/ viernes 12 de junio de 2020

Definir con claridad y sensatez el rumbo del país

No se puede promover la fraternidad del hombre incitando el odio de clase. Ni se puede ayudar a los pobres destruyendo a los ricos.

Abraham Lincoln

Tal como lo asentaba en mi pasada contribución, que la fortaleza de la gobernabilidad se sustenta mediante acciones que atiendan toda demanda ciudadana; pues la pérdida de legitimidad ante cualquier eventualidad, provoca desconfianza, desalienta a la sociedad y debilita a las instituciones.

El Presidente López Obrador no acepta la información, que el INEGI dio a conocer sobre la actividad laboral del pasado mes de abril, 12.5 millones de trabajadores perdieron su ingreso. Y tal vez ante la falta de acciones efectivas para hacer frente a esta lamentable realidad, durante el presente año, 10 millones de personas que no eran pobres lo serán (crecerá la pobreza).

Una gran mayoría de mexicanos confió en que Andrés Manuel López obrador era un humanista y, ante la actual situación, saldría en defensa del empleo y del ingreso, que lamentablemente afectó a una gran cantidad de mexicanos.

La interrogante sin respuesta establece ¿cómo detener de cara a la realidad una crisis humanista, y detener el número de muertos por la pandemia, lo cual representa una lección muy amarga?; simplemente resulta no creíble que el Presidente López obrador no se dé cuenta o no dimensione el daño que causa a las familias la muerte de sus seres y el elevado número de desempleados.

Y aunque Usted estimado lector ante este escenario de dolor y desesperanza, no sé si esté de acuerdo en que el presidente continúe señalando que: "Estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus".

Además ante la caída de la actividad económica, el sector de mayor afectación recaerá en los microempresarios, quienes difícilmente subsistirán o en el mejor de los casos tardarán años en poderse recuperar.

El clamor de un gran número de mexicanos, es contar con un gobernante líder que infunda tranquilidad y empatía, que defina con claridad el rumbo del país, sin polarizar y gobernar para todos, así como hacer frente al peor momento que pasamos por el elevado número de contagios y pérdidas humanas en todo el territorio nacional.

Queremos ver al líder que actúe con sensatez y responsabilidad y no seguir culpando a sus antecesores concientizándose de que el elevado número de muertos eran hombres y mujeres con familia e historia y, por supuesto que por el bien del país y de sus habitantes, deseamos que el Presidente de la República retome la senda de la reconciliación la unidad y el entendimiento que deben ser las virtudes que den fortaleza a un Jefe de Estado.

Pues lo cierto es que, la descalificación evita el debate de ideas, desdeña a quien no piensa o coincida con quien establece apoyos o propuestas y, ante esta emergencia, es necesario el entendimiento para definir estrategias claras.

En política existe una máxima que es la información, el gobernante debe ser el más y mejor informado; dicha información debe ser proporcionada de manera oportuna, por sus funcionarios de primer nivel y de sus áreas de inteligencia, para corregir el rumbo y, no esperar a que alguien venga a salvarnos.

Por supuesto que la situación actual afectará a todas las economías del mundo y, a la mexicana, que además viene de un año recesivo en 2019; las empresas, micro, pequeñas, medianas y grandes, formales e informales, verán truncadas sus esperanzas, proyectos y sueños tanto de trabajadores y empresarios, en un escenario bastante complicado.

Por lo cual es de alta prioridad establecer políticas públicas que permitan la reactivación económica, retomen la coordinación con los gobiernos de los estados y, eliminen la incertidumbre en la que se encuentra una gran parte de la clase media; y poder contener la pérdida de ingresos y el desempleo masivo.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

No se puede promover la fraternidad del hombre incitando el odio de clase. Ni se puede ayudar a los pobres destruyendo a los ricos.

Abraham Lincoln

Tal como lo asentaba en mi pasada contribución, que la fortaleza de la gobernabilidad se sustenta mediante acciones que atiendan toda demanda ciudadana; pues la pérdida de legitimidad ante cualquier eventualidad, provoca desconfianza, desalienta a la sociedad y debilita a las instituciones.

El Presidente López Obrador no acepta la información, que el INEGI dio a conocer sobre la actividad laboral del pasado mes de abril, 12.5 millones de trabajadores perdieron su ingreso. Y tal vez ante la falta de acciones efectivas para hacer frente a esta lamentable realidad, durante el presente año, 10 millones de personas que no eran pobres lo serán (crecerá la pobreza).

Una gran mayoría de mexicanos confió en que Andrés Manuel López obrador era un humanista y, ante la actual situación, saldría en defensa del empleo y del ingreso, que lamentablemente afectó a una gran cantidad de mexicanos.

La interrogante sin respuesta establece ¿cómo detener de cara a la realidad una crisis humanista, y detener el número de muertos por la pandemia, lo cual representa una lección muy amarga?; simplemente resulta no creíble que el Presidente López obrador no se dé cuenta o no dimensione el daño que causa a las familias la muerte de sus seres y el elevado número de desempleados.

Y aunque Usted estimado lector ante este escenario de dolor y desesperanza, no sé si esté de acuerdo en que el presidente continúe señalando que: "Estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus".

Además ante la caída de la actividad económica, el sector de mayor afectación recaerá en los microempresarios, quienes difícilmente subsistirán o en el mejor de los casos tardarán años en poderse recuperar.

El clamor de un gran número de mexicanos, es contar con un gobernante líder que infunda tranquilidad y empatía, que defina con claridad el rumbo del país, sin polarizar y gobernar para todos, así como hacer frente al peor momento que pasamos por el elevado número de contagios y pérdidas humanas en todo el territorio nacional.

Queremos ver al líder que actúe con sensatez y responsabilidad y no seguir culpando a sus antecesores concientizándose de que el elevado número de muertos eran hombres y mujeres con familia e historia y, por supuesto que por el bien del país y de sus habitantes, deseamos que el Presidente de la República retome la senda de la reconciliación la unidad y el entendimiento que deben ser las virtudes que den fortaleza a un Jefe de Estado.

Pues lo cierto es que, la descalificación evita el debate de ideas, desdeña a quien no piensa o coincida con quien establece apoyos o propuestas y, ante esta emergencia, es necesario el entendimiento para definir estrategias claras.

En política existe una máxima que es la información, el gobernante debe ser el más y mejor informado; dicha información debe ser proporcionada de manera oportuna, por sus funcionarios de primer nivel y de sus áreas de inteligencia, para corregir el rumbo y, no esperar a que alguien venga a salvarnos.

Por supuesto que la situación actual afectará a todas las economías del mundo y, a la mexicana, que además viene de un año recesivo en 2019; las empresas, micro, pequeñas, medianas y grandes, formales e informales, verán truncadas sus esperanzas, proyectos y sueños tanto de trabajadores y empresarios, en un escenario bastante complicado.

Por lo cual es de alta prioridad establecer políticas públicas que permitan la reactivación económica, retomen la coordinación con los gobiernos de los estados y, eliminen la incertidumbre en la que se encuentra una gran parte de la clase media; y poder contener la pérdida de ingresos y el desempleo masivo.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com