/ sábado 6 de noviembre de 2021

De Poder a Poder | El PRI sin candidatos vencedores o por lo menos competitivos para 2024

La sucesión presidencial para 2024 está muy adelantada, y los medios de comunicación nacionales siguen paso a paso las acciones, declaraciones, apoyos etc., para Claudia Sheibaum, Marcelo Ebrard y en menor porcentaje a Ricardo Monreal, así como a las otras “corcholatas” de MORENA dadas a conocer por Andrés Manuel López Obrador. Y como el ejemplo cunde, en Puebla ya hay tres fuertes candidatos o corcholatas en el candelero político. Ellos son por MORENA el líder de la Cámara de diputados Ignacio Mier Velazco y el senador Alejandro Armenta Mier y por el PAN el actual alcalde, el yunquista Eduardo Rivera Pérez. Y mientras éstos personajes han empezado una velada pre campaña, el Partido Revolucionario Institucional permanece como “la puerta de Alcalá”, -viendo pasar el tiempo- y sin tener un solo precandidato que suene y que pueda ser considerado como un posible opositor a los ya mencionados, pues los líderes de las tribus actuales que han estado peleando retazos y ganando alguna posiciones, saben que su tiempo ya pasó, pues varios de ellos han perdido todas las últimas batallas en las que han participado.

Así las cosas, mientras los aspirantes de MORENA y el PAN se siguen empoderando aquí, adueñándose del escenario político, trayendo en algunos casos a personajes para “promover sus libros”, presentando programas o inventando pretextos para demostrar que tienen influyentes apoyos a nivel nacional, como sucedió en el caso de las recientes visitas de Ebrard y de Monreal, o de Marko Cortés, Margarita Zavala y “gurús azules” en el PRI existe una pasividad chocante, pues Alejandro Moreno “alito” ni lo ve ni lo oye.

Vamos, no existe un solo vocero tricolor que se manifieste en contra de los graves problemas estatales como la inseguridad, el huachicoleo, pese a que éste sigue cobrando víctimas y causa verdaderas desgracias que tienen eco inclusive a nivel nacional. Tampoco que dé a conocer una estrategia que haga pensar, que ahora sí va en serio la recuperación de esos simpatizantes que tantos triunfos les dieron y a los que siguen perdiendo por miles en cada elección. Tampoco hay un proyecto de posicionamiento a través de los medios de comunicación, que se encuentran prácticamente olvidados tanto por los dirigentes como por los propios encargados de los departamentos respectivos.

Y así podríamos seguir enumerando una serie de errores y carencias, que se ahondan por la inactividad de este partido que no tiene un aspirante o candidato visible al gobierno para el 2024, por raro que parezca, pues es la tercera fuerza política en el estado. Quizá algunos de los priistas de “élite”, que han hecho acuerdos con otros partidos como el PAN o el PRD y hasta en lo obscurito con MORENA, podrían señalar que si hay algunos posibles candidatos, pero la realidad es que hasta el momento no salta a la palestra o se vislumbra por la ciudadanía, un solo personaje con liderazgo, trayectoria o proyecto para pensar que podría participar con posibilidades de triunfo en las elecciones futuras.

Si bien se habla muy débilmente de algunos personajes que “podrían” participar, lo cierto es que los tricolores que no forman parte de las cúpulas, ven con decepción que ninguno es el líder que se necesita en estos momentos, para poder decir que “si hay tela de donde cortar”. Asimismo escuchan con espanto que quienes mandan en el PRI, como su presidente estatal Néstor Gordillo, “ven factible nuevamente una alianza electoral para 2024”. Y si se toma en cuenta que hasta el momento no tienen buenos candidatos, lo más seguro es que ya se contemple la posibilidad de “entregar la plaza” y solo participar como comparsa (léase nuevamente una alianza), que le permita tener algunas posiciones, o sea migajas que le eviten seguir disminuyendo su participación y presencia como fuerza política.

¿HASTA CUANDO REACCIONARÁN LOS ACAPARADORES DEL PARTIDO?

