/ domingo 25 de abril de 2021

De la subcontratación a la precarización

El conocido como outsourcing, que se incluyó en la Ley Federal del Trabajo en el 2012 que permitió a las empresas tercerizar los servicios que necesitaran con personal de empresas ajenas a propia compañía se reformó. Entran en vigor a partir del 24 de abril las nuevas disposiciones. ¿A quién beneficia la reforma aprobada que contiene cambios a 7 leyes: Ley Federal del Trabajo, del Seguro Social, del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los trabajadores, del Código Fiscal de la Federación, la Ley de Impuesto sobre la Renta y la Ley del Impuesto al Valor Agregado?

En el mundo laboral podemos ver la vida desde sus dos ángulos, o tres si consideramos al “consumidor” final en la cadena del mercado. Pero por lo pronto nos podemos ubicar como trabajadores-empleados o como empresas-contratantes. Para el caso de México con datos del último censo de INEGI en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo ENOE 2021), la información laboral reporte que: de la población total (127,523,986 habitantes), los considerados en edad de trabajar, con 15 años y más, son 97,196537 personas. De ellas, la Población Económicamente Activa es de 55,880,916; los desocupados son 2,549,487 y los ocupados 53, 331,429 ciudadanos.

La siguiente categoría es de Asalariados (36,585,968), trabajadores por cuenta propia (12, 152,259), Empleadores (2,427,313) y unos Sin pago y otros (2,165,889). Pero aquí es donde saltan las preguntas ¿cuántos trabajadores son outsorcing en México? La Confederación Mundial del Empleo (WEC) reportó que hasta marzo 4.7 millones además de que el país ocupa el 4º lugar en una lista de países (Estados Unidos, China y Japón) con mayor número de personas subcontratadas.

En el primer caso, una persona cualquiera busca un empleo para obtener una remuneración como sustento, pero en lugar de salir por su cuenta a buscarlo, se acerca a empresas de reclutamiento de personal para que lo coloquen. Aquí entonces el panorama se oscurece porque no sabe qué prestaciones laborales le dan y a las que tiene derecho, es decir ¿cuáles son las letras chiquitas el contrato que se le ofrece? Además, algunas de esas empresas se instalaron en el país de forma ilegal, con prácticas de simulación y evasión, pero no es tan fácil identificarlas.

Así entonces se convirtieron en empresas “nomineras”, que sólo aparecían como patrones sin actividad productiva, a costa del trabajo de personas que mayormente de cuello azul, como las clasificó Upton Sinclair en 1930: los que realizan trabajos físicos y de manufactura, regularmente sin estudios o con pocos estudios, mismo que los hace vulnerables y más proclives a mantenerse inmersos en la pobreza.

Como empresas, el outsorcing siempre tuvo beneficios ante el desafío de contratar y gestionar el talento de los trabajadores en un tiempo tan dinámico y disruptivo por razones de tecnología. La terciarización inicia en el mundo en 1945 por razones económicas frente a los avances del desarrollo tecnológico, como estrategias de negocios; surge el concepto de terciarización laboral sobre todo en áreas de tecnologías de la información en los setenta y ochenta. Las empresas recurrieron a estos esquemas, no es nada nuevo.

El problema está en la regulación para evitar abusos en lo que se conoce como costo social: lo que la sociedad tiene que pagar por su trabajo y que no paga la empresa ni el Estado. El que pierde en todos los escenarios es el trabajador, porque recibe cada vez menos protección social, encarnando la precarización laboral. Así que esta reforma es muy benéfica para los trabajadores, pero ahora los empleadores legales van a sufrir los efectos económicos, sin duda; aunque la regulación sacará a las empresas fantasma de la jugada, ojalá. El equilibrio es complicado.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

El conocido como outsourcing, que se incluyó en la Ley Federal del Trabajo en el 2012 que permitió a las empresas tercerizar los servicios que necesitaran con personal de empresas ajenas a propia compañía se reformó. Entran en vigor a partir del 24 de abril las nuevas disposiciones. ¿A quién beneficia la reforma aprobada que contiene cambios a 7 leyes: Ley Federal del Trabajo, del Seguro Social, del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los trabajadores, del Código Fiscal de la Federación, la Ley de Impuesto sobre la Renta y la Ley del Impuesto al Valor Agregado?

En el mundo laboral podemos ver la vida desde sus dos ángulos, o tres si consideramos al “consumidor” final en la cadena del mercado. Pero por lo pronto nos podemos ubicar como trabajadores-empleados o como empresas-contratantes. Para el caso de México con datos del último censo de INEGI en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo ENOE 2021), la información laboral reporte que: de la población total (127,523,986 habitantes), los considerados en edad de trabajar, con 15 años y más, son 97,196537 personas. De ellas, la Población Económicamente Activa es de 55,880,916; los desocupados son 2,549,487 y los ocupados 53, 331,429 ciudadanos.

La siguiente categoría es de Asalariados (36,585,968), trabajadores por cuenta propia (12, 152,259), Empleadores (2,427,313) y unos Sin pago y otros (2,165,889). Pero aquí es donde saltan las preguntas ¿cuántos trabajadores son outsorcing en México? La Confederación Mundial del Empleo (WEC) reportó que hasta marzo 4.7 millones además de que el país ocupa el 4º lugar en una lista de países (Estados Unidos, China y Japón) con mayor número de personas subcontratadas.

En el primer caso, una persona cualquiera busca un empleo para obtener una remuneración como sustento, pero en lugar de salir por su cuenta a buscarlo, se acerca a empresas de reclutamiento de personal para que lo coloquen. Aquí entonces el panorama se oscurece porque no sabe qué prestaciones laborales le dan y a las que tiene derecho, es decir ¿cuáles son las letras chiquitas el contrato que se le ofrece? Además, algunas de esas empresas se instalaron en el país de forma ilegal, con prácticas de simulación y evasión, pero no es tan fácil identificarlas.

Así entonces se convirtieron en empresas “nomineras”, que sólo aparecían como patrones sin actividad productiva, a costa del trabajo de personas que mayormente de cuello azul, como las clasificó Upton Sinclair en 1930: los que realizan trabajos físicos y de manufactura, regularmente sin estudios o con pocos estudios, mismo que los hace vulnerables y más proclives a mantenerse inmersos en la pobreza.

Como empresas, el outsorcing siempre tuvo beneficios ante el desafío de contratar y gestionar el talento de los trabajadores en un tiempo tan dinámico y disruptivo por razones de tecnología. La terciarización inicia en el mundo en 1945 por razones económicas frente a los avances del desarrollo tecnológico, como estrategias de negocios; surge el concepto de terciarización laboral sobre todo en áreas de tecnologías de la información en los setenta y ochenta. Las empresas recurrieron a estos esquemas, no es nada nuevo.

El problema está en la regulación para evitar abusos en lo que se conoce como costo social: lo que la sociedad tiene que pagar por su trabajo y que no paga la empresa ni el Estado. El que pierde en todos los escenarios es el trabajador, porque recibe cada vez menos protección social, encarnando la precarización laboral. Así que esta reforma es muy benéfica para los trabajadores, pero ahora los empleadores legales van a sufrir los efectos económicos, sin duda; aunque la regulación sacará a las empresas fantasma de la jugada, ojalá. El equilibrio es complicado.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com