/ viernes 28 de mayo de 2021

Decepciona Mario Delgado en war room de Claudia 

Muy decepcionados debieron quedar los integrantes del cuarto de guerra de Claudia Rivera Vivanco y la candidata misma después de que la visita del presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, transcurriese sin pena ni gloria, como si no hubiese sucedido.

No vaya usted a pensar que los seguidores de la presidenta municipal con licencia, que se encuentra en busca de la reelección, sufrieron por el arribo del grupo de veinte o treinta personas enviadas por Gabriel Biestro Medinilla al salón Country de San Manuel para tratar de reventar el acto político, sino por la postura de Delgado Carrillo, precisamente, frente a esos hechos.

Los colaboradores de Rivera Vivanco tenían depositadas sus esperanzas en que este evento proselitista, denominado pre-cierre de campaña, sirviera para hacer un llamado a los enemigos que tiene su jefa en el propio partido para que cesaran en sus ataques y descalificaciones en contra de ella, con el objetivo de que pudiera llegar en mejores condiciones electorales al día de la votación, cada vez más próximo.

Si bien no esperaban un pronunciamiento que asemejara un linchamiento público en contra de Biestro y del gobernador Miguel Barbosa, a quien Claudia Rivera señala como el principal promotor de la campaña interna en su contra, deseaban al menos la emisión de un mensaje mandado entrelíneas con dedicatoria para ellos dos.

Nada de eso ocurrió.

Ni las expresiones a grito pelado de los reventadores de Biestro provocaron la reacción del político nacido en Colima durante el pronunciamiento de su discurso.

No la reacción que necesitaban.

Mario Delgado intentó ignorarlos primero.

Luego, ante la insistencia de las exclamaciones y en un viraje sorpresivo, los descalificó, ubicándolos dentro de esa mafia del poder que, según él y su jefe López Obrador, reclama el regreso de sus privilegios, pero nunca los reconoció como militantes del partido.

Si no los admitió como morenistas, tampoco los llamó a la unidad ni hizo alusión a quien los envió en realidad, con todo y que algunos de estos “inconformes” llevaban escrito en las cartulinas que cargaban la clarificadora frase “Queremos a Gabriel Biestro”.

Terminado el discurso, el presidente nacional de Morena tuvo una segunda oportunidad para enviar un mensaje de esta naturaleza ante las cámaras y los micrófonos de los reporteros, pero no se atrevió, porque no quiso, porque no pudo o, quizá, que también es posible, porque no cree en la teoría de la conspiración esgrimida por la candidata a la reelección.

Frente a los representantes de la prensa, Delgado Carrillo se vio peor que en el templete preparado para el discurso.

Se mostró desinformado o temeroso, o las dos cosas juntas.

En cumplimiento de su trabajo, fieles a su naturaleza, los reporteros quisieron saber la opinión del líder de Morena en torno a las divisiones existentes en el partido, que se acababan de evidenciar en ese salón social, con seguidores de Biestro atizando a la candidata ya postulada.

En el extremo de la inverosimilitud, Delgado Carrillo culpó a la “derecha” de esa manifestación y de ser la autora de una estrategia política que pretende mostrar fracturado a Morena, cuando, según sus palabras capturadas en audio y video, no lo está.

Si eso asume el presidente nacional del partido guinda, que en teoría está colmado de militantes que no mienten, no roban y no traicionan, anda completamente desinformado de lo que pasa en Puebla.

Si no lo está, y yo creo que no lo está, queda claro que le rehuyó a la confrontación con el gobernador.

Como sea, los simpatizantes de Rivera Vivanco se quedaron con caras largas y sumamente frustrados.


Twitter: @jorgerdzc


Muy decepcionados debieron quedar los integrantes del cuarto de guerra de Claudia Rivera Vivanco y la candidata misma después de que la visita del presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, transcurriese sin pena ni gloria, como si no hubiese sucedido.

No vaya usted a pensar que los seguidores de la presidenta municipal con licencia, que se encuentra en busca de la reelección, sufrieron por el arribo del grupo de veinte o treinta personas enviadas por Gabriel Biestro Medinilla al salón Country de San Manuel para tratar de reventar el acto político, sino por la postura de Delgado Carrillo, precisamente, frente a esos hechos.

Los colaboradores de Rivera Vivanco tenían depositadas sus esperanzas en que este evento proselitista, denominado pre-cierre de campaña, sirviera para hacer un llamado a los enemigos que tiene su jefa en el propio partido para que cesaran en sus ataques y descalificaciones en contra de ella, con el objetivo de que pudiera llegar en mejores condiciones electorales al día de la votación, cada vez más próximo.

Si bien no esperaban un pronunciamiento que asemejara un linchamiento público en contra de Biestro y del gobernador Miguel Barbosa, a quien Claudia Rivera señala como el principal promotor de la campaña interna en su contra, deseaban al menos la emisión de un mensaje mandado entrelíneas con dedicatoria para ellos dos.

Nada de eso ocurrió.

Ni las expresiones a grito pelado de los reventadores de Biestro provocaron la reacción del político nacido en Colima durante el pronunciamiento de su discurso.

No la reacción que necesitaban.

Mario Delgado intentó ignorarlos primero.

Luego, ante la insistencia de las exclamaciones y en un viraje sorpresivo, los descalificó, ubicándolos dentro de esa mafia del poder que, según él y su jefe López Obrador, reclama el regreso de sus privilegios, pero nunca los reconoció como militantes del partido.

Si no los admitió como morenistas, tampoco los llamó a la unidad ni hizo alusión a quien los envió en realidad, con todo y que algunos de estos “inconformes” llevaban escrito en las cartulinas que cargaban la clarificadora frase “Queremos a Gabriel Biestro”.

Terminado el discurso, el presidente nacional de Morena tuvo una segunda oportunidad para enviar un mensaje de esta naturaleza ante las cámaras y los micrófonos de los reporteros, pero no se atrevió, porque no quiso, porque no pudo o, quizá, que también es posible, porque no cree en la teoría de la conspiración esgrimida por la candidata a la reelección.

Frente a los representantes de la prensa, Delgado Carrillo se vio peor que en el templete preparado para el discurso.

Se mostró desinformado o temeroso, o las dos cosas juntas.

En cumplimiento de su trabajo, fieles a su naturaleza, los reporteros quisieron saber la opinión del líder de Morena en torno a las divisiones existentes en el partido, que se acababan de evidenciar en ese salón social, con seguidores de Biestro atizando a la candidata ya postulada.

En el extremo de la inverosimilitud, Delgado Carrillo culpó a la “derecha” de esa manifestación y de ser la autora de una estrategia política que pretende mostrar fracturado a Morena, cuando, según sus palabras capturadas en audio y video, no lo está.

Si eso asume el presidente nacional del partido guinda, que en teoría está colmado de militantes que no mienten, no roban y no traicionan, anda completamente desinformado de lo que pasa en Puebla.

Si no lo está, y yo creo que no lo está, queda claro que le rehuyó a la confrontación con el gobernador.

Como sea, los simpatizantes de Rivera Vivanco se quedaron con caras largas y sumamente frustrados.


Twitter: @jorgerdzc