Según opiniones de los que saben y también de viejos tricolores, es difícil que para 2024 se logre una buena recomposición del PRI, pero sobre todo un reposicionamiento entre la ciudadanía, porque las bases tricolores ahora están desorientadas, poque ya no entienden que persigue el PRI, y que ya no sabe hacia dónde va, pues no solo carga con su historia de corrupción, sino también por la falta de liderazgos, pues no se ha tenido ni la intención ni el cuidado de impulsar a nuevas figuras, que pudiesen significar atractivas opciones en futuros tiempos políticos. Ya no se preocupa por tener contacto con el pueblo y con las masas, por escuchar también su opinión. Los cinco principales grupos que están apoderados del tricolor en la actualidad ha dejado atrás esa voluntad inquebrantable de convertirse en verdaderos políticos, como los que se están necesitando.

Sin embargo, el PRI está aún a tiempo de cambiar el rumbo para evitar una debacle mayor con la disminución aún más grave de su voto duro. Esto solo será posible abordando y discutiendo los problemas difíciles de una sociedad olvidada. Es la hora de dar oportunidad de participación a todos los grupos, especialmente a los más jóvenes y preparados; de impulsar nuevos liderazgos; de retomar su bandera como el partido que escucha a la ciudadanía y es parte de la solución de sus problemas. También de reconocer que al interior hay muchas inquietudes, pugna de ideas y choques de intereses, y darles opciones de solución. Asimismo es la hora de combatir a los siervos del oportunismo, como dijera Reyes Heroles el gran ideólogo del PRI, a los que están siempre renuentes a cumplir sus compromisos y a desempeñar sus obligaciones, ávidos sólo de gajes y prebendas.

El problema también es que actualmente la presidencia tanto a nivel nacional como estatal no sabe lo que realmente quieren ahora las bases, y tampoco reconocen el grado de olvido al que han sido sometidas por ellos, pues el PRI ya no es un partido abierto a conocer las inquietudes de éstas, a rectificar las malas decisiones que ha tomado, ni a volver a lograr esa alianza popular que lo hizo fuerte. En fin el partido tiene actualmente un sombrío panorama, del que muy difícilmente podría salir un líder que pueda darle los triunfos que tanto necesita. Sus dirigentes tienen mucho que hacer por delante, ¿podrán?..¿están capacitados o solo seguirán jalando agua para su molino en beneficio personal o del grupo que ostenta el poder? y que desafortunadamente no es el mejor.

Gelos.gar.@hotmail.com


La sucesión presidencial para 2024 está muy adelantada, y los medios de comunicación nacionales siguen paso a paso las acciones, declaraciones, apoyos etc., para Claudia Sheibaum, Marcelo Ebrard y en menor porcentaje a Ricardo Monreal, así como a las otras “corcholatas” de MORENA dadas a conocer por Andrés Manuel López Obrador. Y como el ejemplo cunde, en Puebla ya hay tres fuertes candidatos o corcholatas en el candelero político. Ellos son por MORENA el líder de la Cámara de diputados Ignacio Mier Velazco y el senador Alejandro Armenta Mier y por el PAN el actual alcalde, el yunquista Eduardo Rivera Pérez. Y mientras éstos personajes han empezado una velada pre campaña, el Partido Revolucionario Institucional permanece como “la puerta de Alcalá”, -viendo pasar el tiempo- y sin tener un solo precandidato que suene y que pueda ser considerado como un posible opositor a los ya mencionados, pues los líderes de las tribus actuales que han estado peleando retazos y ganando alguna posiciones, saben que su tiempo ya pasó, pues varios de ellos han perdido todas las últimas batallas en las que han participado.

Así las cosas, mientras los aspirantes de MORENA y el PAN se siguen empoderando aquí, adueñándose del escenario político, trayendo en algunos casos a personajes para “promover sus libros”, presentando programas o inventando pretextos para demostrar que tienen influyentes apoyos a nivel nacional, como sucedió en el caso de las recientes visitas de Ebrard y de Monreal, o de Marko Cortés, Margarita Zavala y “gurús azules” en el PRI existe una pasividad chocante, pues Alejandro Moreno “alito” ni lo ve ni lo oye.

Vamos, no existe un solo vocero tricolor que se manifieste en contra de los graves problemas estatales como la inseguridad, el huachicoleo, pese a que éste sigue cobrando víctimas y causa verdaderas desgracias que tienen eco inclusive a nivel nacional. Tampoco que dé a conocer una estrategia que haga pensar, que ahora sí va en serio la recuperación de esos simpatizantes que tantos triunfos les dieron y a los que siguen perdiendo por miles en cada elección. Tampoco hay un proyecto de posicionamiento a través de los medios de comunicación, que se encuentran prácticamente olvidados tanto por los dirigentes como por los propios encargados de los departamentos respectivos.

