

1. Nueva Alianza analizará al candidato que pueda garantizar que se cumpla su agenda educativa para sumarse a su proyecto.

2. Con el aval del Comité Ejecutivo Nacional de Nueva Alianza decidió renunciar a la candidatura por el gobierno del Estado.

No descarte que después del debate también decline Michel Chaín, hasta ahora “candidato” del Partido Verde.

Y en ese activismo morenovallista, el exgobernador se reunió recientemente con el lopezobradorista Ricardo Monreal.

¿El tema? En otra entrega.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

fcrisanto@radiooro.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto