/ lunes 24 de mayo de 2021

Debate, arma de doble filo

Si bien es cierto que todos los partidos políticos se han pronunciado abiertamente en favor de la realización de un debate entre los candidatos a la presidencia municipal, la realidad es que solamente la candidata de Morena y Partido del Trabajo, Claudia Rivera Vivanco, fue la única que formalizó la petición ante el Instituto Electoral del Estado y lo hizo desde el 6 de mayo pasado.

Los partidos que se adhirieron a esta posibilidad fueron Nueva Alianza y el Partido Encuentro Solidario (PES) y con eso se cumple con el requisito del interés para analizar su pertinencia.

Contrario a las expresiones públicas de Eduardo Rivera Pérez en favor de la realización de ese debate, en las mesas de trabajo, los partidos que respaldan su candidatura común, PAN, PRI, PRD, CPP y PSI, se han opuesto por aquello de la fiscalización y los topes de gastos de campaña que no quieren absorber, en su parte proporcional.

El único partido que ha expresado, en esas reuniones de deliberación, su negativa tajante a participar en el debate es Redes Sociales Progresistas (RSP) y es de entenderse puesto que, por alguna razón, no quieren exponer a su candidata América Soto López a cualquier tipo de encuentros, incluso son nulas las invitaciones a medios de comunicación a cubrir alguno de sus eventos. Como quien dice andan nadando de a muertitos ansiando que la campaña concluya.

Hasta este momento, en el IEE se encuentran a la espera de que desde el Instituto Nacional Electoral (INE) les faciliten los criterios para considerar o no como gastos de campaña las aportaciones para la realización del debate, pero las expectativas se inclinan a que sí se realizará este primer y único encuentro.

Todo esto es parte de los entretelones que hay en torno a la preparación de esta exposición de ideas, pero en cuanto a la interpretación política es claro que la abanderada morenista busca este foro como un intento, de última hora para acercarse a su oponente Rivera Pérez.

Quien pide el debate es porque está abajo, dicen los expertos en mercadotecnia política y Claudia Rivera lo está pidiendo a la par de otras estrategias como asumir que existe violencia política de género en esta campaña o que estructuras del gobierno del estado están al servicio de su oponente del PAN.

Pero regresando al tema del debate, ¿Qué garantiza que el manejo de los mensajes, los señalamientos o las propuestas sean tan determinantes para cambiar las percepciones que se tienen hasta ahora de los candidatos y sus partidos?

¿Qué garantía tiene la morenista de que el posdebate sea ganado si hasta ahora sus colaboradores no la han ayudado a sortear las dificultades para realizar una adecuada campaña de tierra, cobertura mediática y mejora de sus niveles de aceptación?

¿Qué tal que algún candidato con filias barbosistas le saca algún tema con el fin de descarrilarla?

Pensando en sentido opuesto ¿tendrán bajo la manga un golpe demoledor hacia su oponente Eduardo Rivera que lo meta en complicaciones hacia el final de la campaña y que sea de tales proporciones que lo deje noqueado?

Si hasta ahora lo que hemos visto es una foto de Eduardo Rivera abrazando al finado Moreno Valle o alusiones a su familia política con la del gobernador Barbosa como intentos de golpeteo, se antoja difícil.

Hasta la próxima.

Si bien es cierto que todos los partidos políticos se han pronunciado abiertamente en favor de la realización de un debate entre los candidatos a la presidencia municipal, la realidad es que solamente la candidata de Morena y Partido del Trabajo, Claudia Rivera Vivanco, fue la única que formalizó la petición ante el Instituto Electoral del Estado y lo hizo desde el 6 de mayo pasado.

Los partidos que se adhirieron a esta posibilidad fueron Nueva Alianza y el Partido Encuentro Solidario (PES) y con eso se cumple con el requisito del interés para analizar su pertinencia.

Contrario a las expresiones públicas de Eduardo Rivera Pérez en favor de la realización de ese debate, en las mesas de trabajo, los partidos que respaldan su candidatura común, PAN, PRI, PRD, CPP y PSI, se han opuesto por aquello de la fiscalización y los topes de gastos de campaña que no quieren absorber, en su parte proporcional.

El único partido que ha expresado, en esas reuniones de deliberación, su negativa tajante a participar en el debate es Redes Sociales Progresistas (RSP) y es de entenderse puesto que, por alguna razón, no quieren exponer a su candidata América Soto López a cualquier tipo de encuentros, incluso son nulas las invitaciones a medios de comunicación a cubrir alguno de sus eventos. Como quien dice andan nadando de a muertitos ansiando que la campaña concluya.

Hasta este momento, en el IEE se encuentran a la espera de que desde el Instituto Nacional Electoral (INE) les faciliten los criterios para considerar o no como gastos de campaña las aportaciones para la realización del debate, pero las expectativas se inclinan a que sí se realizará este primer y único encuentro.

Todo esto es parte de los entretelones que hay en torno a la preparación de esta exposición de ideas, pero en cuanto a la interpretación política es claro que la abanderada morenista busca este foro como un intento, de última hora para acercarse a su oponente Rivera Pérez.

Quien pide el debate es porque está abajo, dicen los expertos en mercadotecnia política y Claudia Rivera lo está pidiendo a la par de otras estrategias como asumir que existe violencia política de género en esta campaña o que estructuras del gobierno del estado están al servicio de su oponente del PAN.

Pero regresando al tema del debate, ¿Qué garantiza que el manejo de los mensajes, los señalamientos o las propuestas sean tan determinantes para cambiar las percepciones que se tienen hasta ahora de los candidatos y sus partidos?

¿Qué garantía tiene la morenista de que el posdebate sea ganado si hasta ahora sus colaboradores no la han ayudado a sortear las dificultades para realizar una adecuada campaña de tierra, cobertura mediática y mejora de sus niveles de aceptación?

¿Qué tal que algún candidato con filias barbosistas le saca algún tema con el fin de descarrilarla?

Pensando en sentido opuesto ¿tendrán bajo la manga un golpe demoledor hacia su oponente Eduardo Rivera que lo meta en complicaciones hacia el final de la campaña y que sea de tales proporciones que lo deje noqueado?

Si hasta ahora lo que hemos visto es una foto de Eduardo Rivera abrazando al finado Moreno Valle o alusiones a su familia política con la del gobernador Barbosa como intentos de golpeteo, se antoja difícil.

Hasta la próxima.