Y así podríamos seguir enumerando una serie de errores y carencias, que se ahondan por la inactividad de este partido que no tiene un aspirante o candidato visible al gobierno para el 2024, por raro que parezca, pues es la tercera fuerza política en el estado. Quizá algunos de los priistas de “élite”, que han hecho acuerdos con otros partidos como el PAN o el PRD y hasta en lo obscurito con MORENA, podrían señalar que si hay algunos posibles candidatos, pero la realidad es que hasta el momento no salta a la palestra o se vislumbra por la ciudadanía, un solo personaje con liderazgo, trayectoria o proyecto para pensar que podría participar con posibilidades de triunfo en las elecciones futuras.

Si bien se habla muy débilmente de algunos personajes que “podrían” participar, lo cierto es que los tricolores que no forman parte de las cúpulas, ven con decepción que ninguno es el líder que se necesita en estos momentos, para poder decir que “si hay tela de donde cortar”. Asimismo escuchan con espanto que quienes mandan en el PRI, como su presidente estatal Néstor Gordillo, “ven factible nuevamente una alianza electoral para 2024”. Y si se toma en cuenta que hasta el momento no tienen buenos candidatos, lo más seguro es que ya se contemple la posibilidad de “entregar la plaza” y solo participar como comparsa (léase nuevamente una alianza), que le permita tener algunas posiciones, o sea migajas que le eviten seguir disminuyendo su participación y presencia como fuerza política.

¿HASTA CUANDO REACCIONARÁN LOS ACAPARADORES DEL PARTIDO?

Según opiniones de los que saben y también de viejos tricolores, es difícil que para 2024 se logre una buena recomposición del PRI, pero sobre todo un reposicionamiento entre la ciudadanía, porque las bases tricolores ahora están desorientadas, poque ya no entienden que persigue el PRI, y que ya no sabe hacia dónde va, pues no solo carga con su historia de corrupción, sino también por la falta de liderazgos, pues no se ha tenido ni la intención ni el cuidado de impulsar a nuevas figuras, que pudiesen significar atractivas opciones en futuros tiempos políticos. Ya no se preocupa por tener contacto con el pueblo y con las masas, por escuchar también su opinión. Los cinco principales grupos que están apoderados del tricolor en la actualidad ha dejado atrás esa voluntad inquebrantable de convertirse en verdaderos políticos, como los que se están necesitando.

Sin embargo, el PRI está aún a tiempo de cambiar el rumbo para evitar una debacle mayor con la disminución aún más grave de su voto duro. Esto solo será posible abordando y discutiendo los problemas difíciles de una sociedad olvidada. Es la hora de dar oportunidad de participación a todos los grupos, especialmente a los más jóvenes y preparados; de impulsar nuevos liderazgos; de retomar su bandera como el partido que escucha a la ciudadanía y es parte de la solución de sus problemas. También de reconocer que al interior hay muchas inquietudes, pugna de ideas y choques de intereses, y darles opciones de solución. Asimismo es la hora de combatir a los siervos del oportunismo, como dijera Reyes Heroles el gran ideólogo del PRI, a los que están siempre renuentes a cumplir sus compromisos y a desempeñar sus obligaciones, ávidos sólo de gajes y prebendas.

El problema también es que actualmente la presidencia tanto a nivel nacional como estatal no sabe lo que realmente quieren ahora las bases, y tampoco reconocen el grado de olvido al que han sido sometidas por ellos, pues el PRI ya no es un partido abierto a conocer las inquietudes de éstas, a rectificar las malas decisiones que ha tomado, ni a volver a lograr esa alianza popular que lo hizo fuerte. En fin el partido tiene actualmente un sombrío panorama, del que muy difícilmente podría salir un líder que pueda darle los triunfos que tanto necesita. Sus dirigentes tienen mucho que hacer por delante, ¿podrán?..¿están capacitados o solo seguirán jalando agua para su molino en beneficio personal o del grupo que ostenta el poder? y que desafortunadamente no es el mejor.

Gelos.gar.@hotmail.com