/ viernes 21 de febrero de 2020

De la percepción a la realidad

Inseguridad uno de los temas que más vulnera y lastima en todos los aspectos a la población, la autoridad tratando de manipular los datos señala que es solo percepción; sin embargo, su elevado incremento, refleja una realidad con la cual hoy convivimos.

En mi contribución pasada señalaba, que la pobreza mantiene una estrecha relación con el desempleo, el trabajo mal remunerado y la corrupción, sumadas a las consecuencias sociales como, las adicciones, abandonos familiares, embarazos en adolescentes y divorcios, representan algunas causas que agudizan la situación de pobreza, e incrementan la inseguridad y la delincuencia.

Las notas principales en periódicos y demás medios de comunicación, informan todos los días de la criminalidad y la violencia en distintas formas que vivimos en todo el territorio nacional, pero ante los lamentables acontecimientos, que día a día se suscitan, la atención debe ser urgente.

Los eventos que se vienen suscitado sobre esta imparable violencia, representan no solo la descomposición social, sino una alta deshumanización; la inseguridad en todas sus modalidades, parece ser un tema incontrolable y, sin duda solo se muestra una parte de los casos que se denuncian y muy pocos a los que se les da un seguimiento o se investiga.

Aunado a la pérdida de valores, el Ejecutivo Federal hace seis días en gira, señalo que los delincuentes son seres humanos que merecen nuestro respeto; al margen de lo que cada uno de nosotros pueda interpretar, si Usted como yo hemos sido víctimas de la delincuencia en cualquier modalidad ¿deba pedir respeto a quien le daño en su persona y en su patrimonio?; por supuesto que lo que buscamos es que se haga justicia y se elimine la impunidad.

Al respecto considero oportuno señalar que la dignidad tiene que ver con el respeto, se puede hablar de dignidad hacia las personas, por la manera de comportarse, mediante la generosidad, decencia, caballerosidad, nobleza, decoro, lealtad, etc. Por todo ello, la dignidad se alimenta y se proyecta por nuestra forma de vivir, no permitiendo a los demás hacernos objeto de ultrajes o humillaciones.

Con la postura del Jefe del Estado Mexicano, ante la realidad que vivimos, gran parte de la sociedad mexicana manifiesta un estado de frustración, donde los delincuentes imponen su superioridad; y sin políticas públicas que definan y clarifiquen acciones concretas y de investigación para revertirla, nos han dejado en una clara indefensión a los mexicanos, principalmente a quienes hemos sido víctimas de este flagelo que parece no tener fin.

Se enmascara la delincuencia por la falta de empleos y de oportunidades, los datos del INEGI, muestran que la inversión decreció en 2.8% al mes de noviembre del 2019 y de acuerdo a estimaciones, la inversión extranjera directa, tuvo una disminución cercana al 12 por ciento; cifra más baja desde el año 2009.

Este comportamiento refleja que los inversionistas no encuentran condiciones favorables en el país, porque no consideran que las acciones emprendidas por la actual administración, generen un ambiente donde, la aplicación de la ley y sus reglas determinen la seguridad para colocar sus capitales.

Claro es que la realidad que se vive en las diferentes regiones es distinta, por lo cual es importante que nos sensibilicemos sobre esta problemática, no solo para conocerlas; sino para saber cuáles son sus causas, aprender a prevenirlas y buscar soluciones, para saber la trascendencia real de cada problema.

De cara a esta realidad, el Estadista, debe vivir en el presente, pensar y anticipar a mediano y largo plazos; ser un agente de cambio en constante movimiento, que crezca y haga crecer, que innove y que rompa paradigmas, porque los factores económicos, la tecnología, el medio ambiente y la competencia son siempre cambiantes, y exige una renovación y adaptación constante.

Pues si bien es cierto que la actividad económica se ha venido contrayendo, generando un rezago respecto a las necesidades de una población que está inmersa en un cambio demográfico y que mantiene niveles de pobreza y desigualdad, también impone la necesidad de revisar y explorar alternativas, para hacerles frente.

Consecuentemente, la agenda nacional, debe priorizar temas como inseguridad, desempleo, educación, pobreza, corrupción, ingobernabilidad, etc. el costo social y su trascendencia, sin duda impactará en el futuro inmediato; en síntesis, no solo se debe entender sino atenderse con una clara visión de Estado.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

Inseguridad uno de los temas que más vulnera y lastima en todos los aspectos a la población, la autoridad tratando de manipular los datos señala que es solo percepción; sin embargo, su elevado incremento, refleja una realidad con la cual hoy convivimos.

En mi contribución pasada señalaba, que la pobreza mantiene una estrecha relación con el desempleo, el trabajo mal remunerado y la corrupción, sumadas a las consecuencias sociales como, las adicciones, abandonos familiares, embarazos en adolescentes y divorcios, representan algunas causas que agudizan la situación de pobreza, e incrementan la inseguridad y la delincuencia.

Las notas principales en periódicos y demás medios de comunicación, informan todos los días de la criminalidad y la violencia en distintas formas que vivimos en todo el territorio nacional, pero ante los lamentables acontecimientos, que día a día se suscitan, la atención debe ser urgente.

Los eventos que se vienen suscitado sobre esta imparable violencia, representan no solo la descomposición social, sino una alta deshumanización; la inseguridad en todas sus modalidades, parece ser un tema incontrolable y, sin duda solo se muestra una parte de los casos que se denuncian y muy pocos a los que se les da un seguimiento o se investiga.

Aunado a la pérdida de valores, el Ejecutivo Federal hace seis días en gira, señalo que los delincuentes son seres humanos que merecen nuestro respeto; al margen de lo que cada uno de nosotros pueda interpretar, si Usted como yo hemos sido víctimas de la delincuencia en cualquier modalidad ¿deba pedir respeto a quien le daño en su persona y en su patrimonio?; por supuesto que lo que buscamos es que se haga justicia y se elimine la impunidad.

Al respecto considero oportuno señalar que la dignidad tiene que ver con el respeto, se puede hablar de dignidad hacia las personas, por la manera de comportarse, mediante la generosidad, decencia, caballerosidad, nobleza, decoro, lealtad, etc. Por todo ello, la dignidad se alimenta y se proyecta por nuestra forma de vivir, no permitiendo a los demás hacernos objeto de ultrajes o humillaciones.

Con la postura del Jefe del Estado Mexicano, ante la realidad que vivimos, gran parte de la sociedad mexicana manifiesta un estado de frustración, donde los delincuentes imponen su superioridad; y sin políticas públicas que definan y clarifiquen acciones concretas y de investigación para revertirla, nos han dejado en una clara indefensión a los mexicanos, principalmente a quienes hemos sido víctimas de este flagelo que parece no tener fin.

Se enmascara la delincuencia por la falta de empleos y de oportunidades, los datos del INEGI, muestran que la inversión decreció en 2.8% al mes de noviembre del 2019 y de acuerdo a estimaciones, la inversión extranjera directa, tuvo una disminución cercana al 12 por ciento; cifra más baja desde el año 2009.

Este comportamiento refleja que los inversionistas no encuentran condiciones favorables en el país, porque no consideran que las acciones emprendidas por la actual administración, generen un ambiente donde, la aplicación de la ley y sus reglas determinen la seguridad para colocar sus capitales.

Claro es que la realidad que se vive en las diferentes regiones es distinta, por lo cual es importante que nos sensibilicemos sobre esta problemática, no solo para conocerlas; sino para saber cuáles son sus causas, aprender a prevenirlas y buscar soluciones, para saber la trascendencia real de cada problema.

De cara a esta realidad, el Estadista, debe vivir en el presente, pensar y anticipar a mediano y largo plazos; ser un agente de cambio en constante movimiento, que crezca y haga crecer, que innove y que rompa paradigmas, porque los factores económicos, la tecnología, el medio ambiente y la competencia son siempre cambiantes, y exige una renovación y adaptación constante.

Pues si bien es cierto que la actividad económica se ha venido contrayendo, generando un rezago respecto a las necesidades de una población que está inmersa en un cambio demográfico y que mantiene niveles de pobreza y desigualdad, también impone la necesidad de revisar y explorar alternativas, para hacerles frente.

Consecuentemente, la agenda nacional, debe priorizar temas como inseguridad, desempleo, educación, pobreza, corrupción, ingobernabilidad, etc. el costo social y su trascendencia, sin duda impactará en el futuro inmediato; en síntesis, no solo se debe entender sino atenderse con una clara visión de Estado.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com